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Tengo conocimiento de la zarabanda por haberla escuchado formando parte de
muchas suites barrocas y en alguna que otra composición moderna, pero debo
confesar que jamás he cantado ni bailado ninguna zarabanda.
Esta danza en cierto modo solemne, formal y circunspecta fue muy popular en la España del siglo XVII, pero su popularidad fue truncada enseguida por los moralistas de la época. La zarabanda fue considerada un baile despreciable y obsceno.
Exagerados e intolerantes aquellos moralistas ibéricos, como don Rodrigo Caro que en 1626 afirmaba:
Y antes, en 1609, Juan de Mariana en su “Tratado contra los juegos públicos” decía:
Con estas diatribas, la zarabanda fue prohibida en España en una orden fechada el tres de agosto de 1583. La orden que prohibía la zarabanda establecía una pena de doscientos azotes y seis años de galeras para los hombres y destierro del reino para las mujeres.
Debe ser por esto que yo no bailo la zarabanda ni siquiera la canto.
Por fortuna, con el tiempo las cosas se han ido suavizando y, en lo que se refiere a los bailes, hemos ganado en tolerancia. En otras cosas no lo sé.
Ahora podemos escuchar la zarabanda, no solo en las suites barrocas, sino también en obras de autores del siglo XX como en los franceses Claude Debussy y Erik Satie o en los ingleses, Vaughan Williams (en Job) o Benjamin Britten (en Simple Symphony). Y también en el cine de Stanley Kubrick, en la banda sonora de su película Barry Lyndon, donde utilizó una zarabanda de Händel (tema del cuarto movimiento de su suite en Re menor para clavecín).
Esta danza en cierto modo solemne, formal y circunspecta fue muy popular en la España del siglo XVII, pero su popularidad fue truncada enseguida por los moralistas de la época. La zarabanda fue considerada un baile despreciable y obsceno.
Exagerados e intolerantes aquellos moralistas ibéricos, como don Rodrigo Caro que en 1626 afirmaba:
Estos lascivos bailes parece que el demonio los ha sacado del infierno,
y lo que aun en la república de los gentiles no se pudo sufrir por insolente,
se mira con aplauso y gusto de los cristianos, no sintiendo el estrago de las
costumbres y las lascivias y deshonestidades que suavemente bebe la juventud
con ponzoña dulce, que por lo menos mata al alma; y no sólo un baile, pero
tantos, que ya parece que faltan nombres y sobran deshonestidades: tal fue la zarabanda,
la chacona, la carretería, la japona, Juan Redondo, rastrojo, gorrona,
pipirronda, guriguirigaí y otra gran tropa de este género, que los ministros de
la ociosidad, músicos, poetas y representantes inventan cada día sin castigo.
Y antes, en 1609, Juan de Mariana en su “Tratado contra los juegos públicos” decía:
Solo quiero decir que entre las otras invenciones ha salido estos años
un baile y cantar tan lascivo en las palabras, tan feo en los meneos, que basta
para pegar fuego aun a las personas muy honestas. Llámanle comúnmente
zarabanda, y dado que se dan diferentes causas y derivaciones de tal nombre,
ninguna se tiene por averiguada y cierta; lo que se sabe es que se ha inventado
en España, que la tengo yo por una de las graves afrentas que se podían hacer a
nuestra nación.
Con estas diatribas, la zarabanda fue prohibida en España en una orden fechada el tres de agosto de 1583. La orden que prohibía la zarabanda establecía una pena de doscientos azotes y seis años de galeras para los hombres y destierro del reino para las mujeres.
Debe ser por esto que yo no bailo la zarabanda ni siquiera la canto.
Por fortuna, con el tiempo las cosas se han ido suavizando y, en lo que se refiere a los bailes, hemos ganado en tolerancia. En otras cosas no lo sé.
Ahora podemos escuchar la zarabanda, no solo en las suites barrocas, sino también en obras de autores del siglo XX como en los franceses Claude Debussy y Erik Satie o en los ingleses, Vaughan Williams (en Job) o Benjamin Britten (en Simple Symphony). Y también en el cine de Stanley Kubrick, en la banda sonora de su película Barry Lyndon, donde utilizó una zarabanda de Händel (tema del cuarto movimiento de su suite en Re menor para clavecín).
La censura siempre ha puesto sus límites.
