miércoles, 28 de febrero de 2024

La originalidad y la desmemoria

Josep Guinovart. Litografía


La originalidad en el arte y en la literatura es una ilusión producida por la falta de memoria o de información.

Cuando me encuentro delante de alguien que dice ser muy original, lo primero que pienso es que estoy delante de un desmemoriado. 

Quien tiene memoria y conocimiento de lo acontecido en la historia ya sabe que no hay nada nuevo bajo el sol. Las cosas ya se han dicho con anterioridad. La grandeza de la creación artística reside en la forma de decir y en proponer siempre puntos de vista renovados y adaptados a los tiempos.

Actualmente la originalidad está sobrevalorada y, a sabiendas de que todo es plagio, se condena el plagio: pura hipocresía que sólo se explica bajo criterios comerciales que constantemente crean espejismos de exclusividad ilusoria.

Que nadie piense –ni el artista, ni el autor ni el espectador– que la originalidad es una sustancia estética. Ésta reside en la forma, en el cómo se expresa el autor, reside en el matiz de la expresión y este material lo podemos encontrar en la copia renovada capaz de mostrarnos facetas nuevas de la realidad.

lunes, 26 de febrero de 2024

Marius Torres

 

Estuve un verano, durante dos meses, leyendo toda la obra completa de Marius Torres, cuanto más avanzaba en la lectura más me deprimía y, de una forma rara,  más me gustaba. 


Morir… Si almenys pogués arrabassar i endur-me

tot el que he malgastat, vivint entre la xurma,

d’amor, d’ambicions, de treball, d’ideals!


De “La mort i el jove”  -  Marius Torres (setembre 1936)


traducción:


Morir... ¡Si al menos pudiera arrancar y llevarme

todo lo que he malgastado, viviendo entre la chusma,

de amor, de ambiciones, de trabajo, de ideales!


El poema completo podéis leerlo en

https://francesccornado.blogspot.com/2011/01/marius-torres.html 



domingo, 25 de febrero de 2024

Cansancio y plenitud abdominal

 

Madame Ingres(1859). Jean-Auguste-Dominique Ingres 

 

Cuando estamos cansados o aburridos solemos decir que ya estamos hartos. Asociamos el cansancio a la plenitud del vientre. A veces a la tristeza o al desespero. No acabamos de distinguir una situación psicológica desagradable de una sensación física de hartazgo o abundancia alimenticia.

Cosme Moret, que es persona sabia y buen comedor, me asegura que después de la ingesta de un estofado de ternera del tipo gulasch, entra en un sopor que le produce una sensación de cansancio que se manifiesta en las extremidades inferiores.

Me parece que tal sensación de hartazgo y cansancio estuvo bien representa en la pintura barroca francesa. Aquí no quiero nombrar a Botero porque no es francés y su obra es, en este sentido, bastante esperpéntica.

sábado, 17 de febrero de 2024

La “conoscenza”

 
Leonardo da Vinci


El arte bizantino iba quedando atrás, en los mosaicos de San Marco, en las teselas de Rávena y en las bocas pequeñitas de las vírgenes de los iconos.


Era el quattrocento y ahora, la nave del hombre nuevo cruzaba el estrecho fatídico, entre Escila y Caribdis debía sortear los escollos, proteger su arte y su razón. Para ello contaba con las leyes generales de la mecánica, conocía la historia de las petrificaciones y sedimentaciones que se extienden a lo largo del Arno, el Po y el Adigio y sabía tender puentes. Contemplaba la realidad y la representaba en perspectiva. Renacía y afirmaba: 

il sole non si muove.


La realidad no tenía límites y su curiosidad tampoco los tenía y quería amar aquellas piedras, aquellos árboles ralos y aquellas lechuzas que volaban desde el Arno hasta el convento de los franciscanitos de Fiésole.


Nessuna cosa si puó amare ni odiare, se prima non si a conoscenza de quella, decía Leonardo y lo criticaban algunos que aún contemplaban las teselas bizantinas.


Cimabue, Giotto, della Francesca, Alberti sabían que el amor nace del gran conocimiento del objeto estimado. Allí también estaban Pico della Mirandola, Maquiavelo, Bruno y Galileo para confirmar que la naturaleza es una “admirable necesidad” que amenaza con su estruendo.

jueves, 15 de febrero de 2024

Ingenuidad

Sin título. 1992. Sigmar Polke (1941-2010)


Siempre he admirado a los hombres y mujeres vivaces, los que tienen un carácter esperanzado y una mirada abierta. Son personas que acostumbran a ver la realidad con cierta perspectiva y no suelen asombrarse. Disfrutan viendo lo que hay sin caer en la ingenuidad.

