Panoràmica. Lluís Sanz Torradeflot
Con el dolor de la historia,
situados entre el suelo y el cielo,
entre el paraíso perdido y la “ciudad divina”
ahí
está nuestra inquietud que se debate
entre la fragilidad de la existencia
y el vano
deseo de perdurar.
Y con estos materiales perecederos anhelamos
“una ciudad ideal siempre allá en el horizonte”
Esta ciudad es la que mencionaba la señora María
Zambrano.
Luego vienen los "apañamundos" como usted los denomina y nos prometen un reino que no es de este mundo y otras esperanzas escatológicas.
ResponderEliminarMi admiración
J. Aubert
La ciudad agustiniana, supongo que usted se refiere a la Ciudad de Dios, la que explicaba San Agustín, donde quería meter la angustia del mundo clásico.
EliminarSalud
¿existe esta ciudad? o tenemos que levantarla nosotros, los levantadores de ciudades.
ResponderEliminarAmic Puigcarbó, nosotros somos capaces de levantar ciudades complejas, que acumulan toda la inquina de la historia pero que distan mucho de ser ideales, entre otras cosas porqué no sabemos cómo es la ciudad ideal, o mejor dicho, cada uno de nosotros tiene un ideal distinto.
EliminarSalud
Ahora que hablaís de de angustia, me viene la palabra que aplicaba Unamuno, él decía que se encontraba en un "estado permanente de congoja"...Perdón por variar la conversación. Por cierto, me ha gustado el poema. Salut
ResponderEliminarMiquel, ¿te imaginas una ciudad más ideal que el "Tot Barcelona"? de exsitir esta ciudad seguro que a Unamuno se la pasa la congoja.
EliminarSalud
Admítame señor Cornadó otro comentario. Yo creo que la ciudad ideal no está pensada, en todo caso podríamos decir que se trata de una ciudad presentida.
ResponderEliminarJ. Aubert