martes, 10 de julio de 2018

Cambio de pollo



Siempre he tenido a la vulgaridad en gran estima, la sana vulgaridad que nos protege de los males de la exclusividad y del "alto standing", aquella vulgaridad que nos permite disfrutar de los placeres de una vida sencilla, limpia y ordenada. Pero ahora, la vulgaridad está mal vista, todo individuo que se precie de personajillo actualizado quiere ser exclusivo.

Todo se trastoca, ahora la vulgaridad es considerada una ordinariez y mientras tanto, contemplamos cómo se encumbra la incultura haciéndola espectáculo. Cualquier asno inconmensurable aparece como un individuo interesante que, haciendo cualquier monería, consigue una popularidad y una admiración tan inconmensurable como su propia estulticia.

Son tiempos líquidos y hay que adaptarse a los tiempos y algunos lo hacen, ya sea creyéndose todo lo que dicen los medios de comunicación o utilizando el más hipócrita de los lenguajes correctamente políticos. Otros se adaptan a la posverdad maravillándose ante cualquier frivolidad o comiendo argamasas fecales de estas que se distribuyen en los “fast food”.

De cintura para abajo queda bien ser “rarito”, llamémosle queer o individuo de género revisado que rechaza toda asimilación cultural o étnica –queer ya no es peyorativo-. De cintura para arriba, basta con ser imbécil, precisamente de cintura para arriba encontramos más variedades que de cintura para abajo.

En estas condiciones genéricas o de adaptación ya podemos ejercer el derecho de voto.

Son tiempos líquidos, se degradan los conceptos, los significados y los materiales. La obsolescencia programada de los mecanismos ha llegado a sentar sus reales también en las ideas.

Yo mismo he tenido que cambiar de pollo, antes tenía un pollo de goma –la goma se pudre con el tiempo- y ahora lo he cambiado por uno de felpa, es un engorro cambiar de pollo tan a menudo, ya veremos cuánto dura.

lunes, 9 de julio de 2018

Al otro lado de la puerta

Cabeza femenina (Sibila)
José de Ribera, 1634-1635

Orientado a poniente, en la parte sombría,
el jardinero quiso plantar un laberinto
de árboles perennifolios. Plantó unos setos vivos
de imponentes cedros y tejos recortados.
Aquellos árboles magníficos murieron de viejos,
permanece mas sin embargo, una caverna oscura
cuya puerta está cerrada desde hace algunos años,

sus bisagras están oxidadas y cuesta
mucho poderla abrir. Alguno afirma que dentro
se halla un corredor largo que conduce a una cámara
redonda con la estatua de una diosa virgen
de largos y sueltos cabellos y mirada terrible.
Hay quien dice que la estancia se encuentra vacía
y que toda mirada no es sino un vacío de sombras.

sábado, 7 de julio de 2018

Poliuto



Cuando Polyeucte, el noble armenio, se había convertido al cristianismo, alertada Roma y temiendo que todo el pueblo armenio se convirtiera también, envió a aquellas tierras al procónsul Severo para que contuviera el furor de la población y las ansias colectivas de conversión.

Al llegar Severo a la plaza, ante los vítores de unos y el abucheo de otros, pronunció un discurso que comenzaba así:

Armenios, el Emperador desea vuestra felicidad. He venido aquí, enviado por él, para liquidar a la purria.

La chusma encantada con sus palabras vociferó:

        ¡Muerte al traidor! ¡Qué alegría, correrán ríos de sangre!

Después del griterío, el procónsul se reunió con sus consejeros que decían:

La plebe es débil, pero manejada con manos hábiles, se convierte en un arma implacable.

Igual que Júpiter arranca las estrellas del cielo, nosotros podemos arrancar el corazón de toda esta chusma. La plebe es débil.

Todavía se podía escuchar el griterío de la plaza:
       ¡Muerte al traidor! ¡Qué alegría, correrán ríos de  sangre!


Nota:
Polyeucte es un drama escrito por Pierre Corneille y que, con libreto de Salvatore Cammarano, fue llevado a la ópera por Gaetano Donizetti en 1838 con el título de Poliuto

lunes, 2 de julio de 2018

El tiempo es amoral



Newton. Eduardo Paolozzi

El futuro es como una cámara de espejos donde se reflejan las imágenes del presente. El futuro es un juego de imaginación. El futuro es inocente.

Cuando el porvenir se convierta en presente, habrá perdido su inocencia y se hará culpable, por haber cargado con nuestras frustraciones. Nuestra indigencia moral, nuestra arbitrariedad y nuestros miedos serán la guía.

Entre el instante y la eternidad se extienden los lugares difusos de la historia. El caos. En él no es posible trazar ninguna línea que una dos puntos razonables, se interpone la brecha, el azar, la barbarie, la mala baba cósmica, la magnífica dispersión.

Schopenhauer sostenía que la intuición “a priori” del tiempo es una componente del sujeto del conocimiento. Sin duda, lo del filósofo es un razonamiento no medible, es manifiestamente metafísico.

No amigos, no.  Nada de lo dicho es cierto pues el tiempo no tiene moral. Pretender una moral del tiempo equivale a dar una finalidad a la historia.