Cuando todo esto se haya
arreglado,
la roca de Sísifo se habrá
desgastado y sólo será un pequeño guijarro que el maldito condenado lo llevará
en su bolsillo mientras pasea por la ladera del monte, caminando entre los
mirtos olorosos, y al atardecer, descansará contemplando el mar antiguo;
el holandés errante habrá
llegado a buen puerto, donde su amada le jurará amor eterno y vivirán más de
una noche de amor y asomados a la ventana contemplarán el mar antiguo;
los cinco panes y dos peces
que se multiplicaron ahora serán tartas Sacher y lubinas al horno que los
comensales degustarán a la sombra de las acacias contemplando el mar antiguo.
En efecto, demasiado bonito para ser cierto: aunque yo soy más de salados y ágrios (esto último no de carácter, obviamente), la Sacher es una de mis debilidades. Aun a riesgo de defraudarte, la lubina no... Si bien no me cabe duda de que la prepararás como nadie. Abrazos.
ResponderEliminarAmiga Salomé, nunca he preparado una lubina y hace mucho tiempo que no como este pescado, prefiero el rodaballo, lo hago con unas cebollitas al horno y es una auténtica delicia.
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me encanta ese aliento de boca al filo del vino y todavía quedan tragedias que romper en el vaso, pero mientras los ojos allí quemando el poema....con una sonrisa-desvelo, -cínicos amantes...
ResponderEliminares subjetivo el comentario, pero tus poemas clavan ahí donde el lenguaje es un estremecimiento
alegría de leerte de nuevo, un abrazo y salud!
Oh Mareva! cuanta ilusión verte otra vez por aquí. Estas tragedias dejan unos beneficios colaterales: los mirtos olorosos, el barco que vuelve cada siete años a la costa y se está aquí amarrado sólo un día, y el milagro de ciertos espejismos.
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Ufff!: esto ya es demasié y encima con estas calorias lo digo por la otra entrada todo el día comiendo y estos postres...Pero si es así como tenemos que vivir cuando todo se haya arreglado?: pués que por mí no se diga pero un trocito pequeño eh!.Que lo mucho empalaga y lo poco amarga...!
ResponderEliminarMe encanta tú sentido del humor y con estas pinceladas de ironía que debajo de las acacias eso es...el no va más.
Feliz domingo Francesc.
Amiga Bertha, no he comido nunca una tarta Sacher debajo de las acacias, yo creo que este no debe ser el lugar adecuado, creo que lo que corresponde a la Sacher es una sala con ventanas orientadas a poniente.
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Cuando todo esto se haya acabado, querido Francesc, las tartas Sacher nos importarán un pimiento (por cierto que en Viena comí una, excelsa, pero al final empalaga). Considera que, entregados a los placeres en ese tiempo en el que todo ha acabado, las lubinas -de piscifactorías- y las Sacher -con exceso de azúcar- ya no satisfarán nuestros elevados apetitos.
ResponderEliminarQuedo a la espera de tus próximos pronósticos.
Un abrazo
Querida Amaltea, la Sacher como todos los pasteles dulces han de tomarse en pequeñas dosis que empalagan. Hace mucho tiempo que no como lubina, ciertamente es un pescado que lo encuentro insulso igual que la dorada, este tipo de pescados deben consumirse siempre que sean salvajes, pero aún así, es conveniente evitarlos, ahora está bien el rape y el lenguado, mientras esperamos que llegue el tiempo del congrio, en abril, en la temporada de los guisantes este pescado es extraordinario, unas tajaditas de junto a la cabeza, con esta carne blanca entreverada tan suculenta, se puede guisar con patatitas y no abusar del perejil.
EliminarDeberé corregir el texto y sustituir la lubina por el congrio.
Salud
gula......
ResponderEliminarAmic Dapazzi, cuando todo esto se haya arreglado, la gula y los demás pecados capitales, ya no serán capitales serán pecados provinciales.
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Y después de degustar tan sabrosas viandas (se me hace la boca océano sólo con ver la ilustración), tal vez saquemos nuestras rocas (ahora convertidas en canicas) del bolsillo y nos echemos una partida.
ResponderEliminarBuen provecho y, salud!
Loam, comeremos a gusto, sin atiborrarnos, que luego es difícil agacharse y jugar a canicas.
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