jueves, 15 de noviembre de 2018

El surrealismo catalán visto desde fuera


 Cap de pagés català 1924 -Joan Miró-
En altres ocasions he parlat de la Laura, la meva amiga veneciana que és crític d’art. Ella diu que els catalans som la gent més surrealista que ha conegut. Quan afirma tot això ho il·lustra amb anècdotes i exemples artístics o literaris.

A vegades em parla d’un determinat caràcter oníric-victimista; unes altres, es refereix a la transversalitat de les ideologies que hi ha en aquesta franja riallera: anarco-carlins, separatistes-integradors, pacifistes que volen un exercit, dretans-espellifats, modernets-aixafaterrossos, bisbes esquerrans...

Comenta la Laura, els versos de J.V. Foix i diu que aquest poeta, pastisser de Sarrià, que era tingut per modern, utilitza un llenguatge arcaic i que els seus compatriotes el consideren d’un extrem i resulta que era de l’altre.

Diu que els catalans volen creure que la Rodoreda i la “Colometa” eren un parell de bledes.

Que l’art d’en Tàpies era humil perquè ell era humil (ja, ja i ja), que Joan Miró era una ànima càndida que perdia el temps mirant les constel·lacions.

Afirma la Laura, que Salvador Espriu era un federal de mena i ara el consideren un nacionalista morigerat. Sí, diu la meva amiga, Espriu era un poeta que estimava els titelles i era capaç d’escriure elegies a una pell dissecada. Un magnífic poeta que els catalans no han entès mai.

La meva amiga diu que els catalans som capaços de vilipendiar el més gran dels nostres escriptors –Josep Pla- mentre encimbellem a qualsevol ninot a una fira literària de Frankfurt.

Afirma que els catalans inclinen el cap mentre simulen que estan escoltant, i quan diuen que s’ho estan pensant, el que fan és calcular.

En fi, diu la veneciana, que a Catalunya atorguem modernitat a l’arcaic, mentre busquem una èpica nacional entre la foscúria de l’Edat Mitjana i diem que el Pantocràtor de Taüll és el súmmum de la innovació.

Jo que li dic que el modernisme és un acte de “xul·leria”  estructural, llavors ella riu i diu: “ho veus com sou uns surrealistes”.



Traducción



En otras ocasiones he hablado de Laura, mi amiga veneciana que es crítico de arte. Ella dice que los catalanes somos la gente más surrealista que ha conocido. Cuando afirma estas cosas lo ilustra con anécdotas y ejemplos artísticos o literarios.

Unas veces me habla de un cierto carácter onírico-victimista; otras, se refiere a la transversalidad de las ideologías que se dan en esta franja “risueña”: anarco-carlistas, separatistas-integradores, pacifistas que quieren un ejército, derechistas-andrajosos, modernillos-aldeanos, obispos izquierdosos...

Laura comenta versos de J.V. Foix y dice que este poeta, pastelero de Sarrià, tenido por moderno, utiliza un lenguaje arcaico y sus compatriotas lo consideran de un extremo y resulta que es del otro.

Dice que los catalanes quieren creer que Rodoreda y la “Colometa” eran un par de pánfilas.

Que el arte de Tàpies era humilde porque él era humilde (ja, ja y ja). Que Joan Miró era un alma cándida que perdía el tiempo contemplando las constelaciones.  

Que Salvador Espriu era un federal de fuste y ahora lo consideran un nacionalista templado. Sí, dice Laura, un poeta amante de los títeres, capaz de escribir elegías a una piel disecada. Un magnífico poeta que los catalanes jamás han entendido.

Mi amiga dice que los catalanes somos capaces de denostar al más grande de nuestros escritores -Josep Pla- mientras encumbramos a cualquier monigote en una feria literaria de Frankfurt

Afirma que los catalanes ladean la cabeza mientras simulan que te están escuchando y cuando dicen que se lo están pensando, resulta que lo están calculando.

En fin, dice la veneciana, que en Cataluña otorgamos modernidad a lo arcaico mientras buscamos una épica nacional situada en la oscuridad de la Edad Media y decimos que el Pantocrátor es el súmmum de la innovación.

Le digo que el modernismo es un acto de chulería estructural, ella se ríe y dice: “lo ves como sois unos surrealistas”.

16 comentarios:

  1. "...mentre encimbellem a qualsevol ninot a una fira literària de Frankfurt..."

    Aquí lo ha bordao ¡¡¡¡

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  2. Jejeje. Tiene enjundia la cosa. Lo del surrealismo creo que, salvo honrosas manifestaciones estéticas, es un mal endémico peninsular, de "la pell de brau", que diría tu paisano Espriu. No hay más que ver el cine de Berlanga. Sobre Josep Pla, recuerdo aquella frase suya:
    "El nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se'l tira."
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, la frase de Pla es magistral, la conocía y supongo que muchos no la quieren conocer.
      El texto tiene muchas claves y Laura no es una ficción, es una crítico de arte veneciana que yo conozco.
      Saludos

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  3. Algunos críticos de arte actuales señalan con contundencia que para que el arte sea arte deben concurrir cuatro características:

    1._ El arte es producto de la inteligencia y la disciplina, el talento para dominar una técnica sobre los materiales.

    2._ El arte tiene un valor intrínseco, su valor no depende del contexto ni de las ideas que se hacen acerca de éste, su valor es inmanente.

    3._ El valor del arte es atemporal.

    4._ El arte no necesita de una explicación para que podamos acceder a la experiencia de la belleza.

    Curiosamente, la primera persona que ennumeró textualmente y de viva voz esas cuatro cualidades del arte fue Hitler para definir su política cultural. Para mí el arte sería una o dos palabras. Como mucho tres.

