Zygmunt
Bauman (Poznań,
Polonia, 1925) es del padre de la modernidad líquida. Tiene el mérito de haber liberado la
sociología del corsé del post-modern. En este sentido podemos afirmar que Bauman ha trabajado como un auténtico diseñador de lencería cómoda, de la que no aprieta.
Considero
que su obra es de gran importancia y su elegancia intelectual es un referente ético. No comparto, sin
embargo, su concepto de ‘pensamiento líquido’. Considera Bauman que existe un determinismo
innato en el comportamiento de los individuos y que hay pulsiones presociales
que hacen que seamos como somos.
A
diferencia de Bauman, yo creo que la discusión racional es determinante en la
construcción del comportamiento de una sociedad y que la sociedad ejerce una
influencia trascendental en el proceder y actuación de los individuos. En este
sentido, me postulo al lado de la tradición filosófica de la Ilustración.
Me
gusta, sin embargo la actualización que hace Zygmunt Bauman del Panem et circenses, cuando con
palabras nuevas nos recuerda que
si los pobres están distraídos, los ricos no tienen nada
que temer.
Yo prefiero la modernidad sólida. Los otros estados de la materia son divertidos aunque volátiles y tienden a amoldarse al recipiente que los contiene, aunque tenga forma de televisor o de plaza de toros, ya que hablas de "panem et cirquenses".
ResponderEliminarUn saludo, amigo Francesc.
Amigo Cayetano, me temo que nos encontramos ante una modernidad disgregada o viscosa.
EliminarUn abrazo
Dice mucho de lo que ha observado, como buen sociólogo y filósofo.Comparto su visión de la sociedad moderna. A pesar de todos los esfuerzos de la Razón, de las revoluciones y avances de la ciencia, las pulsiones humanas -las destructivas- son tan poderosas que pasamos por ciclos en los que se pulveriza el progreso conseguido.
ResponderEliminarAbrazos
Querida Amaltea, hay actuaciones humanas que son muy difíciles de justificar de forma racional, probalemente existen pulsiones presociales tal como argumenta Bauman. Creo sin embargo, que la educación juega un papel capital para que la razón adquiera toda su eficacia y se imponga a la inconsciencia.
EliminarPero, ¡ah amiga mía!, sea más o menos eficaz, se plantean incompatibilidades y contradicciones. La primera que se me plantea surge de las preguntas: ¿Cuál es la Razón? o ¿Razón de quién? ¿Será la Razón de Estado? Si es así, vamos mal y no nos quedará más remedio que sumergirnos en el líquido. El líquido del pensamiento.
Abrazos
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que "la discusión racional es determinante en la construcción del comportamiento de una sociedad y que la sociedad ejerce una influencia trascendental en el proceder y actuación de los individuos". Pero me gusta la crítica de Bauman sobre una cierta y abundante influencia de la sociedad sobre individuos y configurándose a sí misma, basada en la publicidad, lo mediático aparente, el mensaje veloz en lugar del argumento razonado, lo efímero en lugar de la consolidación de lo válido, etc. Yo no creo que la Razón haya sucumbido, ¿puede acaso sucumbir lo que conduce sin fin al conocimiento, a la convivencia y a las reglas del juego modificables de las conductas humanas y colectivas? Pero es cierto que hoy nuevas formas de "espiritualidad" que yo no comparto y tienen su grado de falacia quieren sustituir al esfuerzo humano. La eterna lucha entre oscuridad y luz sigue en activo.
ResponderEliminarAmigo Fackel, creo que la reflexión de Bauman es muy sólida, creo que su pensamiento líquido aporta un matiz de longitud a la idea iluminsta en cuanto al determinismo social, no creo, sin embargo que lo supere, pero sí que lo acompaña. Yo tampoco comparto el determinismo de ciertas formas de espiritualidad que actualmente pretenden hacer furor, creo que algo hay de alienación en ellas.
EliminarSaludos