viernes, 12 de junio de 2015

¿Escribes o trabajas?

Tanto la idea argumental como la estructura estética son elementos que aclaran y ordenan el pensamiento. 

Esta afirmación nos hace pensar que, en el mejor de los casos y desde el punto de vista de la razón, no parece que la literatura sea otra cosa que un método para aclarar y ordenar el pensamiento.

En el mundo antiguo, quienes escribían eran personas alejadas de la literatura, eran escultores, abogados, dibujantes o incluso sacerdotes o militares, alguno de ellos practicó la esgrima con cierta habilidad, quiero decir que era diestro en el uso del florete, capaz de matar en un duelo a sangre. Probablemente utilizaron la pluma para complacerse a sí mismos, para impresionar a sus amistades, o para obtener una buena reputación de la comunidad. Casi siempre escribían por placer,  por puro onanismo.  Estos personajes despiertos tenían poca confianza en que se les admirara por el solo hecho de haber dispuesto unos garabatos sobre el pergamino, pero en general, tenían un buen ánimo y persistían.

Pasada aquella antigüedad apareció el escritor. Hoy la literatura se produce con un fin exclusivo, se escribe para ser leído y por vanidad.

No concibo una actividad que sea una pura especulación solitaria, alejada de la realidad industriosa. Por esta razón, estoy convencido que el resultado del cambio ha sido luctuoso, ominoso, funesto, una calamidad y una desgracia.

A pesar de esta calamidad, el escritor continúa escribiendo y malviviendo. Los que viven gracias a su pluma se pueden contar con los dedos de una oreja.

La literatura producida en estas condiciones, que van desde el onanismo a la vanidad y desde la especulación solitaria al sentimentalismo adocenado, es un producto tóxico, un veneno para las personas de buena voluntad. Esta literatura produce infelicidad, enajenamiento y dolor. Es una literatura profundamente sensiblera, no contiene ninguna idea, es triste y patológica, es un portento de cinismo. -Ay, si me oyera el pobre Diógenes, seguro que se le caería el candil.

No quiero ofender a ningún artesano de la palabra -que me perdonen las Musas-, sólo me reafirmo en mi vulgaridad y en mi materialismo, pues de ellos no consigo escaparme aunque Rilke lance su mirada desde Duino, Baudelaire excave en el vacío i Rimbaud baje al infierno para injuriar a la Belleza.

12 comentarios:

  1. Verdades como puños y, eso de los dedos de la oreja voy a mirar o mejor dicho a fijarme un poco más a ver si los veo...-Bromas a parte; este fin de semana ,estuvo el profesor de Lengua del Centro .En la Feria del Libro en Madrid, en la caseta nº 50.Y casualmente hacia un poco de acopio a este comentario o reflexión que haces tú.Que este mundo de las Editoriales es puro marketing:ganan los mismos,venden los mismos y se traduce a los mismos.-El ej. lo tenemos con las "50 Sombras de Grey", que era una trilogia y parece ser que viendo la gran tirada mediática, la autora ya esta anunciando el cuarta y encima se ha proyectado una película y todo.Una cosa tan banal como el sexo-erótico-masoca y con unas pinceladas de machismo que para que te cuento.Pero es, lo que vende y las Editoriales y los Agentes Literarios es a lo que van; a engrandecer su negocio y punto.De hecho se compra a veces;por la portada, el preámbulo, los escritores premiados, etc etc etc.A mi me sucede un poco y es una fijación que tengo con las traducciones:una literatura mediocre en manos de un buen traductor sube la tirada.-Y ,después estamos los que leemos por recomendaciones de personas de este mundo de juntar letras como suele decir mi querido compañero.-Nunca han sido buenos tiempos para la lírica y cuantas veces te vas a un mercadillo y te llenas la bolsa de buena literatura a precio de comino...-Que pena la verdad, porque quien tiene el privilegio de poder leer:; en un libro, tiene un buen amigo y una buena compañía.Eso no quita que seas una persona sociable.-Si que reafirmo eso de la vanidad del escritor, que algunos se les sube a la chepa el ego y eso no es así.-En estos momentos estoy releyendo Millenium, cuando me los regalaron , no me engancho mucho, después por unas circunstancias tuve que ver la película en la versión americana y...me quede como rayada por las escenas de violencia.-Pero si, que he vuelto a retomarlo y si algo me gusta de este escritor:(que el mérito lo tiene la traducción), es que sabe atrapar y no corta la historia al contrario.Tiene un estilismo fabuloso y conjuga muy bien sin cansar porque es una trilogia y ademas un poco lenta la primera parte.

