Retrato de Serguéi Prokófiev
realizado en 1934 por Pyotr Konchalovsky
Cuando Serguéi Prokófiev
compuso el para piano número 3 estaba en un momento de plenitud juvenil. Se
trata una obra vigorosa que empieza con un tema melancólico expresado por el
clarinete, es un aire popular que enseguida se va convirtiendo en juego y
diversión; no tiene ningún movimiento lento, sólo un tema en forma de gavota
antigua que el compositor la presenta en forma de variaciones y contrastes.
Termina el concierto con una enérgica melodía romántica y un vigoroso y
exultante final.
El concierto fue compuesto en
1921 en París, en aquella época muchos auditorios occidentales se disputaban a
Serguéi Prokófiev como interprete de piano.
Prokofiev era un enfant terrible con gran creatividad compositiva, comía bien,
rebosaba vigor y demostraba en sus composiciones una capacidad extraordinaria
para estructurar la materia orquestal.
Mientras tanto, en su país,
la música y el arte en general, sufrían el ataque del stalinismo. La abstracción,
el constructivismo, la música post romántica y todas las propuestas de la
vanguardia artística tuvieron que someterse a la dictadura del realismo
soviético.
Cuando Prokófiev volvió a la
URSS vio como algunas de sus obras eran consideradas “obras superficiales”. En
los juicios públicos de 1948 llevados a cabo por Andrei Zhdanov, mano derecha
de Stalin, se intimidó a los compositores soviéticos, se les hizo adoptar las
tesis del realismo, y se apartaron del panorama musical todas aquellas partituras
que apuntaban un avance o suponían un progreso del lenguaje musical moderno.
Las partituras modernas y complejas fueron eliminadas hasta la muerte de Stalin
el 5 de marzo de 1953, el mismo día que falleció Prokófiev.
No eran enfants terribles ni artistas de vanguardia lo que querían los
jerarcas soviéticos, sin embargo Seguéi Prokófiev supo capear la embestida. Él
fue un enfant terrible pero con él no
pudieron, su obra se mantuvo inconfundible y moderna aunque escribiera para los
jerarcas stalinistas y así lo demostró con su Sinfonía-Concierto de 1951 y con
su Sinfonía nº 7 de 1952, si bien ambas presentan algún tema de resignación
nostálgica, las dos utilizan un lenguaje moderno, original, poético y libre.
La he buscado por internet en spotyfy y me la he puesto.
ResponderEliminarme ha gustado un montón
salut y gracias.
Miquel, Prokófiev es un compositor interesantísimo, tiene obras que son un monumento orquestal. Sus conciertos de piano son muy buenos y tiene otras obras muy recomendables. Me gusta muy especialmente su sinfonía nº 1
EliminarSalud
Qué bueno es venir aquí y aprender.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Andri Alba
Querida Andri, aprender sí, y sobre todo gozar con la música de Prokófiev.
EliminarSalud
Interesante propuesta. Admito que no lo conocía, pero hasta hoy y gracias a ti.
ResponderEliminarAmiga Natacha, es un compositor que recomiendo muy especialmente. Puedes escuchar su Romeo y Julieta o la Sinfonía Clásica, esta obra es magnífica.
EliminarSalud