Photo (1932)
Man Ray
Boabdil, el
último rey moro de Granada, sentado en la ladera de un cerro, viendo la ciudad
a sus pies, lloró. El rey moro lloraba por aquello que había perdido. Ya no podrá
sentir jamás ningún goce por Granada.
Junto a él, su madre derrama unas lágrimas de dolor que son, al mismo tiempo, sollozos de egoísmo y lamento por haber perdido la joya más preciada.
Las lágrimas de Boabdil y de su madre son un anticipo del llanto romántico, sus lágrimas son jugos románticos.
El llanto romántico es doloroso, es interesado, es Tánatos.
Pasados más de
dos siglos, en 1705, uno de los últimos Medici, también lloraba escuchando el
Oratorio de San Felipe Neri de Alessandro Scarlatti. Fue, sin embargo, un
llanto reflexivo que nacía de la razón, era un suspiro intelectual, pues en las
notas de Scarlatti hay más orden que arrebato. Las lágrimas del Medici están
provocadas por la emoción que siente ante la perfección de la armonía. Son
lágrimas racionales.
Me parece que todos los llantos están sobrevalorados; una sonrisa me emociona más, sobre todo cuando no es racional sino que sale del fondo del alma.
ResponderEliminarUn saludo
Amigo Dean, parece que existe el gran comercio de la sensiblería lacrimosa, se fomenta la lagrimita y el llanto fácil y llegan a decir que debemos mostrar nuestras emociones más pasionales. Opino todo lo contrario, creo que no hay que andar por ahí haciendo strip-tease con los sentimientos, creo que es de muy mala educación. A mí me gustan también mucho más las sonrisas, tanto si salen del fondo como si no, pero creo que la sonrisa racional es más perdurable, como casi todo lo racional. Entiendo que lo irracional es más efímero, lo cual me parece mucho mejor desde el punto de vista de protección de la especie.
EliminarSalud
me sucedió en una ocasión con un cuadro de Magritte, el imperio de la luz...quedé prendado
ResponderEliminarsalut
Miquel hay obras que te dejan patidifuso y ojiplático.
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Lágrimas para todos los gustos y de todos los colores. De emoción, de dolor y hasta fingidas. Luego están las famosas lágrimas de cocodrilo.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, en efecto hay lágrimas y disgustos para todos los gustos. A aquellas añadimos, como tu dices, las de cocodrilo y yo añadiría las que provoca la cebolla y el bostezo exagerado.
EliminarSalud
No creo que las lágrimas ante la belleza sean reflexivas, porque no creo que el sentimiento pueda ser racional, aunque sí manipulado y racionalizado por intereses.
ResponderEliminarPero en el caso dela estética, creo que es más bien irreflexivo, llevado por la emoción, otro sentimiento no racional y que sí que puede surgir de la educación, pero también ser innato a la persona.
Salud y un abrazo.
Amigo Carlos, coincido contigo en cuanto a que los sentimientos pueden ser manipulados y que la emocion suele desbordarse (sentirse) de forma irracional, pero también te diré que yo he podido sentir un goce estético ante un teorema matemático. Contemplar como se cumplen las relaciones métricas y ver como fluye un discurso estructurado, sea poético o musical, produce un placer imborrable.
EliminarSalud