sábado, 16 de abril de 2011

Límite personal

- Vamos a descansar, urraca, junto al lago de juncos. La superficie de las aguas refleja el vuelo de los estorninos. Estos pájaros trazan círculos en el cielo como las ondas del agua.

Ves mi rostro reflejado también en el lago. Mi rostro parece el de un Narciso viejo y ocioso. Un perfil de doble línea que delimita la imagen en movimiento sobre el agua.

- Chac, chac, chac, chac, chac.

-Cuanto más contemplo mi rostro en el agua, más difuminada me parece la ondulación del líquido y más admiro mi semblante. La autocontemplación me oculta el lago y los juncos.

Más allá del perfil se extienden las aguas en ondas suaves, casi imperceptibles. La imagen de mi rostro se perfila sólo en la pequeña extensión que las aguas le otorgan.

Mi perfil depende del agujero que las aguas me dejan, he aquí la frontera de mi intimidad.

Vivimos en el agujero que los otros nos dejan, también aquí hay fronteras.

2 comentarios:

  1. Bon final i prou cert, tot i que potser millor no emmirallar-se als llacs com Narcís.

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  2. Je, je, Puigcarbó, no ens hem d'emmirallar gaire, no fos que ens arribessim a conèixer a nosaltres mateixos.
    Salut

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