jueves, 22 de septiembre de 2011
Manierismo
Situado a un lado del Arno o en la otra orilla, observando el vuelo de las lechuzas que van desde el palazzo Pitti a Fiesole, no logro dilucidar que es lo que me gusta menos, si las pinturas del salón del Palazzo Vecchio, las del Studiolo de Francisco I o los frescos de la cúpula de Santa Maria dei Fiori, tampoco me gustaron los frescos del oratorio de San Giovanni Decollato.
Giorgio Vasari ideó el programa iconográfico de estos trabajos monumentales, fue él quien dirigió los trabajos artísticos e intervino junto con otros pintores en su realización.
Pontormo, Federico Zuccari, Francesco Salviati, Andrea del Sarto, Parmigianino, Baccio Bandinelli, Rosso Fiorentino, Giovanni Balducci y otros artistas, junto con el propio Vasari -factotum de la città- configuraron la pléyade manierista del cinquecento florentino.
Fueron artistas demasiado afectados por las intrigas de la corte de los Medici, por las rivalidades personales y por las directrices de la Contrarreforma.
En la obra de estos artistas se advierte demasiado su carga ideológica, este lastre parece grava en exceso sobre el acto de creación artística. Piensan más que hacen.
Ya Miguel Ángel denunciaba tanta charla cuando se le preguntaba qué era más importante, la pintura o la escultura, y reclamaba que no se perdiera el tiempo con tanta disquisición, que se hablara menos y se obrara más.
Ya sabemos que la historia es un mal negocio, pero al final, el tiempo va juzgando obras y creadores, y así, muchos de aquellos artistas que en su tiempo eran celebridades -cuando Cósimo I de Medici pagaba y mandaba-, hoy son prácticamente desconocidos. El tiempo es inclemente como un dios antiguo.
Pensemos en el propio Giorgio Vasari que ha pasado a la historia más por ser el autor de “Le vite...” que como pintor. Sin embargo no quiero dejar de destacar su obra como arquitecto autor del edificio degli Uffici. Ahí va mi admiración.
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Los manieristas son los que menos agradan a mís facultades visuales. No me gusta lo estilizado de su sus cuellos, ni sus largas manos, ni las faces excesivamente cóncavas...pero es un estilo que está ahí, a la maniera de raffaelo...y como tal se le acepta. salut
ResponderEliminarMiquel, la Contrarreforma hizo sus estragos.
ResponderEliminarSalud
La foto que vi en la red de la Galería de los Oficios es bonita. Bueno, usted como arquitecto aprecia eso mejor. Aunque no hay que ser experto para apreciar lo bello.
ResponderEliminarEstimada Andri, la galeria de los oficios es una obra importante de Vasari, se la encargó Cósimo de Medici y fue algo más que el proyecto de un edificio, pues supuso la creación de un espacio urbano que habría de conectar la plaza de la Signoria, donde se encuentra el Palazzo Vecchio, con la ribera del rio Arno. Vasari acertó con una solución urbanística excelente pues dio al edificio una forma de U, con un porticado que permite el paso desde la plaza al rio. Por otra parte, a nivel compositivo, lo que hizo el arquitecto fue crear un módulo de orden clásico que iba repitiendo por yuxtaposción y detrás de esta fachada se iban sucediendo las estancias en forma y dimensión según convenía, por necesidades o función, se aprovecharon además, construcciones anteriores que quedaban anexionadas al nuevo edificio.
ResponderEliminarSalud