La ingenuidad es algo insignificante si la comparamos con la gran diversidad y riqueza que nos ofrece la realidad.

Naturalmente que me gusta la ingenuidad infantil, para ser más exacto debería decir que lo que me gusta es la inocencia de los niños –Santa Inocencia–, pero cada cosa tiene su tiempo y uno puede ser ingenuo a los cinco años, pero serlo cuando ya es mayorcito es algo que se acerca a lo bobalicón.

Entonces es cuando vemos al individuo que anda por ahí con un lirio en la mano. Algunos lo contemplan con ternura y dicen: 

este del lirio es un buen elemento, buena persona, lleva un niño dentro. 

Supongo que quieren decir que este individuo conserva la ingenuidad de la niñez.

Me horroriza pensar que uno, además de tener las manos ocupadas sujetando un lirio, ande por ahí transportando “un niño dentro”. 


La ingenuidad está sobrevalorada. La realidad es otra cosa, y andar con ingenuidades puede convertir al transportista del niño en carne de cañón, en carne de hipotecas y esto lo saben los bancos.

lunes, 12 de febrero de 2024

Música americana


En diversas ocasiones he dicho que no acabo de entender la música americana o directamente he afirmado que no me gusta.


Advierto que lo que expongo sobre la música americana es una opinión estrictamente personal y manifiesto mi total respeto a todos aquellos que les gusta aquella música de las tierras que se extienden desde los fríos de Alaska hasta el cabo de Hornos.

Naturalmente, hago algunas excepciones y rescato la obra de dos o tres compositores.

En cuanto a los compositores estadounidenses, me gusta, por encima de los demás, la obra del John Cage (1912-1992), la aprecio por su modernidad, su radicalidad y su trabajo de experimentación; destaco su ASLSP (I-VIII) para piano y también su Music for piano (85 piezas).

Con reparos puedo acercarme a la obra de George Gershwin (1898-1937), este compositor que quiso estudiar con Nadia Boulanger pero que ésta lo rechazó, y que también fue rechazado por Maurice Ravel. Tanto la Boulanger como Ravel argumentaban que Gershwin estaba demasiado influenciado por el jazz, y esto, a la larga, perjudicaría su obra musical. Acepto su Rapsodia in blue y Un americano en París de 1928, pero no aguanto su Porgy and Bess, esta especie de musical pesado, ñoño y sentimentaloide.

Tampoco me gusta nada la música de Charles Yves (1874-1954) aunque esté considerado uno de los “American Originals”. Ni siquiera me agrada su Sonata Concord. Por su forma de tratar el piano, parece no haber entendido las lecciones de su padre que era un director de una banda de una ciudad pequeña. No coincido con lo que dice algún crítico cuando habla del acercamiento de Yves a la música folclórica americana, ¿qué música folclórica?, ¿cuál es la música folclórica americana, será la de los sioux o la de los apaches? En todo caso habrá que consultárselo a los de National Geographic.

Del resto de la música norteamericana podría salvar un o dos músicos de jazz, lo demás ni lo comprendo ni mi gusta. No me gustan los minimalistas, me parecen efectistas, comerciales y practicantes del “aparencialismo” que no llegan siquiera a la síntesis de sus composiciones. Tampoco me gusta Samuel Barber ni Aaron Copland, ni la música pastosa de los compositores de Hollywood.

No soporto la música popular americana, ni el rock, ni el skifflel, ni el booguie-booguie; no aguanto el country, rechazo el góspel, el funk, el heavy metal, el punk, la música disco, el house, el techno, el grunge y el hip hop. Y no me gustan los estilos regionales, tales como el zydeco, klezmer and slack key.

El Tajín. México Prehispánico


Dejo los yanquis y bajo hacia el sur. Allí, podría detenerme en la obra del mejicano Silvestre Revueltas (1899-1940), era un modernista convencido. Pondría un poco de atención en su Sensemayá que parece acercarse a Claude Debussy, esto y nada más de Revueltas. El sentimiento nacionalista mejicano hizo mucho daño. Ya se sabe los nacionalismos siempre hacen daño a las gentes y al arte. No me gustan los sones tradicionales mejicanos como el jarabe tapatío, el huapango, las rancheras y los corridos. Todo esto puede entretenernos, pero, en mi modestísima opinión, no pasa de esto, un puro entretenimiento eficaz y placentero.

