domingo, 8 de febrero de 2015

Un afán de iluminación


Lámpara. Adolf Loos (1870-1933)

Contemplo una y otra vez la obra de J.W. Godward, ya sea expuesta en los museos o en buenas reproducciones. Su arte bien proporcionado me deja ojiplático y boquiabierto.

Me interesa mucho el clasicismo y no puedo por menos que admirar la obra de este artista neoclásico tardío que, a pesar de su “victorianismo”, reivindicó la eficacia de la belleza, lo admiro mucho más que a los prerrafaelitas estrictos, y que a los nazarenos alemanes, pues ambos fueron el germen del Modern Styl, un lenguaje abarrocado, lleno de filigrana cansina que me distrae y me agobia.

A pesar de las mis contradicciones -Schubert, Hölderlin, Delacroix o Goya-, mi actitud es la de un antiromántico militante, y por este motivo reclamo aseo, transparencia, limpieza y ventilación.

Y lo reclamo desde Barcelona, donde estamos inmersos en el Modernismo y en las locuras panteístas de Gaudí.

Ahora y aquí, ante el mal endémico del Modernisme, reclamo como paliativos, una actitud profiláctica como la de Godward, aunque sea demodé, o una higienización del arte como la de Adolf Loos, aunque sea ostentosamente nihilista. Sabiendo, eso sí, que el remedio que mejor nos vendría sería una revolución ilustrada.

10 comentarios:

  1. Del Modernismo tendremos que hablar.
    Es un movimiento sólo para ricos, para la alta burguesía, para los pudientes..Todo a medida y a lo grande, incluso las iglesias. No me va en absoluto.
    Prefiero una ermita románica, simple de concepción y espiritualmente grande en su interior.
    Nunca me ha llamado la atención las casas de los ricos del Gaudí ni su mecenas, el Guell , que mientras sus obrero/as eran esclavizados a los 10 años en los telares (se habría de hablar de la Colonia Guell en profundidad), Gaudí iba proyectando sus mansiones.
    La única obra social en profundidad que hizo Gaudí fue el colegio para hijos de los obreros que trabajaban en la Sagrada Familia, Y lo hizo para que estos, los obreros, no tuvieran que marchar lejos de la obra y pudieran con jornadas maratonianas.
    Pero todos sabemos que aquí los hay intocables porque se vive de ellos,
    Salut

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    1. Amic Miquel, en general el arte ha sido siempre para las clases pudientes y el modernismo no fue una excepción. Ya sabes que entre mis preferencias no figuran las formas exageradas del romanticismo y el "coup de fouet" modernista es una de ellas. Debemos reconocer, sin embargo y aunque no nos guste, el extraordinario repertorio formal de Gaudí, su creatividad no parece tener limites. Tengo sobre Gaudí unas prevenciones estructurales que me apartan de su arquitectura, que si quieres podemeos hablar de ellas cuando quieras y también podemos hablar de cierto engreimiento de Domenech i Montaner. Tampoco me gusta el salvajismo, lo tosco y la austeridad formal del románico. Ya sabes que me inclino por el clasicismo, mi ideal es el quattrocento. No me gusta juzgar las formas artísticas a partir de su utilización más o menos mercantilizada o de la moral de quien hacía el encargo.
      Salut

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  2. Todos tenemos nuestras contradicciones: Nos podemos levantar clásicos por la mañana, equilibrados y desprovistos de hojarasca innecesaria, y acabar pérdidamente románticos -en el sentido estricto del término- por la noche si un exceso de sensorialidad se nos cuela inadvertidamente. Somos vulnerables.
    Ya lo dijo un poeta desaliñado pero necesario: "¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
    mi verso, como deja el capitán su espada:
    famosa por la mano viril que la blandiera,
    no por el docto oficio del forjador preciada."
    Un saludo,amigo Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, seguramente las contradicciones deben estar en la base de la sangre del ser humano, ahora diríamos en el ADN. En efecto, somos vulnerables.
      Machado, imprescindibles.
      Salud

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  3. Una lámpara preciosa, cumple con su función a las mil maravillas y no nos marea con vana ornamentación. Y no te lamentes de tus contradicciones, sin ellas seríamos drones a algo peor.La cosa está en reconocerlas para analizarlas y ver qué podemos hacer para aproximarnos a la deseada coherencia.
    Que pases una buena tarde.

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    1. Querida Amaltea, casi casi una lámpara maravillosa. Ya sabes los que dijo Loos: "la ornamentación es delito"
      Benditas contradicciones con Schubert y Goya.
      Un abrazo.

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  4. Pues estoy muy de acuerdo contigo. En mi opinión, belleza y accesorio son dos términos contrapuestos.
    Y a propósito de las contradicciones y las incoherencias, aquí dejo esta esclarecedora cita de Saramago.

    "Al contrario de lo que suelen preceptuar los diccionarios, incoherencia y contradicción no son sinónimos. Es en el interior de su propia coherencia donde una persona o un personaje se van contradiciendo, mientras que la incoherencia, por ser, más que la contradicción, una constante del comportamiento, repele de sí a la contradicción, la elimina, no se entiende viviendo con ella. Desde este punto de vista, aunque arriesgándonos a caer en las telas paralizadoras de la paradoja, no debería ser excluida la hipótesis de que la contradicción sea, al final, y precisamente, uno de los más coherentes contrarios de la incoherencia.” José Saramago

    Salud!

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    1. Amigo Loam, lo accesorio suele estorbar, es un lastre del que viven muchos.
      Las palabras de Saramago son esclarecedoras, una mente lucida. En efecto, incoherencia y contradicción no son sinónimos y muy especialmente en el caso de percepción de la belleza.
      Salud

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  5. ¿Te refieres a una revolución ilustrada pendiente de llegar, un poco como el Mesías?

    A mí me gusta que tengas gustos contradictorios, ¿es que en la admiración y la lectura del arte hay que ser un ortodoxo y puro, como si esta actitud fuera posible?

    Mi obsesión de los últimos años es entender cada género o estilo, no partir de un gusto definido (ya lo tuve en mis años estudiantiles) y valorar cada aportación, independiente de ideas, clases, mercado y circunstancias varias.

    Por cierto, ¿qué opinas de ese "posclasicismo" de los nazis? Speer y su espíritu tuvieron una larga mano en ciertos países...

    Un abrazo.

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    1. Amigo Fackel, nada más lejos de mi intención cualquier mesianismo. Lo que reclamo es una depuración, reclamo iluminación, liberar el lenguaje artístico de las formas adocenadas de sensiblería y de los aditamentos mal añadidos.
      En cuanto al postclasicimo de Speer y de la estética nazi te diré que es una perversión de las formas clasicas, un exceso de monumentalismo y una desproporción se decoran con elementos clásicos, en este postclasicismo encontramos que el elemento clásico es el aditamento y la estrcutura que subyace es un horror de desproporción.
      Salud

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