En este ocaso, cuando la
luz se oculta
entre las copas de rumor
pardo,
preferirías que todo
anocheciera,
pero el alba urgente que
mañana despertará
y la algarabía de la
calle te traicionan.
Los contemplas tras la ventana,
todos contra todos, en el
ingente
combate por la provisión
del pan,
pero la sonrisa de fariseo
del vecino
y el beso apócrifo de
Judas les traicionan.
Abasteciste tus alacenas
con el arte
y la razón y tus pasos
anduvieron
por la senda peligrosa,
sorteando
la acometida constante de
neones,
de candilejas y baratijas
que traicionan.
En este ocaso, cuando la
luz apunta
más allá de la aurora y
la humedad
te acerca el aroma del
crisantemo,
observas las fachadas
decrépitas
con sus desconchados que
traicionan.
Me gusta ¡¡¡¡ salut
ResponderEliminarGracias, Miquel, celebro que te haya gustado.
EliminarSalud