De existir el túmulo de Polinices, se hallaría situado fuera
de la ciudad, allí donde, según Platón, deben echarse los poetas.
De existir el océano de Florencia, sus aguas bañarían
puertos decididamente naturalistas y concretamente bellos.
De existir la clave del arco iris, sería de piedra
evanescente como son los sueños.
De existir la túnica del rey Midas, tendríamos un ropaje
pesado y rígido que inmoviliza a quien lo viste. La riqueza limita muchos
movimientos.
De existir la espada de Damocles la miraríamos de escorzo
como pende de la crin de un caballo y aborreceríamos toda mesa opíparamente
servida.
De existir un político decente, éste sería el anfitrión de
Alicia.
De existir político decente ¡¡¡ es un oximorón...un imposible, una vana ilusión...Salut
ResponderEliminarAmigo Miquel, de existir un político decente estaríamos en el país de Alicia, en el país de las Maravillas.
ResponderEliminarSalud
me temo que nada de eso existe, sobre todo lo último
ResponderEliminarTodas ellas son recónditas existencias, amic Puigcarbó.
EliminarSalud
debo referir que hablas del político profesional del que dice que es vocacional, estudia, se postula y con arte de verborragia a la que debemos sumar la paparrachada del voto, secreto y universal...ese que cuando llega a los estrados donde se gestan actos que nos afectan, hace distinto a lo prometido (al decir del ex-tupamaro que me gobierna, no hay gobiernos de derecha ni de izquierda, hay gobiernos) y me resultan insoportables.
ResponderEliminarPero no olvidemos que todos somos políticos, por acción o por omisión, por los dichos, por los pensamientos, por los rumbos que tomamos, porque también elegimos, a este, aquel o ninguno
entonces ¿nosotros tampoco somos decentes?
..
acepta mi fraternal discrepancia,
un abrazo
PD --> los versos me han encantado, ufa, por pelearte casi no te lo digo
Amigo Omar, de las recónditas existencias, te diré que la última de ellas, la de los políticos, es a mi juicio la más insignificante, ninguno podría compararse a un océano florentino o al túmulo que Polonices se merecía. Pues bien, cuando cito a los políticos, para mi mal, me refiero a aquellos que alcanzan o pugnan por alcanzar alguna cota de poder, me refiero a políticos al uso.
EliminarSalud
Hola Francesc:
ResponderEliminarsupongo que más vale confiar en Alicia que en cualquier político "profesional" o no, porque tarde o temprano el Poder es la gran tentación, no para extinguirlo junto con el Estado, como querían los viejos bolcheviques, sino para conseguir la miseria de sus fantasías (y ahí quedó en la historia Pepe Stalin con los millones muertos a sus espaldas)
De todos modos, confío y seguiré confiando en la necesidad de la política para servir la causa de los trabajadores y el pueblo, seguiré confiando en la política que aún tenga como único objetivo una revolución que acabe con todo esto que nos han querido vender como democracia y reducirnos a "el electorado" que concurre como corderito cada cuatro años a comprar la mejor marca de detergente o lava vajilla de político que aparecen en las ofertas del Mercadona de la campaña electoral. Si hay un lema que agitaban los del 15M que vale la pena rescatar es "lo llaman democracia y no lo es" (por cierto ¿alguien sabe qué se hizo de la gente que acampaba en Plaza de Catalunya hace un año?).
Hoy es 25 de abril, y hace 38 en Portugal se ponía en marcha algo que en esencia y en existencia nos tendría que hacer reflexionar más allá de la lógica nostalgia "de lo que pudo haber sido y no fue" (Machin-boleros-dixit)
salut,
hugo
Claro que sí, amigo Hugo, deberíamos confiar en la política, porque si no es ésta, serán los mercados. Ocurre, sin embargo, que la erótica del poder corrompe a los más pintados. Yo tengo muy poca esperanza y creo como tu dices que se olivida con demasiada facilidad.
ResponderEliminarAsí las cosas y tal como dije en mi comentario anterior, de las recónditas existencias, te diré que la última de ellas, la de los políticos, es a mi juicio la más insignificante.
Salud