No hay más que un cuerpo, no hay más que un cuerpo sensible; a veces enfermo, a veces esperpéntico pero siempre empeñado en negar su propia animalidad.
En compañía de la sombra que produce la animalidad vamos andando erectos.
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Y siempre lo niega quién más animal es ¿Porqué será?.
ResponderEliminarAndamos erectos y vivimos en vertical, somos así de rígidos y poco flexibes.
Besos.
Amiga Lou, coincido. Sería bueno que anduvieramos menos rígidos, eso sí, sin llegar a ser tan flexibles como la serpiente que se arrastra en posición horizontal.
ResponderEliminarSalud
Me gusta esta combinación de imagen y palabra en esta cuestión intrínseca.
ResponderEliminarSalud
Gracias, Isabel. Ya ves que a veces las sombras son muy largas y cuando esto ocurre nos embarga la tristeza.
ResponderEliminarSalud
Un toque filosófico que nos conlleva a reconocernos menos perfectos de lo que vanidosamente nos creemos.
ResponderEliminarAl final, solo una especie de sombra tan umbría como peligrosa para los demás seres de la Tierra.
Un abrazo, y gracias por hacernos pensar.
A veces, amigo Enletrasate, hasta las sombras son esperpénticas.
ResponderEliminarSalud
esa sombra tal vez en la muerte es el escupitajo de sangre o los pulmones encharcados, que ahí al final harán santuario-vertedero de tanto que fuimos
ResponderEliminarEsa sombra, Concepto-aparte, es, ni más ni menos, que la ciénaga del muladar.
ResponderEliminarSalud