DE VITA BEATA
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
Las costas de este mar antiguo están pobladas de engaños. El
ardid y la astucia son seculares. Es frecuente, de hecho nos cuesta poco, inventarnos
historias de amor para conseguir una eficaz perpetuación de la especie y para
llenar el papo.
Nuestros antepasados fueron capaces de pergeñar un rapto
amoroso para invadir Troya. Helena y Paris fueron la excusa para hacerse con la
ciudad que cobraba peajes a todas las embarcaciones que se dirigían al Ponto
Euxino y tenían que pasar por el estrecho de los Dardanelos.
¿Fue la Odisea el heroico y bellísimo relato de un embuste?
Alguien ha dicho que el buen Homero jamás existió. Podemos
creer que en vez de un personaje fue una entelequia, algo así como lo que son
los estados, puras entelequias, pero feas. Cuestión de estética.
Acabo de decir
que el estado es una entelequia fea.
Si no se entromete ningún aprendiz de brujo de estos de Wall
Street o algún especulador adiestrado en alguna prestigiosa o perversa escuela
de negocios, gracias la maraña de embustes y trampas seculares iremos tirando
adelante, y probablemente lleguemos a hacer de todo esto un ejemplo de vida capaz
de equilibrarse.
Con tantas dudas como se quiera, y sin que sirva de
complacencia, podemos afirmar que con el material clásico atesorado, compuesto
de piedras jónicas amasadas con engaños, con pequeños vicios y con pequeñas
virtudes hemos hecho el mundo más completo que ha conocido el hombre. No es
complacencia, repito, es una reflexión estética, como antes.
Nietzsche se enfrenta a las verdades que descansan sobre pies
de barro. Este bufón valiente nos dice cual es la sustancia de los sentimientos
que animan aquellas verdades.
Coincido con el alemán cuando en la Gaya Ciencia nos dice que determinados
logros artísticos o intelectuales son debidos a condiciones físicas favorables
y que no tienen nada que ver con la ciencia infusa, con el espíritu excelso o
con la moral.
Nietzsche relaciona los vientos calientes y húmedos con la predisposición a la
música y al placer inventivo y se pregunta si no deben ser estos vientos los
que llenan las iglesias y dan a las mujeres ideas de amor.
Nietzsche explica los hechos sentimentales, ideológicos o intelectuales a
partir de las causas físicas primarias que aparecen en el momento más
inesperado. Da a la fisiología un papel determinante y no duda en relacionar la
oscuridad y pesadez de un texto con el funcionamiento del aparato digestivo del
autor, ni el cariz pesimista de una reflexión con la mala calidad del aire del
lugar en que fue concebida, ni la vileza de una acción con el mal
funcionamiento de una víscera.
Estoy casi convencido que el cuerpo es el único que nos puede instruir sobre el
estado de nuestra personalidad profunda y la separación entre cuerpo y alma es
algo que siempre me ha olido a engaño interesado.
Cuando dejo de dar crédito a la conciencia y atiendo al cuerpo, cuidándolo, es
cuado interpreto mejor la realidad.
El arte y la poesía funcionan muy bien, se disfrutan plenamente, bajo la sombra
de un pino junto al mar, degustando unas anchoas con pan con tomate, o unas
gambitas al ajillo.
Dejémonos de sentimientos enlagrimados de cebolla y claros de luna que aún
continúan iluminando las caritas monas de las jovencitas con acné. Aquellos
claros de luna que los dadaístas no consiguieron asesinar aún causan estragos.
Francesc Cornadó - Albert Tugues - Antonio Beneyto
Presentación de tres
libros dispares editados por March Editor
Cancionero de prisión de
Albert Tugues
Detrás de un espejo morado de
Antonio Beneyto
Los cuatro espejos cuadráticos de Quadeny de
Francesc Cornadó
El pasado jueves en la Casa del Llibre se presentaron tres libros que
aparentemente son dispares. Se trata de tres visiones de la realidad que
parecen lejanas entre sí, pero que si afinamos la mirada percibimos que tienen
un nexo de unión entre ellos.
El vínculo que los une es la posición en que cada autor se
sitúa ante la realidad. Son dos libros en prosa y uno de poesía, donde los
autores lanzan su mirada colocados en lugares poco seguros e inestables.
