Observo el
movimiento nervioso de los gorriones que se acercan a las mesas de los
chiringuitos para comer los trocitos de patata frita que se han caído al suelo.
Estos pájaros caminan dando saltitos, son despiertos y vivaces, su color pardo
no presenta ninguna espectacularidad, aprecio más la vulgaridad de su plumaje
que la de las aves exóticas que exhiben sus plumas de colores en los parques
zoológicos o en los reportajes de National Geographic.
Prefiero el pájaro vulgar.
Prefiero el pájaro vulgar.
Contemplo la playa con los bañistas tumbados en la arena y a un vendedor de cocos que va caminando entre los cuerpos tendidos al sol. Escucho las voces de unas amigas que están sentadas en la mesa de al lado hablando de sus cosas. Es un bullicio controlado y mucho más civilizado que el griterío que se produce, con demasiada frecuencia, en los parlamentos.
Las playas
solitarias, deben gustar a muy poca gente y, por esta razón están solitarias y
sin niños.
Prefiero los cuerpos al sol más que las arenas despobladas.
Prefiero los cuerpos al sol más que las arenas despobladas.
Detesto lo exótico, los paisajes solitarios, los barrancos abruptos y las depresiones terribles y peligrosas.
Prefiero el paisaje cercano con presencia humana.
La exclusividad, el snobismo, el alto standing y las altas gamas producen en mi ánimo el mismo efecto que me produce el olor agrio de las cosas rancias.
Prefiero lo común, la vulgaridad, lo corriente y lo general.
No me interesan las extravagancias ni lo oculto ni lo lejano. Lo que queda dentro de la piel resulta oculto para mí, está demasiado profundo. Y más ocultas aún me parecen las creencias en el más allá. Todo lo que está más allá me resulta incomprensible, está demasiado lejos.
Prefiero todo aquello que es material.
Escapa de mi
percepción la magia, lo esotérico, el designio del destino y todo aquello que
se percibe con la adivinación o a través de lo premonitorio y lo profético.
Prefiero lo que se siente con los cinco sentidos o se
deduce con la razón.
Y a todo esto añado que aborrezco la frivolidad del arte por el arte.
Estas formas artísticas no las prefiero.
Chico ¡¡¡ te has levantado en armas ¡¡¡
ResponderEliminarSabes no entiendo de arte, pero hay quien los compra por el objeto (firma) y no por el concepto (forma).
El arte por el arte no se lo que significa, pero lo intuyo.
Dicen que Picasso elaboraba 100 dibujos diarios. Que su manager tuvo que esconderlos en desvanes porque sino su precio bajaría en el mercado...
El interiorista Vee rMeer, no se si pintó 27...a cual más bello...y más valioso, claro.
Y es aquí donde entra mi duda. ¿ se puede ser artista pintando 100 dibujos diarios ? ¿ serán todos de calidad?...O hay que pintar lo justo y necesario...? ¿ y qué es lo justo ?...porque si solo pintas uno y es el ECCE HOMO de Murcia ¡¡¡
En fin, ya me he destorotao.
Salut
Amic Miquel, supongo que hay personas interesadas en comprar obras de arte como si fuera un valor especulativo, debe ser algo así como dedicarse a la filatelia especulativa o al ladrillo que dicen que nunca baja de valor, esto es algo que no tiene nada que ver con el arte. Lo de Picasso no lo sabía, pero no me extraña, dicen que su vitalidad y su actividad creativa era inmensa y en cuanto a que si se puede ser artista pintando más o menos te diré que primero me debo plantear el concepti de "artista" esta es una palabra que se usa con demasiada frecuencia, Josep Pla formula tres preguntas:
Eliminar¿Implica una habilidad y una destreza para ejercer la voluptuosidad que los hombres que no son artistas no pueden realizar?
¿Implica una concepción desahogada y un poco irresponsable de la vida, una forma de estar por encima del bien y del mal?
¿Quiere decir que quienes que son artistas saben dedicarse al hedonismo y al placer y que los demás, por casualidad, carecen de capacidad para ello?
Yo creo que se usa con demasiada frivolidad la palabra artista. De hecho me interesan más las obras de arte que los artistas.
Te diré que ante Vermer me rindo.
Un abrazo
Y como decía el amigo Serrat, prefiero los caminos a las fronteras y una mariposa al Rockefeller Center, etc.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, se trata de dar valor a las cosas sencillas y cercanas, lo digo por la mariposa y no por el Rockefeller Center.
EliminarSalud
Coincido con unas cuantas de sus preferencias. Amo a los gorriones; en las primeras terrazas de El Retiro, en Madrid, hacen lo que dices, buscar pedacitos de patata frita a la inglesa. Y te buscan en la mano las pipas de girasol ya peladas. El otro día hizo lo mismo, para mi sorpresa mayúscula, un verderón. La primera vez que he tenido a un verderón comiendo pipas en mi mano.