    -Disculpa mi extensión, pero es que estoy un poco eufórica ya que es el último día de la Selectividad .

    Un abrazo.

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    1. Querida Bertha.
      El negocio editorial forma parte del engranaje económico general, esto no es ni malo ni bueno, pero la creatividad literaria es otra cosa. Naturalmente la difusión de la literatura necesita del soporte de la industria editorial, como la arquitectura necesita de la industria inmobiliaria, y también casi todas las otras formas de expresión artística, necesitan de unos correspondientes cimientos mercantiles o industriales, sin estas industrias, la creación de los artistas quedaría en un cajón, unos papeles garabateados, unos croquis, unos bocetos... La cuestión reside en que el impulsor (editor, promotor, gestor cultural, instituciones) tenga la suficiente sensibilidad y cultura para apreciar e impulsar la buena literatura. Ya sé que alguien dirá que “a ver quien es el guapo que decide qué literatura es la buena”. En esto juega un papel importantísimo la crítica, ésta debe ser ponderada, entendida y no dejarse llevar por tópicos adocenados o por las estrategias del marketing, aunque ya sabemos que muchas veces es la propia crítica quien crea tópicos y estrategias. La crítica la deben ejercer individuos preparados, sensibles, cultos y responsables. Y deben, los promotores, apostar por la calidad.
      Entre autores de campañillas, editores que les interesa más su cuenta de resultados que la buena literatura, entre los gestores culturales juguetones y responsables institucionales incultos, con todos ellos juntos, se forma un circo mediático que da pena. Al lado de todo esto, la vanidad que no cesa y la literatura de calidad y otras formas de expresión artística conscientes de su responsabilidad estética se resienten, se marchitan en un cajón y acaban muriendo. Fuera queda un erial artístico poblado de saltimbanquis culturales.
      Un abrazo

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  2. No te quito ni un ápice de razón. Hay un tropel de escritores adictos al narcisismo y la vanidad; los otros, los que se consumen en el fuego creador, trabajan en soledad, que no hace falta que se descerrajen en el sufrimiento -pueden reír incluso y ser simpáticos- pero a quienes la opinión ajena les importa un bledo o casi. Escritores de los segundos haylos, pero son gente de vida discreta que huye de las alharacas, pocos fuegos artificiales pero mucha dinamita hay en algunos de ellos y en todos, auténtica pasión por sacar lo que les reconcome por dentro.
    No es hoy día de hablar sobre tu entrada, sino de Sa Ximbomba. Muchas gracias, Francesc, tu obra nos hace felices y eso te sitúa en el lado de los samaritanos, ese tipo de artistas que ayudan a otros a través de la palabra escrita y en este caso, con las ilustraciones tan notables de Beneyto.

    Un abrazo muy fuerte.

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    1. Querida Amaltea, hay autores que se esfuerzan, y se expresan con sensibilidad, son conscientes del valor del arte y su obra es una reflexión constante sobre la naturaleza y la realidad humana. Muchos autores de estos permanecen en el anonimato o tienen, para mal de todos, una difusión escasa. Lo que estalla es la traca, los fuegos de artificio y la pachanga mediática.
      Gracias Amaltea, Sa Ximbomba ya está en las librerías, pasado el verano vamos a presentarla.
      Un abrazo

