La tarjeta de crédito cumple
el canon clásico de la belleza.
Las medidas de los lados de
la tarjeta de crédito tienen la proporción áurea, tal que
b/a = 1,61803... = Φ
Esta proporción llamada número
de oro o divina proporción es la que encontramos en las más bellas obras de arte,
la encontramos en la armonía de naturaleza y en los cuerpos humanos bien
proporcionados, en la estatuaria griega e incluso en los acordes de las
composiciones musicales.
Creo que todos estaremos de acuerdo en admitir la armonía de este rectángulo de plástico, otra cosa es la dimensión de la factura y los desproprocionados beneficios que algunos obtienen con tan bella proporción.
Deberían haberla hecho de forma circular. Hostia dada en comunión al cajero de esta nueva religión.
ResponderEliminarSalud!
Amigo Loam, no la hicieron redonda para que no se escapara rodando.
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cabrón....si que es bella...pero no sabía porqué..
ResponderEliminarcabrón....
Sí que es bella, guarda la misma proporción que el Partenon, algunas partituras de Bach, la perfección de las flores pentámeras, la catedral de Milán, las pinturas del Renacimiento, los bronces de Policleto y el arco del Triunfo de Barcelona.
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aggggggggggggggggggggggggg
ResponderEliminarMiquel, mañana te lo aclaro. Esto de la divina proporción tiene mucha miga, te diré que a algunos les lleva a medirse la altura del ombligo.
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No lo habría imaginado, Francesc, pero la verdad es que las tarjetas son objetos agradables. Otra cosa son, ciertamente, las proporciones de los fondos que la tarjeta tenga detrás; pues, como decía Quevedo, el que tiene a don Dinero «es hermoso aunque sea fiero». Por cierto, ¿también cumple la proporción áurea el D.N.I.? Cojo una regla y lo compruebo.
ResponderEliminarSaludos
Amigo Antonio, el DNI también tiene la proproción áurea. Hay una convención internacional para que las tarjetas y documentos electrónicos de bolsillo tengan estas medidas. Una comisión de expertos y diseñadores determinaron este formato, había entre los expertos unos cuantos estetas afectados por la armonía clásica.
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Sí, desde luego para algunos las dimensiones de la tarjeta es el canon por el que medir. Así le va a la humanidad. Abrazos.
ResponderEliminarSí, querida Salomé, hay un buen número de individuos que utilizan una vara de medir que funciona según la comparación siguiente: "tanto tienes, tanto vales", en esto no cuenta la armonía ni la divina proproción.
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Jajajajajaja... La proporción aurea. Pues no lo sabía. Ni se me ocurriría sospecharlo. Veo que otros lo han tenido muy en cuenta. Listillos...Interesante, Francesc.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, hay diseñadores que están en todo, por descontado que las cuestiones relativas a las proporciones las tienen muy en cuenta, sobre todo si se trata del fomento del consumo.
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No sabes el impacto que me causa ver a un peregrino en el Camino, que muestra sin pudor su Visa Oro, cada vez que paga un bocadillo.
ResponderEliminarBuenas noches.
Amiga Loli, hay personas que sienten un goce muy especial con las proporciones áureas y no pierden la ocasión de mostrar la tarjeta sin pudor.
EliminarAsí las cosas podríamos dicer que se trata de la Visa áurea.
Salud
Te superas, Francesc, te superas, y nos enseñas con la ironía. Ya ves, algunos con un canon de la belleza compran otros cánones de la belleza, ¿no?
ResponderEliminarAmigo Fackel, es cuestión de ir tomando medidas, así puedes encontrar dónde se halla el impostor y dónde se encuentra la belleza.
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