Ya en el Caribe, debo decir que su diversidad de ritmos no me interesa lo más mínimo. Puedo salvar las habaneras, las guarachas y las guajiras y nada más. Proclamo, casi de forma solemne, que no me gustan nada la rumba, la salsa, el merengue, que me desagradan el chachachá, el merecumbé, la chapeta, la cumbia, el son, el calipso, el mambo y hasta el rey del mambo. Me resultan insoportables el ska, la bachata, el reguetón, el vallenato, la conga y hasta el baile de la conga.

Dragones Coruja (Brasil)

Ya en el cono sur, en Brasil, con admiración, salvo la música de Heitor Villa-lobos, es excepcional. Todo lo demás del Brasil no me interesa nada, ni Tom Jobim, ni Chico Buarque, ni João Gilberto, ni la samba ni la bossa nova. No me interesa el tropicalismo, la brega, el baião, el rock brasileño, la ciranda, la música gaucha brasileña, el funk carioca. No me interesan las Mamonas Assassinas, ni Cascata y Leonel Azevedo, tampoco las Paquitas, Fábio Junior, Milton Nascimento, Deborah Blando, Massacration, Tiririca, Tonico y Tinoco, Kátia Cega, etc.  


Pintura rupestre. Cerro Colorado Córdoba -Argentina)


En Argentina tiene especial predicamento la obra de Astor Piazzolla. A mí, sin embargo, este compositor no me gusta nada, ni siquiera aguanto sus Estaciones porteñas. Hay en Argentina una larga tradición milonguera y tanguista que a mi entender no tiene otro interés que la letra de sus canciones, pero, desde el punto de vista musical, no veo más que un ritmo de marcha trasladado de Europa al país del Plata.



NOTA.

Todo lo que he opinado se refiere a las obras musicales y no tiene nada que ver con aquellas gentes tan vitales del continente americano, hombres y mujeres que disfrutan con la música. Mis opiniones están condicionadas por mi eurocentrismo y por mi limitado conocimiento musical y que han marcado mi manera de ser. Debo decir que en mi mundo musical europeo, limitadísimo también, encuentro compositores que no me gustan y muchos géneros musicales que me molestan.

sábado, 10 de febrero de 2024

Una veu al capvespre

Modest Urgell i Inglada (1839-1919)

-no conozco el título de esta pintura de Urgell, siempre me ha gustado muchísimo, yo me he tomado la libertad de denominarla “un árbol lejano”-


 

Al capvespre, una veu silent ens parla de la culpa, de l’educació i dels desigs.


La llibertat i la solitud projecten llur ombra allargada.


La veu fluixa i maltractada insisteix en l’anhel de llum matutina i l’anhel de bellesa. Per be que l’ocàs s’empassa les paraules, la veu reclama la necessitat d’estimar-nos i de construir ponts d’amistat.



traducción


Una voz al atardecer


Al atardecer, una voz silenciosa nos habla de la culpa, de la educación y de los deseos.


La libertad y la soledad proyectan su sombra alargada.


La voz floja y maltratada insiste en el anhelo de luz matutina y el anhelo de belleza. Si bien el ocaso se traga las palabras, la voz reclama la necesidad de amarnos y de construir puentes de amistad.  

jueves, 8 de febrero de 2024

Barcelona, ciudad de la convivencia

Rirkrit Tiravanija


Barcelona es una ciudad acogedora y que suele agradar al visitante. Aquí caben todos. Es una ciudad de convivencia.

Aquí conviven los perros y sus deposiciones con los transeúntes, los carteristas con los usuarios de los transportes públicos. Conviven ideologías de todo tipo con esotéricos también de todo tipo.

Cuando alguna de estas ideologías se radicaliza y le da por destrozarlo todo, levantar barricadas, quemar contenedores y romper escaparates; al cabo de unos días se restituye la convivencia y todo vuelve a la normalidad.

Las fachadas más nobles acogen los grafitis y los contenedores de basura acogen a los ciudadanos que tienen incontinencia urinaria.

Los clubs de consumo de drogas conviven con las escuelas de niños -sé de uno de estos clubs que linda con una escuela infantil y está separado de ella por una pared medianera, esto es 15+15 centímetros de separación.

Hay tiendas abiertas las 24 horas del día, donde los menores pueden comprar bebidas alcohólicas de alta graduación, salen de la tienda y, con la botella en la mano, conviven con los que duermen en los bancos o en los soportales.

Hay una gran diversidad de personajes raros que conviven magníficamente y una diversidad de individuos que creen que la convivencia se puede resolver a cuchillazos.

Conviven jóvenes entusiasmados, estudiosos y muy preparados con irresponsables que no hacen nada, ni trabajan ni estudian. 

