Con la luz del día llega el ruiseñor,
la zarza y la urraca.
Junto con las sombras del atardecer
llega la lechuza.
Vencida la noche arriba el deseo
y atraca en el puerto.
Deberá soplar un fuerte siroco
que rompa amarras,
que apague la boca de la noche ardiente
y oculte la luna,
y la pertinaz coreografía
de los astros cese.
Uñas y caricias, y la seda hipócrita
de la alcoba oscura
te recordarán el tacto del cuero
y del alhumajo
y entre las cortinas, el cascabel triste
del cruel albardán
reirá burlón e inmisericorde
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y es que, qué sería de shakespeare sin sus bufones. quién abrirá puertas a la realidad inmisericorde. gran vuelta, francesc amigo.
ResponderEliminarSí, amigo Kynikos, un mundo de histriones.
ResponderEliminarSalud
Bueno, me gustó el comentario de Kynikos.
ResponderEliminar¡Qué bello!
Me haré asidua a este blog.
Un abrazo!
Gracias Andri, agradezco mucho tus visitas. Kynikos es amable, su blog es un referente de sensibilidad.
ResponderEliminarSalud
Mi habitual torpeza como lector de poesía no me impide sentir, sí, la belleza, pero sobre todo el humor de estos versos, la noche más amplia que se dibuja en ellos. Un abrazo.
ResponderEliminarestimado Sir John, humor con nocturnidad y belleza con alevosía.
ResponderEliminarSalud