ResponderEliminarPrefiero también los jardines a las selvas y el campo. Realmente, el campo sólo me gusta para ir de merienda al monte de Venus.
Salut i Llibertat!
JL
Amigo José Luis, me gusta el gorrión más que el guacamayo; más el pan con tomate que el souflee de calabacín con trufa al vinagre reducido, prefiero la canción del verano antes que un himno exaltado, me gusta más el jardín cercano que los altos valles de los Alpes y una merienda en el patio de mi casa no tiene precio, mejor sin duda que un brunch en un hotel ostentoso de Dubai.
EliminarSalud
yo tengo preferencias también, no obstante creo que es una especie de autocensura porque al ser tan cortita nuestra estancia por sobre la tierra, deberíamos no prohibirnos nada, es decir, nada que esté por fuera de lo bochornoso.
ResponderEliminarun abrazo
Admirado amigo Omar, ya sabes que aporvecho cualquier ocasión para reivindicar el materialismo, la vulgaridad y la técnica.
EliminarSalud
El pájaro vulgar si sigue alimentándose de patatas fritas, quizás mute en una bestia tremebunda. En cuanto al arte por el arte, la banalidad de sus frutos lo dice todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Querida Amaltea. Probablemente el nuevo pájaro mutado será tan vulgar como una patata frita. Y seguramente el arte por el arte es la bestia tremebunda. Ji,ji,ji.
EliminarSalud
Yo también prefiero los gorriones, Francesc, yo también...
ResponderEliminarUn abrazo
Sí Javier, los gorriones y todo lo que podemos apreciar con los cinco sentidos.
EliminarSalud
Francesc, creo que todos preferimos los gorriones, pero quería decirte algo bastante triste. Te has dado cuenta de la poca cantidad que hay?
ResponderEliminarEste pasado verano ni siquiera paseando por los bosques que quedan al lado de las fábricas de las colònias tèxtils del Llobregat, no se ven ni se oyen, ni a ellos ni los grillos. Y en el pueblo casi no hay ni golondrinas. Que pena!, y ahora resulta que están en Barcelona comiendo patatas fritas...
Salutacions
Amic Josep, me gustan los gorriones tanto como el perro vulgar, tanto como la cocina sencilla, el paisaje natural con presencia humana, las playas con gente, y todo lo que no es exclusivo.
EliminarSalud
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCincidencia de gustos, amiga Te de Ternura.
EliminarSalud
FRANCESC ho sento, haig de rectificar.... quan acababa de llegir lo del pardal, hem van trucar a la porta yal no tenir temps de continuar llegint, vaig escriure el sentiment que compartía amb tu per l'ecellet; pero avui entro i llegeixo tot el conjunt del teu article i realment no comparteixo el mateix en quan a les altres coses que cites. Jo prefereixo les sorres solitaries,m'encanta lo exótic. Ni m'agrada la vulgaritat, ni l'exclusivitat,crec en el més enllá perque la vida m'en ha donat probes palpables i ja no tinc cap dubte de que no estem sols i de que el mon invisible que es el CREADOR de tant en tant es deixa sentir si realment estem inmersos en la seva GENEROSITAT. A tot aixó, hi afegeixo els 5 sentits i la raó que son basics per continuar vivint en armonía i felicitat.
ResponderEliminarI per acabar, lo frívol per a mi no es ART.
Una abraçada, cuidat i sigues tot lo feliç que sápigues i et deixin.
Conxita
Amiga Conxita, això ja pasa, viure depressa, haver de deixar un text a mig llegir, anar correns d'aquí cap allà juga males passades.
EliminarQuan jo dic que m'agrada el pardalet és per què és un ocell vulgar, m'agrada tot alló que no és ni exclusiu ni exòtic, no vull per a res els llocs exclusius ni d'alt standing, això ho deixo per a aquells frívols que els agrada el luxe i l'ostentació. M'estimo més veure gent amb nens a la platja que no pas unes sorres desertes sense vida, sóc un materialista convençut i m'agradaria ser-ho més. Penso que més enllà de la pell no hi ha res i que els cors que bategen, ho fan per què unes válvules funcionen be, i crec que quan aquestes fallen, es poden arreglar gràcies a la tècnica mèdica. Crec que la tècnica ens ha donat uns nivells de confort que no tindriem si només haguèssim confiat en el món invisible.
M'agraden les bones xarxes de clavagueram, la bona calefacció i la bona cuina, crec que tot aixó és bo per als 5 sentits. M'estimo més un bon raonament que no pas una premonició o la màgia d'un pètal efímer.
Ah! jo també detesto allò que és frívol; en efecte la frivolitat no té res a veure amb l'art, per això m'agrada Dante, Horaci, Miguel Ángel i Brunelleschi.
Un forta abraçada