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  3. Onanismo, vanidad, necesidad, narcisismo, catarsis... la esencia de la condición humana. Valle Inclán hace decir a un personaje suyo en "Luces de bohemia": "las letras son colorín, pingajo y hambre." Me encanta esa definición de don Ramón, el de las barbas de chivo.
    Y no, a Diógenes parece que de momento el candil de aceite no se le cae. A punto estuvo cuando vio a expresidentes y al petardeo en pleno de los programas basura vender libros como churros.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, la vanidad no cesa, muchos autores van con ella sobre los hombros y se pasean ufanos, van con el lírio en la mano y son ciegos y felices. Algunos editores se aprovechan de la candidez y el narcisismo de los autores y así ven incrementada su cuenta de resultados.
      Ocurre que muchos escritores, sobre todo cuando ven sus nombres impresos en los papeles, que inician un vuelo gallinaceo y les da por planear a un palmo por encima de los demás mortales. ¡Ah, vanitas, vanitatis!
      Un abrazo

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  4. Y amí me deja descorcertado la frase "Hoy la literatura se produce con un fin exclusivo, se escribe para ser leído y por vanidad."
    Hay algo muy grande de verdad ( que frase tan rara, porque la verdad no se cuantifica por retales, o es o no es), pero encuentro que si, que hay algo muy grande de verdad.
    Gracias por hacermelo ver.
    Un besote

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    1. Amic Miquel, nada de desconcertarse, todo resulta bastante fácil. La literatura escrita solamente para ser leída suele ser afectada y casi siempre vacía. Soy de la opinión que la mejor literatura se produce cuando surge de la necesidad de expresar una idea, un pensamiento o una reflexión, ya sea en forma de historia ficticia, en prosa o en verso, ya sea una emoción o una descripción. Esto debe ir acompañado indefectiblemente de una voluntad estética, es decir: algo que decir y muy bien dicho. No me valen los artificios rebuscados ni las historias truculentas que se han cocinado en los fogones de lo estrambótico sólo con el fin de buscar la originalidad, cuando esto ocurre, creo que se llega a un resultado aparatoso y frívolo.
      Salud

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  5. Es difícil extraer del panorama lo que tiene un valor intrínseco, está sobredimensionado como corresponde a estas sociedades en que vivimos, expoliadas por la barbarie del consumo a todos los niveles. Cada tanto van saliendo obras, no obstante, que sostienen con enorme calidad un canon de excelencia, y a ellas debemos estar atentos. Confieso, Francesc, que es difícil sustraerse a la vanidad, siempre he pensado que es un rasgo constitutivo del ser humano, y que lo mejor es minimizarlo al máximo, aplicándole grandes dosis de humildad.

    Salud
    Manuel

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    1. Amigo Manuel, claro que sí, coincido, se sobrevaloran minucias y textos adocenados, donde la calidad conceptual o estética brilla por su ausencia. Y la crítica calla y vuelve a callar. Ya sabes que he aparcado casi toda la lectura posterior a Dante.
      En cuanto al peligro de caer en la vanidad, te diré que hay un remedio infalible, esto es: contemplar el dolor humano y ser consciente de la brevedad de la vida. Séneca, Marco Aurelio y cualquier estóico nos lo recuerdan a cada momento. Salgo de casa me doy una vueltecita por la calle y en menos de doscientos metros me encuentro con siete personas que son mucho mejores que yo, sigo mi camino y me tomo un café, veo pasar una persona con alguna deficiencia y toda vanidad se viene abajo.
      Salud

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  6. Olvidé decir que Sa Ximbomba es una de esas obras que sorprende por su originalidad, y porque han sido incubadas desde la verdadera soledad del artista, en este caso dos artistas, un pintor y un escritor con elementos sólidos y deslumbrante imaginación. Enhorabuena, Francesc.

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    1. Gracias Manuel, ya sabes que Sa Ximbomba la escribí hace unos años inspirado por los dibujos que Antonio Beneyto había hecho sobre las cubiertas de los libros de Cela. Con Sa Ximbomba se inicia la colección "El mundo roto" en la que SD Edicions deposita mucha ilusión.
      Salud

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