miércoles, 20 de julio de 2016

Música de hoy. Mi experiencia


Hace unos tres o cuatro años que he recuperado el interés por la nueva música. Es una renovación de mi afición y apego a aquello que denominábamos de una manera genérica “música contemporánea”. Allí se apiñaban las distintas formas de atonalidad que habían surgido con las vanguardias artísticas del siglo XX: el serialismo, las diferentes variantes del dodecafonismo más o menos evolucionado, el minimalismo, la música aleatoria, el conceptualismo, etc.

Había asistido a unos cursos sobre Estética Musical Contemporánea y otro sobre Música ex machina  impartidos por la Universidad y me interesaron compositores como Schönberg, Bussoti, Boulez, Xenakis, John Cage, Stockhausen o las experiencias más cercanas de Josep Soler, Àngel Cerdà, Albert Sardà –extraordinarios compositores de música de cámara- o el rupturismo de Carles Santos, el experimentalismo del Laboratorio de Música Electroacústica Phonos con Gabriel Brncic, Andrés Lewin Richter, Lluís Callejo y mi admirado Josep M. Mestres Quadreny.
 
Josep Maria Mestres Quadreny

También el Grupo Alea de Madrid, Ramón Barce, Luis de Pablo y la sabiduría musical de Francisco Guerrero con quien tuve la oportunidad de participar en su obra Promenade sur un parc.

Recuerdo la modernidad exquisita de Anna Bofill (Esclat), Albert Llamas (BXR6), David Padrós (Materiales), Javier Santacreu (Après l’auquat), Alicia Díaz de la Fuente (Ecos del pensamiento), Salvador Brotons (Lluita, lament i triomf), Pilar Jurado (La escalera de Jacob) …

  Anna Bofill Iannis Xenakis

En todos ellos el afán de progreso musical era esperanzado, tanto como su acción artística, acordes con una realidad social que despertaba de la noche larguísima de la barbarie del siglo XX y proponía un lenguaje racional y democrático.

De aquellos finales de los setenta y de la década de los 80, en que la música contemporánea exploraba unos horizontes de confianza formal, hemos pasado a la expresión musical actual en que las partituras se debaten entre la cautela, el recelo y el escepticismo. No parece que haya una semántica coherente, pero tampoco hay nada que objetar, ya que la música es, como cualquier otra forma de expresión artística, un reflejo de la vida y del acontecer social. Cómo va a reaccionar el compositor ante un panorama social desalentador y ante una indeterminación de valores éticos y estéticos.

También hoy, como ocurría en los años setenta, nos encontramos con una gran diversidad de maneras de entender la composición, pero actualmente, la diversidad se une a la dispersión y a la falta de objetivos. Cada uno deposita su “genialidad”, que en muchos casos es de gran calidad, pero todo aparece suelto y desperdigado, cada uno a su aire, sin una coherencia ideológica formal que indique la pertenencia a una época. ¿Es malo esto? No, es el indicativo del desbarajuste ético y artístico que nos toca vivir.

Una añoranza de la tonalidad o quizás el intento de recuperar la melodía ha llevado a algunos músicos a la composición de unas partituras comprometidas con el rigor clásico sin renunciar a la potencia de la atonalidad, esfuerzo ingente, ahí están los ejemplos de Sofía Gubaidulina, a ellos mi admiración.

O el poliestilismo de Mauricio Sotelo, Frederic Rzewski, Arturo Rodas, Magaly Ruiz, Miguel Oblitas Bustamante o Lera Auerbach. Debo decir, sin embargo, que me fío poco del poliestismo. Tampoco comparto el neorromanticismo de George Rochberg o de Del Tredici.

Me parecen mucho más interesantes las posturas de aquellos que han evolucionado dentro del conceptualismo que en su día apuntó John Cage y aún mejor el neo-minimal con las nuevas composiciones de Philip Glass, Terry Riley (su obra “In C” me parece genial) y Steve Reich (a quien tuve la oportunidad de conocer personalmente). 
William Duckworth (Preludios del tiempo curvo), Mikel Rouse o Glenn Branca presentan un post-minimal muy interesante y concuerdan perfectamente con otras expresiones artísticas posminimalistas (pintura, instalaciones, escultura, etc.).
 
La fusión del minimalismo con la música étnica o con el rock puede dar mucho de sí, de momento estoy a la expectativa.

Sin embargo, donde encuentro un mayor compromiso y sentido de modernidad es en el experimentalismo del “Arte sonoro” donde la práctica compositiva incorpora principios de física, reflexión sobre el efecto sonoro y sobre la percepción. Las composiciones son híbridas, tienen en consideración la psicoacústica, la electrónica, la aproximación al silencio, se valen de la tecnología, la supercomputación y la electrónica. El “arte sonoro” es interdisciplinario, se conecta con la experimentación plástica, el vídeo y la amalgama volumétrica (por no decir escultura). Una pregunta queda en el aire ¿el arte sonoro es arte?, no lo sé, pero tampoco me interesa responder a esta pregunta.
Mientras tanto prefiero quedarme con la “Nueva Simplicidad”, los productos más simples. Ahí están Wolfgang Rihm (Concierto para trompa), György Kurtág, Roland Moser y, sobre todo, sobre todo, el gran Arvo Pärt, cuya música nunca me canso de escuchar.

Nota: 
con este largo escrito sobre mis manías musicales, dejo el blog unas cuantas semanas y deseo que paséis un verano muy feliz, escuchando buena música y que los calores no os agobien más de lo necesario.