El libro de Albert Tugues es una visión de la realidad desde
un espacio cerrado. Cancionero de prisión.
En sus páginas se mezcla ficción y realidad o sea, se
mezclan cosas iguales; se relatan hechos ocurridos en un espacio proscrito por
la sociedad, espacios donde el observador se encuentra en condiciones de
abandono. Son lugares que los arquitectos llaman heterotopías, es decir,
espacios construidos para albergar aquellos individuos molestos o incordiantes:
prisiones, manicomios, teatros, hospitales..., bien, pues, en una heterotopía
construida o abierta, es donde se sitúa Tugues.
El libro de Antonio Beneyto es la visión de una realidad que
existe en el mundo roto, caprichoso, imaginario, delirante y surreal. Es el
universo del Beneyto creador postisa. Son textos que se sitúan detrás de un
espejo.
Detrás de un espejo morado.
Morado, sí, como el color de los trapos que en Semana Santa
ocultan las imágenes, detrás de espejos y de trapos morados ocurren las
historias postistas de Beneyto.
El libro de Cornadó también va de espejos
Los cuatro espejos cuadráticos de Quadreny.
Aquí el autor se sitúa en un territorio abstracto, como
abstracta es la música, el poeta observa la deformación de la realidad
colocándose detrás de las partituras del compositor Josep M. Mestres Quadreny,
un músico extraordinario que de cada particella
hace un poema musical. Sobre estos poemas están construidos los versos de este
libro. En él se detalla poéticamente cómo los espejos deforman y trastocan la
realidad. Son cuatro espejos, a saber, el espejo perverso que tiene la
propiedad de mostrar las imágenes trastocadas por el odio y la mala baba, el
espejo del tiempo que todo lo transforma y que marchita la flor más galana, el
espejo roto que muestra en cada pedacito un fragmento de la realidad y el
espejo cuadrático, los de superficie, curva que deforman las imágenes de manera
disparatada.
El relato escabroso, teñido de sangre y con las vísceras al aire; la teatralización de lo mórbido y de las carnes blandas y esto que ha venido a llamarse lo gore es un tipo de literatura que hace siglos que se practica. Sabios, venerables y conspicuos autores han escrito así.
Ahí va lo que San Buenaventura escribió sobre la muerte de San Francisco de Asís:
... por lo tanto no es de extrañar que al ver su carne tan blanca y esos clavos encarnados tan negros y esa herida en el costado que semejaba una rosa fresca de primavera, suscitara en cuantos lo contemplaron sentimientos de admiración y gozo. Y al amanecer las cofradías y la muchedumbre de la ciudad y de todo el país se unieron, y luego de que se les instruyera trasladar ese cuerpo sagrado desde ese lugar a la ciudad de Asís, marcharon entre himnos y cantos solemnes y oficios divinos, con una multitud de antorchas y velas encendidas y con ramas de árboles en las manos; y con tal solemnidad hacia la ciudad de Asís, pasaron por la iglesia de San Damián, en la que moraba Clara, la noble virgen, que es hoy una santa en la tierra y en el cielo, y descansaron un poco. Ella y sus santas vírgenes encontraron solaz al ver y besar ese cuerpo sagrado de su padre el bienaventurado Francisco adornado con esos estigmas sagrados y tan blanco y brillante como se contó.
Leída la escena, Giotto puso el talento y trasladó esta descripción macabra a la pintura, transformando lo escabroso en belleza prerrenacentista.
Mujer entre las dos edades Pintura francesa. Escuela de Fontainebleau Anónimo s. XVI
Como la vida, el goce es exiguo. Envejece y se transforma.
La percepción del placer es monótona, es demasiado familiar. La complacencia
acaba tal como suelen acabar las cosas; antes de empezar y por puro
aburrimiento.
No hay imprevisión ni misterio, el natural deterioro coloca las páginas de perfil. El matiz se impone por encima de la expresión. Más
que por su significado, apreciamos los vocablos por su sonoridad y, liberada la
palabra, ahora sola entre las sombras, se convierte en un faro.
Jamás se ha dibujado un mapa con la tinta indeleble del llanto. Las lágrimas trazan líneas transparentes que no sirven para delimitar los contornos del mar embravecido.
