lunes, 14 de mayo de 2012
La arquitectura de las instituciones
La arquitectura ha sido, a lo largo de la historia, un arte al servicio del poder. Esta es cosa conocida y casi casi aceptada. Desde el Príncipe del Renacimiento hasta los desmanes hitlerianos o stalinistas, la arquitectura ha puesto piedra sobre piedra la vanidad de los que mandaban. Todos los poderes políticos y económicos han caído en la tentación de la monumentalidad, de la jactancia, del boato, de la suntuosidad y la pompa de las arquitecturas fatuas y engreídas.
En la década anterior a la crisis, en aquellos años de la era de la ostentación, se hizo un alarde constructivo sin precedentes. No voy ha hablar de intereses económicos, ni de corrupciones, momios y comisiones ilegales, tampoco hablaré de la inutilidad de ciertas infraestructuras. De todos es conocido o sospechado la gran cantidad de dinero que iba a los bolsillos de personajes corruptos y conocemos, también, más de una obra inútil y carísima que nos ha tocado pagar entre todos los contribuyentes. No voy ha hablar de esto. No. Me voy a referir a la calidad arquitectónica de estas construcciones baldías.
Al viejo lema vitruviano firmitas, utilitas, venustas, nuestras autoridades han añadido más vanitas y los arquitectos de campanillas añadieron más mediocritas.
Analicemos pues el lema de Vitruvio:
1) Firmitas. (Solidez).
Las arquitecturas de la era de la ostentación son sólidas, sobredimensionadas, hay más hormigón del debido, más cristal, más acero y más presupuesto y por lo tanto nos han costado más caras.
2) Utilitas. (Funcionalidad y utilidad)
La utilidad de muchas de las obras construidas en la época de las vacas gordas es cuestionable. En la mayoría de los casos se levantaron edificios sin saber para qué servirían. Obras que, una vez terminadas, no han sabido como llenarlas. Se ha ocupado el territorio de forma arbitraria y se han construido edificios insostenibles cuyo mantenimiento es costosísimo.
3) Venustas. (Belleza)
Aquí es donde meto el dedo en la llaga. Afirmo que lo construido es feo de solemnidad. Sí. Aquellos arquitectos que trabajaron al servicio del poder no han respetado ni el orden ni la proporción, se han hecho verdaderas sandeces constructivas y estructurales y la contención y mesura formal han brillado por su ausencia, han sido sustituidas por proezas irracionales. No podía ser de otra manera, pues tanto la contención como la mesura son incompatibles con la ostentación. El orden formal ha cedido a la orden que daba el político de turno y la proporción ha sido sustituida por a la vanidad. Lo que menos importaba era que la arquitectura cumpliera el servicio público que le es requerido o que reflejara el tono artístico que le corresponde, lo que interesaba era salir en la foto del día de la inauguración y ya está.
Así pues, el lema vitruviano corregido y aumentado pasó a ser
ipsum firmitas, parum utile, invenustum, vanitas, mediocritas. (muy firme, poco útil, feo, vanidoso, mediocre).
Queda bien en latín lo que en definitiva es un cúmulo de despropósitos.
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Pues Moneo dice que es la arquitectura es otra naturaleza. Salud.
ResponderEliminar¿Y cómo decirlo de distinta manera para que lo dicho tenga, al menos, parecida contundencia? Es innegable que la megalomanía de sus creadores sólo es equiparable a la codicia de sus patrocinadores. Quizá cabría añadir aún otro calificativo, Francesc: superbia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Javier, cogiditos de la mano andan los unos y los otros, sólo les interesa el boato y la notoriedad.
EliminarSalud
tens raó, queda molt millor en llatí
ResponderEliminarPuigcarbó. Diguem-ho com vulguem, el cas es que ho acabem pagant entre tots.
EliminarSalut
La arquitectura ha sido (también)un reflejo de la época que nos ha traído hasta donde estamos ahora. En latín o en arameo, nos han colado fealdades y oropel a destajo, y lo que es peor, de las burradas que tanta pasta han costado, nadie es responsable.
ResponderEliminarQuerida Amaltea, no les bastó con embolsillarse, tuvieron además la necesidad de plantar la fealdad en medio de las plazas y calles, ah! y todos los demás pagando.
EliminarSalud
Lo primero que se me viene a la cabeza: el EUR, el moderno barrio construido por el Duce en Roma… Un regusto a mausoleo. Y también, a psiquiátrico. Abrazos
ResponderEliminarAmiga Salomé, el EUR es un claro exponente de una arquitectura al servicio del poder, es además un ejemplo de arquitectura fría como un panteón y desproporcionada como las ansias del Duce. Quiero destacar, sin embargo, que con el fascio hubo un arquitecto genial: Terragni.
EliminarSalud
Moneo en declaraciones siguientes al premio reciente habló de la normal relación entre el príncipe, metaforico, y el arquitecto, añadiendo, entiendo para minimizar las críticas al uso, que la arquitectura es una naturaleza. Saludos.
ResponderEliminarLamarderemuée, en un escrito que he dejado en este blog con motivo de la concesión del premio a Moneo, ya dije que a este arquitecto, ya entonces cuando lo tenía de profesor, se le entendía poco.
EliminarMoneo las ha visto de muchos colores, es un gran arquitecto y sabe situarse en el lugar adecuado para decir que la "arquitectura es una naturaleza" en el momento oportuno. Yo opino que la arquitectura es un arte al servicio del hombre y que debe reunir las condiciones que pedía Vitruvio.
sALUD