Dentro y fuera de la ciudad las peleas son constantes. Discusiones, gritos, chillerías y bataholas. Total un pandemónium, un cafarnaún, una olla de grillos, parece una concentración de rapaces gañendo.
- ¡Ay, urraca querida! Aún recuerdo aquel escándalo en el campo, donde te encontrabas enfrascada, graznando junto con tus congéneres. Había una vaca muerta, tendida sobre el barro y vosotras con vuestros picos negros no podíais romper su pellejo para acceder a las vísceras rosadas. Mientras, los cuervos iban directamente a los ojos y a la ubre flácida del cadáver. Las urracas graznabais estrepitosamente para atraer la atención de los buitres, para que acudieran y destriparan la vaca muerta y abrieran sus carnes. Sabíais que las grandes rapaces engullirían la carne y las tripas, pero dejarían, al menos, algún hueso para repasar y de ahí obtendríais alimento.
¡Cuán estudiado tenéis esto de sacar provecho de los cadáveres!
De hecho, todos somos de la misma ralea: el bípedo sin plumas y el pájaro de mal agüero.
El caso es rapiñar y aprovecharse de vivos y muertos. Unos directamente a los ojos, otros a las ubres o a chupar de la teta, unos parlotean para llamar la atención, otros destripan cuanto encuentran y meten el pico y la espada donde convenga para procurarse el sustento. Algunos, con más sutileza, también parlotean y echan discursos para conseguir que otros usen la espada o el machete y les mantengan con todo boato.
- ¡Ay, urraca querida! Aún recuerdo aquel escándalo en el campo, donde te encontrabas enfrascada, graznando junto con tus congéneres. Había una vaca muerta, tendida sobre el barro y vosotras con vuestros picos negros no podíais romper su pellejo para acceder a las vísceras rosadas. Mientras, los cuervos iban directamente a los ojos y a la ubre flácida del cadáver. Las urracas graznabais estrepitosamente para atraer la atención de los buitres, para que acudieran y destriparan la vaca muerta y abrieran sus carnes. Sabíais que las grandes rapaces engullirían la carne y las tripas, pero dejarían, al menos, algún hueso para repasar y de ahí obtendríais alimento.
¡Cuán estudiado tenéis esto de sacar provecho de los cadáveres!
De hecho, todos somos de la misma ralea: el bípedo sin plumas y el pájaro de mal agüero.
El caso es rapiñar y aprovecharse de vivos y muertos. Unos directamente a los ojos, otros a las ubres o a chupar de la teta, unos parlotean para llamar la atención, otros destripan cuanto encuentran y meten el pico y la espada donde convenga para procurarse el sustento. Algunos, con más sutileza, también parlotean y echan discursos para conseguir que otros usen la espada o el machete y les mantengan con todo boato.
Amén.
ResponderEliminarPuigcarbó. Sembla l'oració de la garsa.
ResponderEliminarSalut
Quizás se haya roto la cadena alimenticia, de hecho pasa con algunas especies.
ResponderEliminarSalud
Sí, Isabel, esto ya pasa con las aves de rapiña incluso algunas se tornan carroñeras.
ResponderEliminarSalud