Y tú, marinero perdido, deberás valerte de cartografías imposibles o de una brújula maligna para orientar la nave y el deseo.
Tripulante en noches de escorpiones, tendrás que taponar tus oídos para no oír el canto de las sirenas y pondrás rumbo al territorio peligroso y riquísimo de las Indias Galantes, donde nace la pasión.
Ciego por el claro de luna, confundirás el horizonte de los sueños que brillan bajo la luz del faro inconsistente del amor.
traducción del original en catalán de Mapes de
DOBLE TALL
Uno de los pocos ejemplos de arquitectura iluminista de
Barcelona se encuentra en un emplazamiento muy adecuado. Está donde debe de
estar y se enfrenta con quien se debe de enfrentar.
Continuo mi texto anterior y,
sin ánimo de pontificar, expreso mis preferencias y opiniones sobre las óperas
de Richard Wagner.
Cuando hablo de Richard Wagner con un italiano -mis amigos
de Recanati- o cualquier otro meridional, lo hago siempre con cierta
prevención. A ellos como a mí, inundados por la luz mediterránea, nos cuesta
adentrarnos en los bosques de las nieblas germánicas. Sin embargo ahí va mi
opinión:
Los Maestros Cantores de Nürnberg es para mí la obra más
musical de Wagner.
La obra que más me gusta es Lohengrin. El preludio de esta ópera es prodigioso,
los pianísimos de las cuerdas resumen los sentimientos más elevados de la
sensibilidad humana. ¡Elsa, Elsa, cuán grande es esta música!
Me preguntan por qué me gusta tanto Tannhäuser. Alguien ha dicho que esta es la ópera
de los arquitectos. No lo sé muy bien, pero un amigo mío, arquitecto de
Girona, un poco pedante, me comentaba que el placer estético más grande que jamás
había sentido fue cuando estando en la casa Robert Evans de Longwood en
Virginia con una copa de bourbon en la mano escuchaba Tannhäuser. Me pareció un
ataque de snobismo y quizás pedantería, pero es igual, el caso es que la música
del Tannhäuser inunda espacios arquitectónicos. Ahí Wagner atendió a la
estructura musical más que al contenido y esto, es algo que para el compositor
podía haber sido un pecado de lesa mitología germánica.
Yo pienso, sin embargo, que la organización del material
sonoro y orquestal de Tannhäuser presenta unos rasgos similares a aquellas
obras de arquitectura clásica donde los espacios están estructurados según un
orden magnífico, bien compuesto. El ejemplo compositivo sería, salvando el
estilo, la grandiosidad la basílica de San Juan de Letrán. La materia musical
de Tannhäuser es un monumento perfecto donde las formas de la sensibilidad
quedan redondeadas.
Tristán e Isolda es, para mí, la ópera que anuncia el futuro de la estética
musical. Hay unas rupturas armónicas que sólo pueden ser creadas por uno de esos
artistas que nacen cada doscientos años, son de una belleza excepcional. El
segundo acto de Tristan und Isolde es estremecedor, la elevación lírica que Wagner consigue al comienzo del tercer
acto del Tristán es de una poética que inflama, de repente, la razón y los
sentidos ¡Poned atención en el llanto del oboe!
En cuanto a contenido o asunto literario, Tristán es una reflexión oscura sobre
el amor. Con esta densidad de ética romántica no se va a ninguna parte, son
acantilados nocturnos, lo admito, pero el desarrollo formal trasciende más allá
de las brumas.
En la Tetralogía, en fragmentos del Oro del Rhin, del Ocaso de los Dioses y,
sobre todo, de Siegfried encontramos una extraordinaria belleza. El genio de
Wagner es completo en la Tetralogía.
La Tetralogía en su conjunto, me apasiona, incluso Die Walküre.
Escucho Parsifal con una atención devota (palabra que no quiero usar ya que no
profeso la religión wagneriana). La audición del Parsifal siempre me ocupa un
mes entero. Escucho, repaso, pongo una atención total en cada fragmento y en
cada pasaje. Después de una audición tan atenta quedo estéticamente tocado por
una temporadita. Es una obra completísima, ante la que tengo una cierta
prevención dada su sacra obscuridad. He de manifestar que esta es la ópera de
Wagner que menos me gusta.
