Cuando empecé mi práctica profesional tuve que hacer algún trabajo de topografía: levantamiento de planos de terrenos escarpados, replanteo de cimentaciones (180 zapatas) para la construcción de un secadero de papel, etc.
Entonces, el instrumental con el que trabajábamos era rudimentario pero de alta precisión. Utilicé un teodolito Cicorg Butenschon y un nivel de latón sin marca que, según me dijeron, había sido usado por ingenieros y agrimensores militares del ejército de Napoleón, ambos, teodolito y nivel montados sobre trípode de patas de palo.
Tenían aquellos aparatos, sin embargo, una característica que no tiene el instrumental que hoy se utiliza, aquellos aparatos no tenían corrección óptica y cuando mirábamos por el visor del teodolito o del nivel lo veíamos todo al revés. Esto era algo que no presentaba ningún problema de precisión, pues las cosas están a la misma distancia y situadas en un mismo nivel aunque estén patas arriba.
Hoy, los modernos aparatos de topografía, lanzan rayos láser, permiten hacer mediciones por la noche e incorporan un software para pasar los datos directamente a un programa de cálculo o de dibujo y otras muchas prestaciones que no tenían los antiguos taquímetros. Hoy, me dicen los topógrafos y los jóvenes arquitectos, que cuando ejercen su actividad y miran por el visor, ven la realidad tal como es, el paisaje derecho, todo bien colocado y no ven que haya nada que esté patas arriba.
Parece que algo hemos ganado.
domingo, 13 de enero de 2013
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Creo que la visión les engaña, en realidad está todo patas pa arriba, pero el teodolito diabólico les dice que están en lo correcto y que lo correcto es seguir, aunque todo esté patas pa arriba...
ResponderEliminarDeben ser, amigo Miquel, paradojas de la óptica.
EliminarSalud
Que bonito trabajo. Me gustaría ver los instrumentos y mirar a través de ellos!. Hemos ganado en eficacia, pero el mundo patas arriba es mas poético y me alegra que lo hayas vivido.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Querida Tati, nos acostumbrábamos con la poética de un mundo patas arriba y nos llenábamos los zapatos de barro, teníamos que aguantar el sol y las inclemencias del tiempo, ahora también ocurre esto lo que pasa es que ven el mundo tal como es pero también tienen que apechugar con las inclemencias.
EliminarSalud
A partir de hoy seré del Comando implantación de teodolitos; con un único objetivo: darle la vuelta a la realidad.
ResponderEliminarNo voy a decirlo muy alto o mañana mismo ikea venderá kits de autoimplantación en sus miles de tiendas.
Salutem
Querida Piu, implantar un teodolito, ponerlo en estación, era algo muy complicado, requería temple, precisión, sentido del humor y mucha calma. Colocaba el trípode con cuidado, luego con una plomada, tirada desde el centro del aparato, marcaba con precisión total el punto de arranque de todas las mediciones lineales y polares y luego situaba el visor sobre la corona circular, todo bien ajustado para que al dar la vuelta de campana (180º sobre el plano vertical) no se produjeran desviaciones. Después de esto tan bonito y tan poético veías el mundo al revés.
EliminarEl Comando de Implantación de Teodolitos -el CIT- tiene futuro, pues darle la vuelta al mundo quizás sea la única solución razonable.
Salud
Hemos evolucionado técnicamente por eso cada vez hace menos falta el hombre porque ya lo suplanta la máquina.Estoy segura que la eficacia es la misma, todo sigue dependiendo de la destreza y profesionalidad del que mide. Ojalá tuviera yo un teodolito de esos para ver un poco de orden en todo este caos de país.
ResponderEliminarSaludos Francesc.
Querida Bertha, en efecto hemos evolucionado mucho. Si miraras con aquellos teodolitos verías las imágenes invertidas, todo el mundo al revés, no tenían corrección óptica, cosa por otra parte irrelevante ya que tanto antes, con aquellos aparatos, como ahora con los más modernos, la distancia al infierno es siempre la misma.
EliminarSalud
qué interesante...:-)
ResponderEliminarYa ves Còssima, aquellos topógrafos con un instrumental precario y ahora van con una PDA y son capaces de seguir el recorrido de una plaga con GPS.
EliminarPetons
Uno de los motivos por los que me inicié en esta noble profesión de la Topografía, fue por coincidir en una comida, en mi adolescencia a unos ingenieros topógrafos que estaban haciendo mediciones para líneas de alta tensión en el sur-oeste de Madrid.
ResponderEliminarPosteriormente, en mi primera clase en la Escuela de Topografía de Madrid, allá por el año 92, "D. Cesar", me la pintó con toda esa magia y halo que en ocasiones tiene.
Cierto es que a día de hoy como no te vayas a un país del tercer mundo, no se consigue esa soledad y quietud que la naturaleza ofrece.
Pero bueno.. la ciencia ha avanzado, la topografía ha avanzado y practicamente conseguir una medida es apretar un botón. No pasa nada.. nosotros como profesionales en vez de quedarnos en conseguir esa medida, debemos de gestionarla.
Un saludo
Juan Toro
http://interesporlageomatica.com/
He visitado su web y me parece muy interesante. Es interesante divulgar la importante labor que desarrolla la topografía y es interesante dar a conocer el instrumental que nos ha servido en tiempos pasados y con tanta precisión.
EliminarUn saludo