El siroco nos trae la
perfección del Dodecaneso y aquí entre los olivos aún resuenan las voces de
Virgilio. Este paraíso minúsculo me ofrece el aroma del mirto y algunos frutos
sabrosos. A la sombra de álamo blanco puedo esperar a que pasen las fiestas de
las Tesmófiras y no pretendo mucho más, me basta una serenidad ordenada y me
conformo con mi dependencia estricta de la materia. Encuentro aquí la única
evolución que puedo comprender. Por
cierto, hubo un poeta que a esto que
podía llegar a comprender le llamó patria.
Aquí junto a los olivos, me emociona el mármol frío de Samotracia, me sacia el vino joven servido en la copa intacta de Horacio y con Dante creo pisar las altas esferas del Paraíso
All’alta fantasia qui mancò possa;
ma già volgeva il mio disio e’l velle,
sí come rota ch’igualmente è mossa,
l’amor che move il sole e l’altre stelle.
A este lado del árbol de Minerva están mis poetas y la ‘terribiltà’ de Buonarroti. Al otro lado de la orilla quizás se encuentre la princesa de Tarbulus llorando tras la ventana y agitando su pañuelo amarillo en lo alto de la torre del castillo. Puedo sentir sus lágrimas, no está tan lejos el faro de Alejandría y los destellos de su faro nos iluminan.
Aquí junto a los olivos, me emociona el mármol frío de Samotracia, me sacia el vino joven servido en la copa intacta de Horacio y con Dante creo pisar las altas esferas del Paraíso
All’alta fantasia qui mancò possa;
ma già volgeva il mio disio e’l velle,
sí come rota ch’igualmente è mossa,
l’amor che move il sole e l’altre stelle.
A este lado del árbol de Minerva están mis poetas y la ‘terribiltà’ de Buonarroti. Al otro lado de la orilla quizás se encuentre la princesa de Tarbulus llorando tras la ventana y agitando su pañuelo amarillo en lo alto de la torre del castillo. Puedo sentir sus lágrimas, no está tan lejos el faro de Alejandría y los destellos de su faro nos iluminan.
Sé que más allá de este
siroco, que a veces produce dolor de cabeza, hay unos paisajes disipados que
inspiraron a Turner, una flores de loto que tiñeron los versos de los poetas de
la dinastía Ming, unas brumas románticas que sedujeron a Hölderlin, una
naturaleza inhóspita que condicionó la arquitectura de Aalto y una música
excelsa que justifica la existencia humana y que Bach la armonizó.
Las flores sencillas y las plantitas aromáticas crecen entre el roquedal árido e iluminado, quemado por el sol, donde el claroscuro se desliza por las paredes de la Puerta de los Leones y sé que hay otros claroscuros bajo el sombrero de Rembrandt.
Las flores sencillas y las plantitas aromáticas crecen entre el roquedal árido e iluminado, quemado por el sol, donde el claroscuro se desliza por las paredes de la Puerta de los Leones y sé que hay otros claroscuros bajo el sombrero de Rembrandt.
Leerte es un placer. Descansa la vista y despierta los sentidos. Descubres cosas que , aún viéndolas, jamás las hubiera intuído.
ResponderEliminarUn abrazo
Salut
Gracias Miquel, yo digo que es un placer tener amigos y vecinos que se pasean por este blog.
EliminarHay cosas muy cercanas que sólo hay que mirar con un poco de calma.
Salud
sí, todo un recrear los sentidos
ResponderEliminarpasear por estas letras, ahora
veré allá donde me llevan tus ojos.
mi abrazo
Sandra, por aquí podrás encontrar mucho materialismo, aspiro a la vulgaridad y a ser un buen técnico. Je, je.
EliminarSalud
Me encanta como defines la belleza aun enmedio de estos vientos...Pero cuando soplan los sirocos por estos lares a mí; todo me parece una planicie de color amarillenta y por cierto bastante molesto este viento del Sahara.Pero aun hay quien puede encontrar belleza detras de esta espesa cortina.
ResponderEliminarA eso le llamo yo una sensibilidad in extremis que solo la puede tener una persona que la entienda (la belleza).
Saludos Francesc.
Querida Bertha, situado en la Arcadia, el siroco me trae los aires del Dodecaneso, la perfección de los mármoles, algunos ecos de Safo, (algo más al norte) y una serenidad de matorrales requemados.
EliminarSalud
¡Qué hermoso! La belleza medra en medio de la aridez más descarnada.
ResponderEliminarSalut, Francesc.
Salamandrágora, celebro que te guste. La belleza se encuentra, a veces, entre lo más árido, porque tarde o temprano, todo deviene árido. La belleza está muy cerca y hay que andar con cuidado, su mirada es como la mirada de la Gorgona.
EliminarSalud
Buenas noches Francesc, leerte es averiguar que has encontrado tu sitio entre vasijas, columnas y un mar turquesa, lejos de la niebla, el vapor y el humo, en un lugar habitado por aquellos que saben mirar algo más arriba que el techo de las casas. El paisaje es peculiar, los suelos calientes y pedregosos, y las plantas con el agua hirviendo se convierten en tisana.
ResponderEliminarEn tu texto está presente el Mediterráneo y un ánimo de quietud y sosiego.
Será que teniendo tan cerca el verdor de los bosques de las tierras altas, lo que más nos complace es buscar una brizna de hierba en las bajas.
Bello el Discóbolo, que no es el de Mirón.
Feliz semana.
Querida Loli, ya sabes que yo estoy a este lado del límite de los olivos, sentado en alguna suave colina del litoral donde crece el mirto y la hierbabuena, estoy mirando este mar antiguo, donde hay naufragios y en sus costas se levantaron templos bien proporcionados, con columnas de órdenes clásicos y con dinteles que contienen inscripciones.
EliminarSalud
....que bello mirar los claroscuros de tus ojos y sentir esta extraña y pura paz!!
ResponderEliminaroh! querida Pinocho, cuánta ilusión verte otra vez por aquí, celebro tu comentario.
EliminarPara mí, esta paz de la Arcadia reside en el paisaje sin sobresaltos, en las emociones sin sobresaltos, en la vegetación sin sobresaltos, en los sentimientos desprovistos de sobresaltos, cuando la inteligencia sustituye a la pasión.
Salud
Hermosa definición de patria, Francesc.
ResponderEliminarSalud
Créeme Manuel, yo no quería.
EliminarSi "patria" es aquello que yo puedo llegar a comprender, te diré que comprendo tan pocas cosas que me quedo con una patria insignificante, más bien inexistente.
Salud