Creo que la polémica Wagner - Nietzsche se origina en el
segundo acto de Siegfried, este hecho no afecta aún al Ocaso de los Dioses pero
se manifiesta de forma negativa en la última ópera de Wagner, en su Parsifal.
El Holandés Errante es la pura descripción metafísica de las
nieblas románticas, las oscuras nieblas del Norte quedan expresadas con una
sutileza y fidelidad total y se expresan con una finura artística que se adentra
hasta el tuétano. Es como los Himnos de la Noche de Novalis.
Mis amigos de Recanati me dicen que de diálogo con la razón,
nada de nada.
Es magnífico apreciar como una obra artística elaborada a partir de la estética
romántica de exaltación de los sentimientos, llega a la cordura por la puerta
de su contenido filosófico. En esto radica la grandeza de Wagner.
Los amigos de Recanati continúan afirmando que de razón,
nada de nada.
Fachada Palau de la Música Catalana. Arq. Domenech i Montaner
Cruzio, uno de mis amigos de Recanati, opina que la ópera
wagneriana en Barcelona está en la cuerda floja. Dice Cruzio que los grupos de
wagnerianos que existen en Barcelona son reductos del pasado, son gente que se
pirra por la estética de las nieblas medievales y por su petrificación en la
arquitectura y escultura del Modernismo.
Hace más de cincuenta años que no sale ningún cantante wagneriano en Cataluña.
Quizás la última cosa notoria fue María de los Ángeles. Aún recordamos su
memorable Tannhäusser.
Es sintomático y también natural que hoy los intereses de los catalanes no se
estén representados por el arte de este músico alemán. Barcelona ya no tiene el
punto alocado que representó el modernismo.
Cruzio conoce la sociedad barcelonesa, pasó algunos años de
estudios en Barcelona y a menudo viene a visitar a sus amigos. Opina Cruzio que
hoy se es más racional, que la sociedad barcelonesa se conduce por un
pragmatismo que se sustenta en fundamentos no muy éticos.
-Compruebo a menudo que Barcelona es una ciudad mesurada - dice Cruzio- y estoy
convencido de que el prodigio de esta ciudad está en la mezcla de la norma y la
emoción. No olvidemos -continua Cruzio riendo- que justamente en la zona más
céntrica de la ciudad, en la plaza Cataluña, hay una tienda de aparatos de
precisión y medida, de compases y de brújulas que tiene los escaparates
abiertos a la Rambla de Canaletes, precisamente donde van a gritar los
aficionados al futbol cuando quieren expresar sus alegrías irracionales.
Menciona, nuestro amigo de Recanati, la conocida relación que existe entre la
montaña de Montserrat y el emplazamiento del templo de Parsifal o con ciertos
fragmentos pétreos del Oro del Rhin.
Es probable que Cruzio sea un wagneriano secreto. No puede disimular el goce
que siente cuando escucha la Tetralogía, su rostro expresa la tensión que la música produce al chocar
con su pensamiento anti-romántico y racionalista.
Hemos conocido, sin embargo, otros personajes de mentalidad racionalista que
también les gusta la música de Wagner. Gente sensible al placer que da la
estética de la razón y que nunca se podrían emocionar con una
"Meditation" de Massenet y en cambio se enternecen con el traspaso
romántico de Isolde.
¡Hay que ver, cómo es el romanticismo de este teutón!
Lo malo de ciertas obras de arquitectura del Modernisme catalán no es que nos recuerden las famosas Mones
de Pasqua -pasteles con casitas de chocolate- La evocación de algo dulce no deja de ser, por
lo menos, un estímulo placentero. No, lo malo es que nos recuerdan la Casa de la Bruja, algo que da miedo, mucho miedo.
Algunos de los arquitectos autores de estas obras fueron también políticos que ocuparon cargos de gran responsabilidad y esto es algo que da miedo, mucho miedo.
Josep Puig i Cadafalch -- Casa Amatller
Josep Puig i Cadafalch -- Casa Serra
Josep Puig i Cadafalch -- Casa Terrades (Casa de les Punxes)
El arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1867-1956) fue presidente de la Mancomunitat de Catalunya
Guillaume Apollinaire reinventó el orfismo, le llamó cubismo
órfico. Venía a ser algo así como una abstracción imaginaria de colores puros
aplicados según las leyes del contraste simultáneo.