ResponderEliminarsalut
Sí Miquel, la censura y la intolerancia no cesan, se repinten. Cada día nos dan muestras sangrantes.
EliminarSalud
Cómo cambian los tiempos. Lo que antes era detestable y censurable, con el paso de los años se convierte en algo normal, como la minifalda o que las mujeres fumen. Bueno, esto último tal vez no. Las fumadoras y los fumadores son una unos bichos raros que hay que apartar porque van echando humo por la boca, como al principio de ponerse de moda esa costumbre en Europa con el tabaco traído de América.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, los tiempos cambian, pero los gestos siguen siendo los mismos de siempre. La intolerancia se repite, los métodos se perfeccionan en barbarie y eficacia, con independencia de las modas.
EliminarSalud
Mucho mejor la desenfadada zarabanda que el zafarrancho moralista. ¡Ni punto de comparación!
ResponderEliminarSalut
Amigo Loam, por bailar les pegaban doscientos azotes y los castigaban a galeras. Hoy, en otros paises intolerantes también castigan por bailar, por cantar, jugar con cometas. La intolerancia no cesa.
EliminarSalud
Hay que volver a bailar la zarabanda.
ResponderEliminarSí, Albert, bailaremos la zarabanda y al son que nosotros queramos, jamás al son que ellos nos obliguen.
EliminarParece que si la zarabanda la adaptamos a una orquesta sinfónica, la convertimos en honesta y decente. No sabemos si Juan de Mairena se dio un paseo por Brasil, África, o el Caribe para ver lo que es un baile sensual o si no salió de las cuatro paredes de esta España, donde a saber lo que hacían los moralistas de puertas para adentro. Lo que hoy podemos decir es que nuestra nación tiene otras graves afrentas y no suenan a música.
ResponderEliminarSalud
Querida Loli, en efecto hoy nuestro país tiene graves afrentas, yo creo que la mayoría de ellas derivan de aquellas intolerancias, de los largos años de moral integrista, de inquisición y de falta de respeto.
EliminarSalud
Santiago Auserón tiene un libro interesante sobre el tema de la Zarabanda y otros ritmos.
ResponderEliminarhttp://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/10/actualidad/1352573624_674948.html
Gracias Francis, veremos que dice Auserón. La zarabanda es una danza circunspecta que permanece a lo largo de muchos siglos. Ha sido muy utilizada en las suites barrocas.
EliminarSalud
Si es que no hay siglo donde no aceche la persecución por motivos idiotas y que solo ofenden a quienes no alcanzan a disfrutar de la vida, en todas sus expresiones.
ResponderEliminarTe digo, en plan afrancesado, que es una entrada formidable. Ese repertorio que citas me encanta.
Querida Amaltea, siglo tras siglo la intolerancia continúa y la idiotez se perfecciona. Y a esos idiotas con carnet y privilegios les molesta que los demás bailen.
EliminarMuchas gracias, celebro que te haya gustado el escrito.
Habremos ganado en tolerancia, pero en calidad musical y bailable...un horror.
ResponderEliminarMuy interesante tus aportaciones y tus citas.
Gracias Fackel, a pesar de mi escepticismo, musicalmente estoy atento a la nueva tonalidad, parece que apuntan a una claridad de miras.
EliminarSalud
Hola,
ResponderEliminarGracias por el articulo. estoy escribiendo una tesis de master y necesito la fuente del texto que citas de Don Rodrigo de Caro. Me la puedes pasar??
Gracias!!!
Hola!!
ResponderEliminarGracias por el articulo. Mira estoy escribiendo una tesis de master y necesito la fuente del texto que mencionas de Don Rodrigo de Caro. Me la podrias pasar???
Gracias
Amigo Edwin, el texto está tomado de las obras digitalizadas de don Rodrigo Caro (inspector de iglesias) correspondiente a la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional. No sé en que parte de su obra encontré la referencia, este artículo lo escribí hace aproximadamente un año aunque lo publiqué en este blog en enero del presente.
EliminarSalud
Me parece muy interesante todo el movimiento que se está realizando alrededor de la Zarabanda. Un fenómeno musical y artístico tan curioso.
ResponderEliminarAmigo José Luis, la zarabanda es una danza muy seria. Ha pasado a formar parte de una caracterización de la música española.
EliminarSaludos