Bertart, Calvià. David Collado – Antoine Garló
Los
clásicos nos exhortaban a conocernos a nosotros mismos.
En
el pronaos del templo de Apolo en Delfos ya lo decía: γνωθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón. En latín, el aforismo se
presenta como nosce te ipsum.
Su
traducción: Conócete a ti mismo.
A propósito de la recomendación de los clásicos siempre he observado con
curiosidad las radiografías de diversas partes de mi cuerpo, los resultados de
los múltiples análisis de sangre y también alguna otra exploración que me han
practicado y que tenían por objeto conocer mi interior.
Pocas sorpresas, una vulgaridad absoluta.
¡Qué
terrible sería encontrarse con alguna sorpresa!
Además, por conocerse a sí mismo, uno corre el peligro de retirarse el saludo y la palabra.
Aunque nos encontráramos con alguna (mala) sorpresa seguiríamos sin conocernos de momento. Otra cosa sería que en el desarrollo de la sorpresa y de nuestras reacciones destacaran capacidades y fuerzas dentro de nosotros que no lo hubiéramos imaginado antes. El hombre, puesto en la tesitura de la dificultad, empieza a conocerse. Mas lo que implica conocimiento no es la foto de nuestras vísceras o de los huesos o de la sangre. Tal vez conocernos no tiene espacio ni tiempo, y eso garantiza que no nos encontremos con el otro yo y nos veamos abocados a saludarle.
ResponderEliminarAmigo Fackel, existe un peligro evidente, si llegamos a conocernos nos podemos llevar alguna sorpresa desagradable. Me conformo con algunas imágenes borrosas.
EliminarSaludos
Entonces nos veríamos obligados a girar todos los espejos.
ResponderEliminarSalut
Amic Miquel, el juego de los espejos es traidor, a veces te devuelve imágenes deformadas. Los espejos deforman y trastocan la realidad, ponen en un plano lo que es volumen. A veces reflejan un poema con maquillajes y la realidad no es más que una superficie con acné.
EliminarHay un delirio en el azogue y muchos caprichos en lo que reflejan:
El espejo perverso suele mostrar imágenes trastocadas por el odio o la mala baba. Nos devuelve verdades deformadas por las palabras lacerantes, es un espejo cruel que hay que contemplar con prevención.
Luego está el espejo del tiempo que nos muestra cómo los equinoccios lo van transformando todo, nos muestra cómo se deforma la piel y cómo se marchita la flor más galana.
Qué decir del espejo roto que nos refleja una realidad fragmentada, contemplarlo es como ver la realidad con ojo de mosca.
Y finalmente, no olvidemos los espejos curvados, éstos muestran el gran disparate del mundo.
Un abrazo
Mira que si en una exploración rutinaria de urología te encuentran el templo de Poseidón en el Cabo Sunion, sí, ese que tengo en la cabecera del blog. Sería algo único, mil veces más vistoso que los uréteres.
ResponderEliminarUn saludo,amigo Francesc.
Amigo Cayetano, no quiero ni pensar que pasaría si me encontraran en la vejiga un ejercito de caballería completo, si esto me ocurriera pediría que no dijeran nada a la prensa. Me iría a casa y me pondría a leer alguna poesía romántica.
EliminarSalud
Según Benjamin Franklin, “hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”.
ResponderEliminarSalud
Amigo Loam, hasta las geologías más duras acaban disgregándose, supongo que la disgregación de la condición humana empezó con Sócrates. Conocerse a sí mismo es hurgar entre oquedades vacías.
EliminarSalud
El concepto de conocerse a sí mismo me suena a 'deja de hacer como otros y entiéndete' es decir a ser coherente con uno mismo... que para gustos, los colores... En ese sentido no somos tan vulgares, cada cual tiene su historia, su momento, su música... eso sí, que no nos falte nunca la comunicación.
ResponderEliminarSaludos
Milena, te doy la bienvenida como seguidora de mi blog. Coincido contigo, en efecto, hay que ser coherente consigo mismo y sobre todo que fluya la comunicación.
EliminarSaludos
Lo bueno de no conocerse es que siempre hay sorpresas.
