Cuando el ocaso reviente
y el azar sea benigno,
algún sabio inocentón
de esos que portan un lirio
nos ajustará las cuentas.
Todo cambiará de pronto,
las armas dispararán
pan con aceite y jamón,
los niños serán más buenos
y sus padres generosos.
Desde lo alto del cielo,
con las alas impregnadas,
Ícaro contemplará
que el amor sólo movió
el sol y los demás astros,
pero los corazones que jamás amaron
permanecieron estáticos en las órbitas
equívocas de las tormentas calladas.
los que nunca amaron, tienen por sino un jamás
ResponderEliminarbien lo tuyo, salut
ni jamás los niños serán más buenos, ni los padres generoso....jamás
EliminarMe encantó.
ResponderEliminarExclamo:
Qué buen blog!!!
Andri
Amiga Andri es usted muy amable. Continuamos leyéndonos.
ResponderEliminarSalud