viernes, 29 de abril de 2011
Palacio de invierno
No esperaremos que el verano se acabe,
no ha de llegar septiembre con sus sombras
ni crisantemos para adornar coronas
de los difuntos. No. El sol ya es propicio.
Derribaremos capiteles y bóvedas,
las que sostienen el palacio de invierno
y los anhelos suntuosos de abril
que la emoción dejó en la encrucijada.
Aguardaremos, contemplando ruinas,
la silenciosa llegada de la musa
número cien, la fugaz, la indecisa.
Ya no será de estilo isabelino,
la construcción del palacio nuevo
tendrá cimientos de argamasa y razón.
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¡Cimientos de argamasa y razón! Exactamente es lo que necesitamos.La ilustración de tu llibreta negra, la mujer de rojo es una imagen muy onírica.
ResponderEliminarGràcies pel comentari del castell Francesc, l'he penjat sota de la foto,espero que t'agradi, salutacions.
ResponderEliminarSí, Amaltea, la razón, aunque mezclada con argamasa, es lo que sustenta nuestro conocimiento más efectivo.
ResponderEliminarSalud
Gràcies, Francesc Xavier, és el comentari sobre la impresió que em produeix aquesta fotografía del castell.
ResponderEliminarSalut
Que las musas de la poesía -no ciegas, sino expectantes y deseando que las saquen a bailar al son del viento de la historia- te escuchen y nos complazcan.
ResponderEliminarMe gusta esa manera de escribir. Precisa, medida, justa. Si la vida viniera solo de manos de la poesía, ¿sería más justa?
Salud y Buen Primero de Mayo.
Estimado Juan, celebro que te haya gustado el poema. Si la vida viniera solo de manos de la poesía, vendría muy solita.
ResponderEliminarSalud