Apollinaire fue un poeta notable, gran observador de los
culos de las muchachas del Mediterráneo, probablemente debido a las visiones
esféricas y preso de un optimismo infantil, el 21 de enero de 1911 escribió:
Vivimos en uno de los momentos más importantes de la historia de las
civilizaciones. Todo lo que seguimos arrastrando con nosotros de “cultura
antigua” (religión, monarquía, nobleza, privilegios, humanismo, etc.) es un
presente que ya pertenece al pasado. [...] Nosotros los pintores modernos,
contribuimos en gran medida a crear un “arte recién nacido”... que dará origen
a todas las nuevas leyes y nociones.
Guillaume Apollinaire fue un visionario cargado de buenas
intenciones que se equivocó, el tiempo, el infortunio, la barbarie sofisticada,
los mercados y el Club Bildeberg no han dado la razón a Apollinaire.
Un animal que ha sido cazado tras una carrera,
segrega al correr una gran cantidad de adrenalina que se filtra entre sus
fibras musculares. Debido al esfuerzo de la carrera, sus carnes se tornan duras
y son rechazables en una buena mesa. Por este motivo, las piezas cobradas en
caza, deben dejarse colgadas unos días para que se ablanden sus carnes.
Dicen los gourmets más reputados que es
preferible el sabor algo putrefacto de la vianda que la aspereza de una carne
recién cazada. Por otra parte, aquel tufo de podredumbre puede suavizarse con
la adición de ciertas especias, chocolate o hierbas aromáticas.
Yo creo, sin embargo, que dándole a la pieza una buena tunda con una tabla o un
palo de enebro se pueden ablandar las carnes sin tener que recurrir a la
asquerosa sesión de cuelgue.
Algunas literaturas deberían haberse sometido a una sesión de cuelgue. Más que textos duros, lo que se necesita es literatura más gustosa aunque esté un poco podrida.
El salón era amplio y una atmósfera cargada envolvía los movimientos de Nijinsky, sus saltos desafiaban la gravedad, ningún otro bailarín evolucionaba en pointe como lo hacía Vaslav Fomich Nijinsky (Вацлав Фомич Нижинский). Impostaba su cuerpo de manera perfecta, desde su cadera hasta gli scarpette da punta toda su musculatura dibujaba una fuerza estelar.
La coreografía de L'après-midi d'un faune, el cuerpo en movimiento del bailarín y su estertor erótico se sobreponían a los efectos de la absenta que Claude Debussy y sus amigos consumían mientras contemplaban la danza.
Los movimientos angulares trazaban polígonos en el aire, eran las figuras sexuales del sueño del fauno. El bailarín se confundía entre las náyades, enloquecía, danzaba y danzaba; tomó el pañuelo de la hermosa de las ninfas y cayó en el delirio, mientras la música prolongaba el éxtasis.
Con la cuchara perforada en una mano y en la otra su copa de Pernod Fils, Debussy observa el prolongado éxtasis de Nijinski y dice:
...esteesel escenario dondesemuevenlossueñosylosdeseosdel faunoen el calorde la siesta; cansado deperseguir lasdespavoridasninfasynáyades, cae enun sueñoembriagadordonde verealizadossus deseos.
Nada de esto es impresionista, nada es impresionista en el Preludio por la siesta de un fauno de Claude Debussy (1862-1918).
....................................--- una lubina grande y hermosa
....................................--- 2 kilogramos de sal gorda
Ponemos una capa de sal gorda en una fuente de
horno.
Colocamos encima la lubina sin descabezar ni desviscerar, tal como viene del
mercado.
Cubrimos la lubina con la sal formando un montoncito, para mayor facilidad de
moldeo puede mezclarse con un poco de agua.
Apretamos bien la capa de sal que cubre totalmente el pescado.
Introducimos en el horno que estará precalentado a 200º C.
Sacamos del horno a los 20-25 minutos.
Golpeamos la costra de sal y sacamos con cuidado el pescado a una fuente.
Sin ningún tipo de salsa está exquisita, pero también puede servirse con
mayonesa o salsa vinagreta.
