Los antiguos pueblos de Mesopotamia, Asiría, Babilonia ... tenían un chivo atado a un poste en medio de la plaza. Lo alimentaban y cuidaban. Era una bestia respetada por todos.
En aquellos pueblos celebraban, una vez al año, una gran fiesta. En medio de una gran algarabía, en la que se llegaba a la catarsis o locura colectiva, hacían culpable al chivo de todos los males del pueblo, todas las culpas individuales o colectivas caían sobre él como si de una granizada se tratara.
En algunos pueblos apaleaban el macho cabrío hasta dejarlo aturdido. Si moría lo destripaban y enterraban sus vísceras, la carne y la piel en mil pedazos los colgaban en las ramas más altas de los árboles para que sirvieran de alimento al buitres. Muerto el chivo lo sustituían por otro que debería ser la víctima expiatoria, un año más, hasta la próxima celebración.
Otros pueblos cargaban al chivo con albardas de esparto y las llenaban de piedras untadas con aceite; cada piedra venía a representar un pecado o una iniquidad colectiva y acabada la fiesta azotaban al macho echándolo fuera de la ciudad, ahuyentándolo hacia el desierto, donde moría de pena y de inanición. El pueblo redimido sustituía la bestia y ataba otro chivo bien plantado en el palo de la plaza mayor.
Siempre los hombres han buscado en Mesopotamia, entre el Éufrates y el Tigris alguna víctima expiatoria para cargarla con los pecados de la civilización. Contentos y liberados se quedan los hombres de poder traspasar sus culpas a otro, por más inocente que sea el macho cabrón, y si además se tiene la ocasión de justificarlo diciendo que el chivo es tullido, que tiene las piernas flacas y que se ha cagado llenando de hedor la plaza, entonces la autocomplacencia del pecador será total. Las culpas serán redimidas, morirá el chivo o irá al desierto y, entonces, deberá atar al palo otro macho cabrón hasta la próxima legislatura.
¡Ay! de aquel que, al otro lado del desierto, dé acogida al chivo mal herido.
En aquellos pueblos celebraban, una vez al año, una gran fiesta. En medio de una gran algarabía, en la que se llegaba a la catarsis o locura colectiva, hacían culpable al chivo de todos los males del pueblo, todas las culpas individuales o colectivas caían sobre él como si de una granizada se tratara.
En algunos pueblos apaleaban el macho cabrío hasta dejarlo aturdido. Si moría lo destripaban y enterraban sus vísceras, la carne y la piel en mil pedazos los colgaban en las ramas más altas de los árboles para que sirvieran de alimento al buitres. Muerto el chivo lo sustituían por otro que debería ser la víctima expiatoria, un año más, hasta la próxima celebración.
Otros pueblos cargaban al chivo con albardas de esparto y las llenaban de piedras untadas con aceite; cada piedra venía a representar un pecado o una iniquidad colectiva y acabada la fiesta azotaban al macho echándolo fuera de la ciudad, ahuyentándolo hacia el desierto, donde moría de pena y de inanición. El pueblo redimido sustituía la bestia y ataba otro chivo bien plantado en el palo de la plaza mayor.
Siempre los hombres han buscado en Mesopotamia, entre el Éufrates y el Tigris alguna víctima expiatoria para cargarla con los pecados de la civilización. Contentos y liberados se quedan los hombres de poder traspasar sus culpas a otro, por más inocente que sea el macho cabrón, y si además se tiene la ocasión de justificarlo diciendo que el chivo es tullido, que tiene las piernas flacas y que se ha cagado llenando de hedor la plaza, entonces la autocomplacencia del pecador será total. Las culpas serán redimidas, morirá el chivo o irá al desierto y, entonces, deberá atar al palo otro macho cabrón hasta la próxima legislatura.
¡Ay! de aquel que, al otro lado del desierto, dé acogida al chivo mal herido.
Interesante!
ResponderEliminarGuay! que el 'quítameestaspajas' siempre encuentra un chivo expiatorio
Un abrazo.
Amigo Enletrasarte, cuando la guerra de Irak, envié este escrito a seis periódicos, a la sección de cartas de los lectores, y ningún periódico lo publicó.
ResponderEliminarSalud
NO M'ESTRANYA QUE NO T'HO PUBLIQUESSIN, poses el dit a la nafra.
ResponderEliminarAmic Puigcarbó, els diaris solen parlar de cabrons i jo vaig pensar que també podia contribuir a parlar d'aquests animals però vaig comprovar que els diaris són massa sensibles a la metàfora. Tampoc els interessa la història.
ResponderEliminarSalut
ESCULTURA ASIRIA EN RELIEVE(ADOSADO A UN FONdo) DONDE SE REPRESENTA LA ESTELA DEL REY NARAN-SIM, ES UNA REPRESENTACION MILITAR DONDE SE RECONOCE LA LEY DE LA JERARQUIZACIÓN, PUESTO QUE APARECE EN MAYOR TAMAÑO, RESPECTO AL RESTO DE SOLDADOS, DONDE SE MUESTRA GLORIOSO POR LO VICTORIA CONSEGUIDA.
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