lunes, 4 de abril de 2011

Los estilitas

Ya hubo quien desafió las fronteras. Hizo caso omiso de los caminos. Se despegó del suelo y se dispuso a verlo todo desde arriba.

Así lo hicieron los santos estilitas que se subieron a lo alto de una columna y permaneciendo el resto de sus vidas despegados del pavimento enlosado o del polvo del camino y viviendo sin tocar de pies al suelo, se dedicaron a la contemplación. Lo nefasto fue que, desde lo alto del capitel, soltaron consejos y moralinas sobre las cabezas de los absortos desgraciados que los contemplaban.

En lugar de dedicarse a la contemplación, al lamento y a dar consejos, más les hubiese valido que se callaran y con sus pies descalzos disfrutaran del tacto de la piel con las molduras y volutas.

- Chac, chac, chac, chac, chac.

- Tu, picaza astuta, puedes volar por encima de capiteles, por encima de acróteras y por encima de las cabezas más o menos desnudas de las gentes que no se sorprenden por el vuelo de una urraca.

Solitario yo me largo. Subo a la roca de Sigfrid y desde el ápice contemplaré como fluye el río.

6 comentarios:

  1. Y hoy día, a los que dan consejos mientras se arrastran por el lodo (o el cesped, o el mármol, o el parqué o la moqueta), si alzar ni la vista un segundo a nada más elevado, los llamamos (casi) así...

    los estilistas.

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  2. Sí, Abraham, se puede decir que estos apañamundos se han elevado a la altura de la suela del zapato, pero que se anden con cuidado pues a veces las suelas están pastosamente ensuciadas.
    salud

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  3. siempre me he preguntado si nunca bajaban del capitel...
    Còssima

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  4. Cóssima. Nunca bajan del capitel. Les gustan más los capiteles jónicos, son capiteles más orientales, los prefieren a los dóricos, éstos son demasiado racionales y los estilitas no los son. En cuanto a los capiteles corintios los detestan pues los encuentran frívolos y aniñados.
    Salud

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  5. Estuve ante la columna de uno de los estilitas más recordados de la historia, en un páramo sirio y allí se me apareció la imagen del propio San Simeón, el estilita, para más señas y me dijo: No aguanté sobre la columna veinte años, bajaba cada vez que se enfrentaban el Real Aleppo contra el Fútbol Club Damasco. Y yo lo cuento, y nadie se lo cree. ¿Y por qué debo creerme que él no bajaba de la columna?
    Me encantó el texto. Me cuesta más la poesía, pero disfruto mucho con tu prosa.
    Saludos.

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  6. Sibreve, yo sí te creo. San Simeón se apeaba a menudo de lo alto de la columna, no le gustaba el capitel, lo encontraba tosco, con molduras agrestes, hubiese preferido un capitel jónico, pero aún así yo creo que también habría bajado par ver los enfrentamiento del Real Aleppo contra el Fútbol Club Damasco.
    Salud

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