Julio David pintura de Álvaro Delgado (1922-2016)
Con los pies mojados caminaba por el sotobosque,
del lamento a la hojarasca, de la osadía al pedregal
y del suspiro al musgo húmedo de los sueños.
Las nubes se escondían detrás de los cerros
grisáceos
y el viento que despeinaba los rizos del pensamiento,
mecía también las hojas plateadas de los chopos.
Llegó la noche como un sortilegio de sombras
carbónicas],
tan oscura como una galaxia de hulla
y el mochuelo giró su cabeza más ciento ochenta grados].
y el mochuelo giró su cabeza más ciento ochenta grados].
Pensé que la belleza se zafaba rio
abajo.
F.C.
Tiene algo de especial que no sabría definir.
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Un abrazo
Amic Miquel, de momento es un ensayo.
ResponderEliminarAbrazos
Es una balada maravillosa, ni siquiera le falta melodía, la tiene en su cadencia.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias, Marga, tendré que buscar alguna flautista que le ponga la música. Esto de poner un poema en solfa debe ser una maravilla.
EliminarAbrazos
Los recuerdos nos hacen girar la cabeza como los búhos además de caminar por paisajes velados.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos.
Sí, Auroratris, los recuerdos nos hacen girar la cabeza y la realidad también nos obliga muchas veces a unos giros bruscos que sirven para descubrir nuevos paisajes o quizás para desviar la mirada de lo indeseable.
EliminarCelebro que te haya gustado y agradezco mucho tu comentario. Nos leemos.
Saludos.
Hola Francesc, tu poema ya lleva música incluida, no necesita más acompañamiento...poema sinfónico sin duda alguna..
ResponderEliminarGracias, pasa buen día, besos entregaos..
Amigo Don Vito, este poema forma parte de "Llum de caverna", un poemario en el que estoy trabajado.
EliminarAbrazos
Precioso, Francesc.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Muchas gracias, Andri, celebro que te haya gustado.
EliminarAbrazos
Muy sugerente, con esa humedad pegada a los pies, la soledad y el mochuelo, único testigo de la noche.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, esta humedad que se pega a los pies y penetra en el ánimo.
EliminarAbrazos
La belleza solo se oculta a los ojos de quien no quiere ver. Y el sotobosque traslada tanto la vida como su capacidad de ser destruida. Los incendios aparentemente extinguidos laten con frecuencia, y se transmiten, a través de ese sotobosque dual. Hermoso poema, inquietante.
ResponderEliminarAmigo mío, cabría preguntarnos también, qué ocurre con una hojarasca que es el resto de una vida que fue y se ha convertido en una alfombra nutriente de una vida que será. Hubo belleza en aquella vida y puede haberla en los nuevos brotes y las nuevas flores... es cíclico, es la belleza que pasa, la que se nos muestra más o menos fugaz. Caminamos por el sotobosque.
EliminarAbrazos
La belleza esta en el eco que dejan tus palabras, en tu poesía-
ResponderEliminarSalud!
Ojalá, amiga Kova, que mis versos solo fueran el atisbo de un eco. Eres muy generosa.
EliminarSalud
Prodigiosa caverna...
ResponderEliminarAmiga Kova, ya veremos que pasa con esta caverna, de momento es un conglomerado de poemas.
EliminarAbrazos