San Serapio. Francisco de Zurbarán (1628)
Fueron más oscuros pero
también les sedujo la geometría.
El dolor es extremo pero
se agradece la omisión de la sangre.
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Escribe Bolaño:
ResponderEliminar“Una voz en off cuenta las hipotéticas causas por las cuales Zurbarán abandonó Sevilla. ¿Lo hizo porque la gente prefería a Murillo? ¿O porque la peste que azotó la ciudad por aquellos años lo dejó sin algunos de sus seres queridos y lleno de deudas?”
En todo el Museo de Bellas Artes de Sevilla, no hay una luz comparable a la de un trapo blanco que cubre las partes pudendas del Cristo crucificado de Zurbarán. Ni fuera tampoco.
Un saludo, Francesc
Amigo Luis, siempre fueron maltratados los artistas. Ya se sabe, cualquier persona capaz de poner en el mundo una luz, aunque sea la del trapo blanco, que ilumine las conciencias, será inmediatamente denostada y tendrá que largarse.
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haces un comentario poético sobre la obra,
ResponderEliminarmuy bien,
saludos
Estimado Omar, el arte de Zurbarán no puede sino estimular.
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Siempre me han inquietado bastante las culturas que hacen ostentación de... En general, las culturas que hacen ostentación y basta. Nací aquí y aquí he vuelto, pero tampoco puedo olvidar que he vivido buena parte de mi vida en Italia, así que... Se podrían hacer algunas lecturas en clave religiosa, pero probablemente tampoco sería justo: hay tantas formas de vivir la religiosidad... Aunque siempre me quedaré con la más amplia espiritualidad, que tiende a ser más tolerante y heterogénea por principio. Abrazos.
ResponderEliminarEn la trilogía del barroco sevillano (Zurbarán, Murillo y Valdez leal), no hay nada comparado al primero...
EliminarSalomé, en el San Serapio de Zurbarán se cumple algo que para mi es fundamental: la armonía y proporción por una parte y la expresión por otra. La túnica blanca cumple la proporción áurea casi a la perfección y de ahí deduzco la seducción que este pintor oscuro tenía por la geometría, en cuanto a la expresión no hay más que mirar el rostro del santo y sus manos y agradecer al pintor la forma de cómo ha conseguido expresar el terrible dolor del santo sin pintar ni una gota de sangre.
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Miquel, qué te voy a decir a ti, del barroco sevillano, tu eres un experto. Coincido contigo, yo también prefiero a Zurbarán.
EliminarSalud
Deslumbra y perturba. No necesita sangre, el sufrimiento anda entre los dedos encogidos, se nos va la mirada a las manos de las que parece colgar el hábito.
ResponderEliminarQuerida Amaltea, realmente deslumbra, estos paños blancos de Zurbarán son impresionantes, la expresión del rostro y las manos que quedan fijadas en la oscuridad como una crucifixión virtual.
EliminarNo crees, Amaltea, que nos encontramos muy cerca de Tàpies.
Salud