ResponderEliminarLa introspección, la mirada atenta a nuestro interior puede acabar por trastornarnos. Quizás la vía del conocimiento está en los otros. Observar la conducta humana -con menos intención entomológica que comprensiva y compasiva- nos devuelve nuestra propia imagen. Y es que todos nos parecemos más de lo que reconocemos.
Abrazos
Querida Amaltea, observar lo que nos rodea es un buen ejercicio, vivir para ver, así nos enteramos sin soberbias ni vanidades; al fin y al cabo somos todos bastante iguales incluso parecidos a la mosca del vinagre con quien compartimos similitudes cromosomáticas.
EliminarAbrazos
Mientras no nos volvamos pesadas como las moscas, que en esto creo será porque compartimos la genética, más con la mosca del vinagre.
ResponderEliminarIntentar conocernos nos lleva la vida y no lo conseguimos, mejor "Vive y deja vivir".
Salud y saludos.
Querida Isabel, son las moscas las que se ponen pesadas, malditas sean, sin embargo Salvador Dalí las tenía en mucha consideración.
EliminarSeguramente conocernos nos ayuda a vivir, yo creo que un buen rodaballo al horno también ayuda, ayuda mucho.
Un abrazo
Muy buena esa reflexión-Tanto como retirarme el saludo puede que no; pero si, que los años no pasan en balde y que se tiene que vivir el momento, el mañana es otro cantar.A medida que vas adquiriendo experiencia; te das cuenta ,que nada es, lo que parece y que siempre habrá alguien que te hará mejor por eso es bueno escuchar y escucharse.Soy de natural poco habladora, pero si muy observadora y eso irrita mucho a según que personas...
ResponderEliminarUn abrazo Francesc.
Querida Bertha, está clarísimo que nada es cómo puede parecer a simple vista, muchas veces los sentidos nos traicionan y te presentan una realidad trastocada, creo que un buen ejercicio puede ser afinar los sentidos, ganar en sensibilidad y poder conocer la realidad en todo su esplendor. Me basta con la realidad tangible.
EliminarAbrazos
Más de una vez me he preguntado qué pensaría si me encontrase con un sujeto idéntico a mí mismo...Afortunadamente no ha tenido lugar y no sabes cuánto me alegro.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc
Amigo Luis Antonio, supongo que sería algo horroroso. Un abrazo.
Eliminarjaja qué bueno! ... o no, a lo mejor si de verdad nos conociéramos nos gustaríamos más de lo que en realidad nos gustamos, nos apreciaríamos o como decís vosotros nos tendríamos en más estima ; )
ResponderEliminarUn abrazo grandote!
Querida María el gustarnos más o menos depende del grado de optimismo.
Eliminar¿Decimos "nos tendríamos en más estima"?, qué raro suena, no lo sabía. Abrazos
No, no jaja nada de optimismo, en todo caso del grado de aceptación y exigencia para con uno mismo, el optimismo solo nos hace ver mejor lo que nos rodea, a nosotros mismos si hacemos un esfuerzo de objetividad, no ; )
EliminarY sí, jaja .. a vosotros os suena raro porque en catalán t'estimo es te amo, en realidad no sé si tenéis el verbo estimar como en castellano en el sentido de apreciar y por eso, en castellano se dice "le tiene en mucha estima" o "le tiene en más estima desde que tal cosa"... queriendo decir que lo aprecia más, lo valora más.
María, te doy la razón en lo que dices en el primer párrafo, en efecto, nos gustamos dependiendo del grado de aceptación y exigencia.
EliminarCierto nosotros empleamos "estimar", decimos "t'estimo" (te amo), pero también utilizamos estimar, aunque con menos frecuencia, en el mismo sentido cómo se hace en castellano.
Abrazos
No olvides la ironía.
ResponderEliminar¿Y si nos proponen, de entrada, un imposible, para caer rendidos a los misterios del oráculo?
Amigo Abraham. La ironía es una forma excelsa del pensamiento, procuraremos no olvidarla jamás.
EliminarSi nos proponen un imposible contestaremos con ironía, diremos que no nos gustan las alturas por vértigo y por peligro a la caída. Saludos.