Para “pacificar” la ciudad se han diseñado unos “ejes verdes”, donde los peatones pueden pasear sin tener que soportar el tráfico rodado que tanto molesta. Pues bien, en este urbanismo pacificado, en estos “ejes verdes”, conviven los paseantes con los coches particulares, las camionetas de reparto, los patinetes, las bicicletas, los incívicos que salen de los after hours y gritan como energúmenos.

En esta ciudad tan humana, conviven hombres y mujeres responsables que trabajan con ahínco con burócratas que no hacen más que entorpecer.

Adaptados a las nuevas formas de convivencia podemos decir que Barcelona es una ciudad maravillosa.  

sábado, 3 de febrero de 2024

Giacomo Quarenghi

 

 Retrato del arquitecto Giacomo Quarenghi realizado por Aleksander Orlowski  -  imagen tomada de Wikigallery.org



La arquitectura de Andrea Palladio es la que mayor influencia tuvo en el neoclasicismo. Su estilo se difundió por toda Europa y buena parte de las ciudades de Estados Unidos.


El arquitecto Thomas Jefferson, al que le gustaba más la arquitectura del Renacimiento que desempeñar su cargo de presidente de los Estados Unidos, fue un fiel seguidor y un gran difusor de la obra de Andrea Palladio.


Los edificios de estilo palladiano son, a mi entender, los que mejor configuran los centros urbanos de nuestras grandes ciudades.


La arquitectura renacentista de Andrea Palladio llegó a Rusia de la mano de Giacomo Quarenghi (1744-1817). Este arquitecto nacido en Bérgamo (Italia) llegó a San Petersburgo en 1779. Puede decirse que Quarenghi fue el representante más conspicuo y más completo de la arquitectura neoclásica en Rusia.



En San Petersburgo construyó el edificio para la Banca del Imperio, el Teatro del Ermitage, la Academia de las Ciencias y terminó el edificio del Instituto Smolny que había empezado su compatriota Bartolomeo Francesco Rastrelli.


Digamos aquí, que el Instituto Smolny de Nobles Doncellas había sido promovido por Catalina II, la emperatriz mecenas de las artes que presidió la época de la Ilustración rusa. A menudo se la incluye en las listas de déspotas ilustrados.


Del neoclasicismo de Giacomo Querenghi destaco la sobriedad de la ornamentación, el equilibrio de masas y la mesura armónica de las proporciones de los palacios que proyectó: el palacio Inglés de Peterhof y el palacio de Alejandro de Tsarskoie-Selo.


No he tenido el placer de ver estos palacios -el frío de aquellas tierras me ha quitado las ganas de viajar a la desembocadura del Neva-  sólo los conozco por sus planos y los he visto en fotografías. Pero observado las imágenes de la columnata del palacio de Alejandro de Tsarskoie-Selo ya he podido acercarme a la belleza de sus proporciones.


Puerta del Neva (dibujo)


Giacomo Quarenghi trabajó para Catalina II, pero cuando Alejandro I, hijo menor de Catalina accedió al poder, gran parte de los trabajos de proyecto y dirección que había iniciado Quarenghi fueron acabados por su colega francés Thomas de Thomon cuya admiración por la arquitectura de iluminista de Ledoux se dejó sentir en aquellas tierras heladas.  

viernes, 2 de febrero de 2024

Poesía a primera vista

Fallen Angels. Anselm Keifer


Es difícil que un poema me guste en una primera lectura. Diría que aquello del “amor a primera vista” no me sucede con la poesía, sólo se manifiesta después de unas cuantas lecturas, algunos poemas me gustan y me van gustando cada vez más.

Muchos otros no me gustan en absoluto, no pasan a lecturas posteriores, se me caen de las manos. 

Los poemas son como cualquier cosa que se tenga en pie, deben estar en equilibrio y no caerse ni de forma ni de fondo. Muchos se caen por la falta de equilibrio, unos son poemas de equilibrio inestable y otros, simplemente desequilibrados.

Sólo he sentido el “amor a primera vista” con la poesía de Cesare Pavese. Otros poetas magníficos han ganado magnificencia a medida que los iba leyendo, algunos de ellos han quedado definitivamente fijados en mi pensamiento, perfectamente equilibrados, iluminando mi visión de la realidad y sirviéndome de guía perpetua: Dante, Baudelaire, Horacio, Salvat Papasseit, Machado, Virgilio, Maragall, Teognis de Megara, Costa Llobera, Leopardi, Verlaine, Espriu y algunos otros de mucho interés.


Supongo que casi todos los lectores de poesía tienen su sensibilidad más abierta que yo y son más propensos al enamoramiento poético, no lo sé. Seguro que cada uno tiene su lista.