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    1. Sí, Chiloé, coincido. Con pocas palabras podemos explicar la sensación que produce el arte -digo la sensación-. Desde la antigüedad clásica los grandes sabios se han ocupado de la inteligencia y la disciplina artista y hablaron de todos estos aspectos que has citado. Más tarde, los pietistas románticos estructuraron una filosofía de la estética y pusieron en solfa los argumentos de la creación artística. Hitler los enumeró, este recista y sus "at lateres" enumeraron demasiadas cosas, por ejemplo los principios de propaganda o las diversas formas de utilización de los sistemas de proporciones. Un dislate, un exceso de razón que fue pervirtiendo la razón misma. Me quedo con lo que decían los artistas del quattrocento.
      Saludos

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    2. En mi opinión válido e imprescindible para cualquiera de las artes: Trabajo, Talento y Soledad.

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    3. Sí, Chiloé, sí, absolutamente sí.

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  4. La madre que me parió ¡¡¡¡
    joder....
    ¡ no sabía de la frase del Pla ¡¡¡
    Justa la fusta ¡.
    Salut

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    1. Amic Miquel, leyendo a Pla te das cuenta del porqué está tan denostado. Ya sabes que soy un lector empedernido de la obra de Pla y he encontrado en sus páginas esta frase y muchas otras -absolutamente preclaras- que nos pueden explicar esta tirria y mala voluntad que se le tiene.
      Abrazos

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  5. Genial Pla, independiente de todo y de todos, supo como nadie anticipar algunas lacras que se nos venían encima. Muy perspicaz tu amiga Laura, Francesc, aunque Tàpies no me parece que sea humilde, al menos en destino. Lo de la chulería estructural del modernismo, preclaro, genial y graciosísimo.

    Un abrazo.
    Manolo Marcos

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    1. Amigo Manuel, ya ves que este escrito contiene muchos guiños y algunas claves de las que hemos hablado muchas veces.
      Abrazos

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  6. Uno deduce de tu escrito que la aparente conducta "surrealista" catalana no es sino un cúmulo de contradicciones o paradojas o contraposiciones u opuestos, simplemente, que ha tenido una actitud añadida: una apropiación indebida de obras, personas, cosas, ideas, para sacarlas de su contexto y trucarlas, falsearlas, desvirtuarlas, una desfiguración del papel creativo o de opinión, bien haciendo que muchos autores sean "de los nuestros" (desde punto de vista nacionalista) sin serlo, bien ignorando a otros que han sido grandes pero como nunca fueron de ellos hay que condenarlos al ostracismo. Si el modernismo es una consecuencia estética de aquella romántica Renaixença anterior -también Mucha en Praga practicó con muchos otros este estilo art decò, respondiendo también al incipiente nacionalismo checo que, por cierto, marginó a los eslovacos- no es de extrañar que sea la "gran oferta" catalana, rematada por esa Sagrada Familia vaticanocatalanista que proporciona pingües beneficios crematísticos. Miró -brillante el cuadro que adjuntas- no creo que fuera un nacionalista, ni Espríu tampoco, al que ahora se le intenta manipular, pero que fue un defensor acérrimo del federalismo, ni hay derecho al olvido de un Plá que para sí quisieran muchos españoles del resto de la península (bueno, al fin y al cabo, nuestro es también), ni Mercè Rodoreda es la tontita y contenida mujer que venido vendiendo los del nacionalismo de últimas olas y si no que se lean "La muerte y la primavera" que es de una modernidad y una buena escritura de tal calidad que dudo se comprenda por parte de quienes quieren instaurar "su" Estado. En fin, que haces un genial repaso, que hace pensar mucho párrafo a párrafo. A mí se me escapan muchas claves porque conozco de segundas lo que ha acontecido y acontece por ahí, el caché lo tenéis la gente libertaria e independiente para interpretar SIN DESFIGURACIONES la historia y proponer o tomar actitudes no manipuladas.

    En fin. Vivan tus guiños. Salud y Razón siempre.

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    1. Amigo Fackel, yo creo que la conducta catalana no es sino una conducta más, con sus características particulares, pero una más y no tiene nada especialmente notable. Tanto si es surrealista como si no, la cultura catalana se compone de una serie de contradicciones, algún acierto y algunas mezquindades como todas las demás. Qué nadie se crea que en esta “franja risueña” hay señoras más amables y jóvenes más audaces que en otros lugares de esta “piel disecada”. Aquí se trucan y falsean los cuentos como en los demás sitios del mundo mundial. Todo es tal vulgar, amigo mío, que da gusto verlo. Nada de pájaros exóticos, aquí simples gorriones inquietos y todos tan contentos, intentando atrapar una migaja de pan que haya caído al suelo.
      Quienes sueñan y se quedan dormidos en los laureles, se encontrarán, al despertar que el mundo ha continuado girando. Los laureles son evidentemente una sustancia surrealista.
      Un sueño no es una creación artística, un sueño no es un programa de gobierno. Y un sueño es una DESFIGURACIÓN, ahí está el surrealismo.
      En este escrito hay muchas claves, incluso la utilización de algunas expresiones lleva implícito un sentido amargo, tan arcaico como el verso de Foix, tan universal como la pintura de Miró, tan comprometido como la modernidad de Rodoreda, tan conciliador como los poemas de Espriu y tan terrenal como prosa de Pla. Como él yo también intento apartarme de las “collonadas” utópicas.
      Abrazos

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  7. Si eso fuera cierto, queda demostrado que somos muy iguales... Un abrazo.

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