Francisco de Zurbarán (1598-1664)
El amor que mueve el sol y las otras estrellas,
igual que la palabra que se
desvanece en el silencio,
se debilitó en la noche y
moderó el recuerdo,
huyó del claro de luna y de
los acantilados.
¡Oh Belleza!,
¿Qué quería de ti el misterio
romántico,
acaso aquello que el amor te exigía?
"Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".
ResponderEliminarSaludos.
Amic Dapazzi, el amor, la belleza y a veces otros ideales más recóditos, utópicos o elevados han servido para que el hombre confiara en su redención. El caso es que la barbarie persiste. Sólo de pensar en la tragedia de Lampedusa se me ponen los pelos de punta, ni amor, ni belleza, nada de nada sólo hipocresía.
EliminarSalud
El amor lo mueve todo...
ResponderEliminarHasta la cama.
Salut
Sí Miquel, el amor puede llegar a producir sacudidas tremendas.
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