La zéia manía más
que una locura divina, como decían los griegos, era un exceso de razón, algo
que conduce inevitablemente a la locura. En este camino pueden producirse las más
altas expresiones de la belleza.
La razón en tránsito debe conducirse hasta el final, sin
detenerse en las estaciones de la Ventura, de la Moral, de la Complacencia o de
la Presunción.
Claro, la razón llevada hasta las últimas consecuencias, puede parir excelsas obras pero tan desprovistas de emoción que producen una admiración fría y sin arebato, una cosa que desaparece en pocos minutos. ¿Quién recuerda la belleza de una tuerca perfecta antes que el éxtasis que refleja Bernini en una de sus mejores composiciones?
ResponderEliminarPues como no sea en mecánico tornero, no concibo que la pieza fruto del cálculo y la razón, conmueva mi fibra sensible.
Querida Amaltea, enseguida pondré algún escrito sobre Bernini, te aseguro que, a pesar de ser un barroco que se dedica a retorcer columnas, me gusta mucho más que un juego de tuercas. Coincido completamente contigo en cuanto al valor de la emoción. El arte, "rauxa o seny", conmueve.
EliminarSalud
¿ tiene exceso la razón ?
ResponderEliminarHola, Miquel, otra vez por el barrio.
EliminarAlgo habrá que decir de la casa de la bruja que hay en Granvía-Viladomat (la Golferics)
Salud
Gran valor daban los griegos a la locura, de hecho toda creación artística tiene algo de locura, puesto que los cuerdos no crean, sólo reproducen.
ResponderEliminarPuigcarbó.
EliminarSeny i rauxa: Bach i Chagall
Salud
hasta el final!
ResponderEliminarsalud y placer leerte
Querida Mareva siempre es un placer acercarse a tus naufragios.
EliminarContinuamos
Salud
Son estaciones con nombres prometedores ¡¡¡
ResponderEliminarpalabras sabias,
ResponderEliminarun exceso de razón sería 'el amor eterno es una eterna ficción'
¿no?
salut amic
Material sensible, amigo Omar, material sensible.
EliminarSalud