sábado, 29 de junio de 2024

Pianos en la calle. Me voy

 Piano en la Plaza de Cataluña en Barcelona

Con motivo del concurso de piano María Canals, se han colocado en algunas calles céntricas de Barcelona unos pianos de cola para que los ciudadanos cívicos puedan dar rienda suelta a sus habilidades artísticas.

Pues bien, hay personajes incívicos que dan rienda suelta a su tendencia delincuente y arremeten contra todo, sin respeto ni a la convivencia, ni a la ley ni a la razón. 

Gamberros que quieren dejar constancia de su miserable existencia y pintarrajean el piano dejando sus "deposiciones artísticas" sobre el instrumento. Pintan unos taks asquerosos en el piano y en la banqueta y lo estropean todo, da asco.

¿Tendré que pensar aquello de que no se pueden dar perlas a los cerdos? o tendré que sospechar que, a la vista de los actos vandálicos y las gamberras, los organizadores del concurso ya no volverán a poner los pianos en las calles de Barcelona y los pondrán en otras ciudades donde haya más educación y respeto. Entonces, aquí nos preguntaremos sobre el por qué de la degradación cultural de esta ciudad que tanto había presumido de ser una avanzadilla cultural. 

Me ha disgustado tanto este acto vandálico y esta mugre social que recorre Barcelona, que me marcho una temporadita de mi ciudad y desconecto.

viernes, 28 de junio de 2024

Diversidad y dispersión

Figuras junto al río (1937) Constantin von Mitschke Collande


El pensamiento sólo será eficaz si tiene en cuenta la diversidad y la dispersión. Ambas son potencias. La una y la otra tienen la capacidad de elevar nuestra vida cotidiana a la categoría de obra de arte. Ambas son profundas como el lago salado de Agios Nicolaos, en su fondo se encuentra la entrada al Hades.   

La vida como obra de arte es incompatible con la oscura metafísica del artista, cuyo afán es contemplar su obra y decir: "que bien lo he hecho". 


jueves, 27 de junio de 2024

Charcutería y librepensamiento

 


Uno de los procedimientos utilizados habitualmente para manipular a la opinión y para alienar a la población es inculcarles una idea ÚNICA atractiva y fascinadora que cautive, que prometa arcadias felices y mundos gozosos y ofrezca una libertad que casi nadie sabe que significa, trufando todo ello con símbolos amables y llamativos.

Se trata de embutir las mentes con un mondongo chacinero formado por banderas, promesas, himnos, consignas panfletarias y toda una charcutería que rellene las meninges de la gente y que sustituya la materia gris por el material salchichero.

Embutiendo consignas, ya desde las aulas, se consigue manipular la historia, atontar al personal y eliminar el librepensamiento.

Se transforman las mentes y los cuerpos. Aparecen lorzas, semblantes bobalicones, cogotes asalchichados, labios estrambóticos y miradas obtusas. Allí donde podría haber unos cuerpos ágiles y despiertos, encontramos unos seres acartonados de una gran torpeza espacial que andan por ahí chocando los unos contra los otros. Encontramos torpeza mental, entumecimiento y fealdad que van acompañados de incomprensión natural, porque una cabeza embutida nada comprende, sólo cabe en ella la idea única que les han embutido.

Se sustituye lo racional por lo sentimental sin tener en cuenta que la silicona no tiene sentimientos.

miércoles, 26 de junio de 2024

Eje de ordenadas

Zwei Brüder (1931)

Elfriede Lohse Wächtler



Cuando acecha el empuje

de la ira secular

-algo que suele ser habitual-,

el odio se convierte en cólera;

entonces el homo sapiens que muerde

empuña cualquier herramienta cortante

para hacer daño y lo hace.


Fragmento de "Eje de ordenadas" de mi libro -Odis, venjances i altres tractats geomètrics-


lunes, 24 de junio de 2024

La realidad y los mundos simbólicos

Retrato de Battista Sforzza. Piero della Francesca 


Los mundos simbólicos se me escapan. Creo en las cosas que son, como por ejemplo, una lechuga y no creo en las cosas que representan algo, como por ejemplo un himno.

Siempre he pensado que la realidad supera con creces todo lo que podamos tener en la cabeza en forma de abstracciones, creencias, ideologías o símbolos.

Lo más prodigioso y extraordinario de esta vida es la contemplación de la realidad. Lo que mayor admiración me produce es la expresión de la realidad despojada de cualquier aditamento ideológico, añadiduras baldías o aposiciones.

Creo que la contemplación de la realidad pura y simple, nos permite aceptar que en la vida puede existir el milagro. Es el milagro de los frutos sabrosos, el aleteo de los pajaritos,  la sombra de los pinos junto al mar,  el aroma de la carne a la brasa, la tonta risotada de los adolescentes, el jardín de las prímulas y las adelfas...

sábado, 22 de junio de 2024

Jaime Balmes. Apetito

Cafe Scene in Paris, 1877. Henri Gervex


Me pregunto como es que siendo tan joven me apeteciera leer "El Criterio" de Jaime Balmes. Tenía poco más de dieciséis años y durante una temporada me dediqué a leer "El Criterio". Entonces comía poco, era en el comedor de la empresa, y durante unos meses, cada día, después del almuerzo, me apliqué en la lectura de aquel libro del presbítero de Vic. 