De esto trata concepto
neoplatónico del arte. La sustancia artística, el alma, la voluntad estética,
su contenido primordial se encuentra en el interior de la materia, al artista
le basta con golpear y retirar lo superfluo, la costra. Eliminar lo que no sirve y dejar
al descubierto la esencia del arte como si de una lubina se tratara.
Bernini fue un gran
artista, un escultor, arquitecto y pintor de notable talento. El joven Gian
Lorenzo evolucionó desde el manierismo que había aprendido de su padre hasta un
barroco depurado.
Gracias al rigor que
exige la práctica de la arquitectura, su arte fue más acrisolado que el de los
maestros barrocos que le habían precedido, Caravaggio, Carracci o Rubens que, con su magnífica y delicuescente expresión de
cartón, habían abierto la senda del barroco más mórbido y sensual.
Gian Lorenzo Bernini
sufrió los efectos colaterales del Concilio de Trento. En efecto, con el
martillo de la Contrarreforma y con el cincel de hierro del dogma destruyó, a
golpes de mazo, el orden riguroso del arte del Renacimiento -de Brunelleschi, de
Botticelli, de Rafael, de Miguel Ángel.
Los artistas florentinos amigos
de Ficino, buscaban la sustancia espiritual dentro de la materia, esculpían
mármoles, arrancaban lo que sobraba del bloque marmóreo para dejar el alma al
descubierto.
Bernini quiso superar la
idea neoplatónica y para ello se agenció de mallos jesuíticos y, con el escoplo
de la Contrarreforma, acometió a trancazos contra las piedras y retorció
columnas convirtiendo un orden compuesto en un fuste salomónico. Exageró la
retórica, los ropajes y las filigranas y con todo este material, atenuando la
expresión, dispuso bajo unos rayos de oro un Éxtasis de Santa Teresa que es una muestra de exudación sensiblera.
Lo advierto, y en mi ánimo se asientan las penas, al ver que la tierra más vieja de Jónia declina... ... a la codicia de plata y al excesivo orgullo.
Pero vosotros sosegad vuestro audaz corazón en el pecho, vosotros que llegasteis al hartazgo de bienes sin cuento, y someted la ambición a medidas. Porque ni nosotros vamos a ceder ni os va a salir todo favorable. ...Pues muchos malos son ricos y hay buenos muy pobres; pero nosotros no vamos a cambiarles la riqueza por nuestra virtud, porque ésta está firme siempre, y los dineros ahora uno y luego otro los tiene.
Solón de Atenas vivió entre el 638 y el 558 antes de nuestra era, escribió yambos y elegías, fue uno de los siete sabios de Atenas. Fue también legislador.
No sé qué pensar, estoy dudando del progreso.
¿Se puede dudar de la vigencia de los clásicos?
El cómic tiene antecedentes notables de gran calidad, no hay
más que observar la espectacular Anunciación de Simone Martini y Lippo Memmi.
Bellísima obra de la escuela de Siena (s. XIV)
Aunque la postura de la Virgen sea algo forzada, tengo en
más estima la Anunciación de Botticelli, pero reconozco que las alas del ángel
de Simone Martini son las más hermosas de toda la pintura del Renacimiento.
La zéia manía más
que una locura divina, como decían los griegos, era un exceso de razón, algo
que conduce inevitablemente a la locura. En este camino pueden producirse las más
altas expresiones de la belleza.
La razón en tránsito debe conducirse hasta el final, sin
detenerse en las estaciones de la Ventura, de la Moral, de la Complacencia o de
la Presunción.
Después de la lucha descansa el espíritu del héroe
victorioso. Perseo se distancia de la sangre de la cabeza de Medusa y de las
serpientes que se retuercen. Belleza del cuerpo en reposo, sólo un fruncimiento
del ceño expresa la emoción contenida del héroe.
Els quatre miralls quadràtics d'en Quadreny (edición bilingüe)
EL CAMINANTE Y LA URRACA - EL CAMINANT I LA GARSA
EL CAMINANT I LA GARSA -edició en català- EL CAMINANTE Y LA URRACA -edición en castellano-
DOBLE TALL
DOBLE TALL, edició en català - DOBLE FILO, edición en castellano
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