sábado, 2 de abril de 2011

Cuatro o cinco cosas

Situados ante cuatro o cinco cosas, - el amor, la necesidad, la crueldad, el dinero o la belleza - el comportamiento humano, tanto del pequeño vicioso como del pequeño virtuoso, es más o menos del mismo calibre. Cada uno resuelve y se sale como puede, evidentemente arrimando el ascua a su sardina. Caen las máscaras, los ropajes y las diferencias y después, desnudos, nos damos cuenta que todos somos siniestramente deformes, acarreamos con similares excrecencias y pellejos. Somos feos.

Así las cosas (las cuatro o cinco), nos queda la ventura de conocer la escultura griega, donde la belleza se encuentra petrificada y el buen humor capaz de regodearse con el pequeño vicio y más aún con la pequeña virtud.

2 comentarios:

  1. Aún siendo feos -y la fealdad no horripila ni de lejos como la maldad hermoseada por el éxito social-hay algo que ennoblece y convierte en belleza lo inármónico, hallar esa cualidad que muta al feo en bello es una búsqueda apasionante.

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  2. Si Amaltea, la eterna lucha por la belleza.
    Ya sabes, para los clásicos belleza y bondad son sinónimos.
    Salud

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