14 comentarios:

  1. Me dejas mucho para escuchar en mi ignorancia. Pasa un buen verano. Un abrazo

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    1. Querida Casilda, en efecto hay mucho para escuchar y existe un tipo de música que no se prodiga demasiado. Que pases un verano sin calores y que te lo pases muy bien.
      Salud

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  2. Realmente comentas un tipo de música del al que no estoy acostumbrado a escuchar.
    Cierto es que seguí con mucho, mucho interés, tu libro sobre Josep M. Mestres Quadreny, y que me pareció un libro fascinante porque jamás pensé que habían otras formas de trasmitir la música escrita que la tradicional.

    Tampoco se yo si la música es arte, sólo se que si una pieza me gusta, y me da igual el compositor y el estilo (moderno, clásico, jazz, blues...) me quedo ensimismado, de la misma forma que me pasa con Las Meninas cuando voy al Prado y me pregunto de donde sale la luz que ilumina el lienzo.

    Has puesto muchos nombres , y sólo reconozco uno. me has dado tarea para este verano.

    Un abrazo y nos seguimos, aunque tu recales una temporada para adquirir fuerzas.
    Un abrazote
    Salut

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    1. Amigo Miquel, es un tipo de música interesantísima y que apenas se divulga. Se hacen pocos conciertos de "música contemporánea", y muchos conciertos de reguetón.

      Lo que escribí sobre Josep M. Mestres Quadreny es una humilde aproximación poética que nació de mi admiración a su música.
      Yo sí que estoy convecido de que la música es arte, faltaría más, mi pregunta se refiere a estas experiencias que denominan "arte sonoro", creo que son muy interesantes y que abren un campo inmenso de búsqueda estética pero aún no me atrevo a calificarlo como arte, creo que hay que esperar.
      No quiero agobiarte con la cantidad de compositores, parecen demasiados cuando se desconocen, pero después cuando los disfrutas te parecen pocos.
      Seguimos.
      Un abrazo

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  3. Nos has dejado un gran regalo con tu clase magistral sobre una música que desconozco. Me suenan algunos nombres, pero sin más... Tomo nota de las propuestas y aprovecharé las nuevas tecnologías para aproximarme a alguna de sus composiciones aunque sea de forma aleatoria, pero dudo mucho de que esté capacitado para opinar con un mínimo de criterio. Gracias por compartir esos conocimientos artísticos que te caracterizan y que contribuyen a enriquecernos a los que tenemos el privilegio de asomarnos a tu espacio.

    Un abrazo, Francesc, y feliz verano

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    1. Amigo Luis Antonio, sólo pretendía exponer mi experiencia como aficionado oyente de esta música tan olvidada. Hay compositores verdaderamente extraordinarios.
      Que tengas un feliz verano.
      Saludos

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  4. Pues ratificar las opiniones anteriores, en el sentido de que ha sido una lección acogedora y ya te diré si provechosa si logro acercarme más a autores que mencionas.

    De momento, que el descanso sea apacible, Francesc.

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    1. Amigo Fackel, puedes intentar algún acercamiento a estos compositores, escucharlo, eso sí, con una actitud alejada de la forma romántica con que normalmente nos enfrentamos a la audición de la música de concierto.
      Que tengáis un buen verano.
      Un abrazo

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  5. Te agradezco esta entrada, muy buena la síntesis y reflexión de un melómano bien timbrado.
    Coincido contigo en algunos autores, Arvo Pärt, por ejemplo.
    Dispersión, en efecto, cada cual con su impronta y genialidad. No sé ver -escuchar- un hilo coherente en la música contemporánea. Tampoco es raro porque el mundo hoy es una fragmentación de corrientes culturales, efímeras y, en muchas ocasiones, descontextualizadas.

    Un abrazo y releo tu entrada.

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    1. Querida Amaltea, coincido plenamente con lo que dices en cuanto a que no existe ningún hilo conductor que guie la creación musical actual. Hay mucha dispersión, sin embargo todo en consonancia con el desconcierto ideológico y la atomización de la creación artística, no en vano se trata de la expresión de las formas de vida y las relaciones sociales que vivimos en la actualidad.
      Un abrazo

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  6. Como se comenta más arriba, nos dejas una lección magistral que no imaginas cuánto agradezco. No sé si la música es arte, pero sí sé que hay composiciones que me emocionan y me hacen vibrar, como lo hace una buena pintura o un buen poema. Gracias, Francesc. Un abrazo.

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    1. Querida Rita, a mí no me cabe la menor duda: la música es arte.
      La pregunta que me hacía era sobre las últimas experiencias, estas que ahora denominamos “arte sonoro”, me refiero a la amalgama interdisciplinaria que conecta efectos sonoros con la experimentación plástica, el vídeo y la escultura. No digo que sea o deje de ser arte, de momento no tengo opinión, pero de lo que no dudo en absoluto es de la música, ya sea Bach, Beethoven, Schubert, Stockhausen o Anna Bofill.
      Naturalmente tampoco tengo dudas sobre la buena pintura o la buena arquitectura, cualquier formas de expresión humana que persiga la belleza o la comunicación formal es arte. En cuanto a la poesía, creo que es algo anterior al arte; es el sustrato que nutre las formas de expresión, así que hablamos de la poética de una pintura o de una composición musical. La poesía es en definitiva el "arte" de la palabra o sea, sin lugar a dudas, el "arte" del pensamiento.
      Un abrazo

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  7. Para un profano como yo, es fascinante asomarse a las ventanas que abres.
    Gracias.

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    1. Amigo Felipe, la música "contemporánea" no es una expresión musical que se prodigue demasiado, es, sin embargo, una ventana como tu dices muy fascinante.
      Un abrazo

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