"El pensar bien consiste, ó en conocer la verdad, ó en dirigir el entendimiento por el camino que conduce á ella. La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra suerte, caemos en error."

Así comenzaba el libro. Ciertamente estas sentencias atrapaban mi atención en momentos de digestiones escasas. Entonces yo era un desganado y aquel libro no lograba despertar mi apetito, aunque sí mi interés por las palabras de aquel hombre tan sabio.

Jaime Balmes (1810-1848) me parecía un hombre moderado, aunque yo, en mí adolescencia, tampoco es que persiguiera ninguna moderación, pero seguía leyendo. Veía en el libro la expresión de un filósofo que buscaba la conciliación.

Para Balmes, la delactatio terrena (delicia terrenal) era la monarquía burguesa. Él era de Vic (antes Vich), territorio carlista. Aborrecía cualquier forma de reacción o de revolución, era un conservador que desconfiaba del sentido común de los catalanes, quiero decir que ponía en cuarentena el seny català y esta era su postura de entonces. Yo creo que si viera el panorama actual y las barrabasadas de los responsables políticos de ahora, el presbítero Jaime Balmes, a pesar de su tonsura, se tiraría de los pelos.

Yo, sin embargo, continuaba con  "El Criterio" cuya lectura no remediaba mi inapetencia. A veces parecía que Balmes quería perdonarme la vida de adolescente. Aquel libro tenía una carga moralizante que el autor enmascaraba con sombras cartesianas.

Las lecturas de la adolescencia suelen dejar huellas, no creo que Balmes dejara ninguna huella en mí, solamente dejó el recuerdo de mi falta de apetito.

jueves, 20 de junio de 2024

San Cosimato

 

Cada vez que he ido a Roma he visitado la pequeña iglesia de San Cosimato que está en un rincón escondido en el corazón del Trastevere, en la plaza de San Cosimato donde también hay un mercado. Visito aquella iglesia por razones familiares que no vienen al caso.


La iglesia está consagrada a un santo que no existe. Cosimato es la contracción de los nombres de Cosme y Damián.


El templo, actualmente está incorporado al Ospedale Nuovo Regina Margherita.


La primera fundación de la iglesia es del siglo X, cuya obra terminó en 1069 cuando fue consagrada por el papa Alejandro II.


Como otros templos románicos, la iglesia tiene un patio al que accedemos después de pasar un atrio construido con columnas y restos de elementos arquitectónicos procedentes de otros edificios que se habían destruido.


La fachada actual es del siglo XV. La iglesia es de una sola nave con techo de madera. En su interior encontramos algunas obras de arte como el fresco de la Madonna con Bambino en trono tra Santi, se trata de una escena de la Virgen con el Niño entre San Francisco y Santa Clara, realizado en el siglo XV por Antonio del Massaro, apodado "il Pastura", alumno de Pinturicchio.


Ya he dicho que visito San Cosimato por razones familiares y también porque es uno de los pocos templos románicos en el que me encuentro bien. En aquella arquitectura todo es amable, es un románico condescendiente y benévolo que queda muy lejos de las iglesuelas románicas del Pirineo catalán. No percibo en San Cosimato ningún atisbo de fanatismo, no veo en el interior del templo ningún signo de imposición, probablemente hayan rebotado contra sus muros los sermones exaltados de otros tiempos, pero ahora no veo resto de ellos.

martes, 18 de junio de 2024

El buen salvaje

 

Alphonse de Neuville (1836-1885)



Contamos con la obra de arte para que la verdad no nos destruya,

lo dijo Nietzsche y después se peleó con Richard Wagner.

Yo creo que Wagner, al oír las palabras de Nietzsche, apeló a lo más profundo de la misericordia de su corazón y dijo para sí: el arte soy yo.

Nietzsche sabía que su amigo Wagner era un rousseauniano convencido de que el "buen salvaje" está más allá del bien y del mal y que su buen salvaje se llamaba Siegfried.

Ambos sabían que Rousseau padecía incontinencia urinaria y que esta circunstancia le provocaba vergüenza y mal humor, pero aún así, los dos creían, como el filósofo francés, que la cultura estropea y pervierte la virtud del buen salvaje.

A Nietzsche también le preocupaban las cosas del bien y del mal, pero todo esto no le sirvió para nada y, el filosofo y el músico, se enzarzaron en una riña crónica que duró hasta el final de sus días. 

domingo, 16 de junio de 2024

Las arpas

Las arpas continúan colgadas en las ramas de los sauces.   

El viento cálido del solsticio las mece, sus cuerdas vibran con el dolor y la incomprensión de los siglos. 

Las cuerdas de las arpas proyectan sombras paralelas sobre el terror. 

Las voces antiguas de los vates acompañan el llanto de los que lloraban a la orilla de los ríos. 

Ahora recuerdo H. Schütz, An den Wassern zu Babel y hoy las armonías mínimas de Arvo Pärt.


 

sábado, 15 de junio de 2024

Arte de posguerra y arte actual. Contrastes

 


En la España de posguerra, en medio de una tremenda penuria económica, el poder político de entonces decretaba el rechazo y la cancelación de las vanguardias artísticas.

En un ambiente de estrechez creativa, provocada por la censura, Eugenio d’Ors se esforzaba por crear un ambiente artístico allegado al Movimiento Nacional que incluyera a las vanguardias, pero éstas eran incompatibles con los principios del nacional-catolicismo. El esfuerzo de d’Ors chocaba frontalmente con las tesis de Ernesto Giménez Caballero que, utilizando argumentos falangistas, teorizaba sobre arte y literatura. Las vanguardias y sobre todo los artistas iban resistiendo con tenacidad.

Como afirma Andrés Trapiello en Las armas y las letras: literatura y Guerra Civil (1936-1939: Habían ganado la guerra, pero habían perdido la historia de la literatura”.

En aquellas décadas interminables de dictadura, encontramos la vanguardia artística representada en diferentes movimientos artísticos más o menos estructurados. A veces eran movimientos efímeros, a veces sólo se trataba de una agrupación, un corro o fracción de amigos o artistas que compartían un lenguaje formal o algo similar. Se reunían de vez en cuando, cambiaban impresiones, se mostraban sus obras entre sí y decidían alguna acción conjunta; a partir de estas sentadas buscaban un nombre y formaban un grupo artístico.

Escuela de Doloriñas, ca. 1941. Julia Minguillón


En aquel desierto cultural aparecían de vez en cuando espejismos y algún oasis. El postismo, Dau al Set, El Paso, Pórtico, Los nuevos prehistóricos, Gallot, Club Cobalto 49 y el esfuerzo entusiasta de muchos creadores individuales que florecieron en aquellos oasis de vegetación y, entre las palmeras, algunos artistas supieron alzar su voz que se extendía desde la modernidad hasta el arenal baldío de una España de cultura rancia y trasnochada que detestaba cualquier signo de innovación.


Mosaico 1953. Manuel Millares


Las artes plásticas, la escultura, la arquitectura, la música eran formas de expresión autónomas que pugnaban por avanzar. El esfuerzo de los artistas innovadores parecía una locura controlada como la definía Carlos Edmundo de Ory.

En efecto, era una locura que el poder se esforzaba por controlar, pero las influencias europeas y el arte de vanguardia marcaban los tiempos.

Los artistas españoles recibieron las influencias musicales del dodecafonismo de Alban Berg o de Schoenberg o del futurismo arquitectónico de Sant’Elia. Ciertamente las influencias calaron profundamente en las mentes de los artistas que respondieron con el arte de la palabra, con los pinceles, con el cincel o con el metrónomo y de una parte de la sociedad que lo aceptó, porque el tiempo sigue "e la nave va".



No pretendo entrar en demasiado detalle de la situación artística de la posguerra en España, algunos lo han hecho mucho mejor de como lo pueda hacer yo. Lo que pretendo es comparar la situación de entonces con el panorama artístico actual. Esta comparación revela en primer lugar, el contraste social y económico de los dos momentos históricos.

Al arte de posguerra sólo le cabía un ascenso hacia la modernidad. Salía de unos años de dolor y la creación artística expresaba el lamento por la barbarie cometida, pero al mismo tiempo, se esforzaba por recuperar la modernidad perdida, no había lugar para el juego o la irresponsabilidad. Al arte de posguerra sólo le cabía ascender, una subida difícil pero natural, que había de seguir el orden de los tiempos.

Hoy la situación es opuesta. Asistimos a los ataques del estado de bienestar mientras el panorama artístico actual se menea en medio de unas consignas sensibleras y el arte pulula entre el espectáculo comercial y el juego para ociosos.

Donde había la censura nacional-católica, ahora hay la censura de un puritanismo de raíces anglosajonas. El lenguaje políticamente correcto ha sustituido a la acción directa. El arte de posguerra cuestionaba el poder y hoy, el arte actual en España, goza de unas subvenciones como nunca había tenido.

Un arte subvencionado es un arte dominado. La censura ejercida por el poder durante la posguerra era una losa pesada que limitaba la acción artística. Hoy, esta la losa es la autocensura que se impone sobre el artista abducido por las consignas panfletarias y por el temor de perder la subvención. Con la intromisión de la autocensura y el intervencionismo podemos decir que al arte le cae "la del pulpo".

Este panorama de consignas, sensiblerías, autocensuras y subvenciones hace que al arte actual se encuentre ante un futuro de miseria creativa. Yo auguro una caída de unos setecientos años de decrepitud artística.