jueves, 26 de abril de 2012

Jacinto Bejarano Galavís y Nidos


Don Jacinto Bejarano Galavís y Nidos era un hombre de gran temple aunque a veces se le escapaba una exhalación de profunda amargura. Fue un presbítero del siglo XVIII que escribió un libro titulado


Sentimientos patrióticos o conversaciones cristianas, que un cura de aldea, verdadero amigo del país, inspira a sus feligreses. Se tienen los coloquios al fuego de la chimenea en las noches de invierno, los interlocutores son: el cura, cirujano, sacristán, procurador y el tío Cochamo.


Don Jacinto, como hombre discreto y buen neoclásico, dijo que hay que escribir sencillamente, daba gran valor a la claridad de estilo, a la simplicidad y al orden.

Dijo cosas muy serias como por ejemplo:

No basta con hacerse entender; es necesario aspirar a no dejar de ser entendido.
La claridad es la primera calidad del estilo.
El estilo es claro si lleva al instante al oyente a las cosas, sin detenerlo en las palabras.
Más vale ser censurado por un gramático que no ser entendido.
Cuando el estilo es obscuro hay motivos para creer que el entendimiento no es neto.

En la literatura del neoclasicismo existió un afán de claridad y de concesión aunque no siempre se lograra. Por lo poco que conozco de la literatura actual casi me atrevo a asegurar que aquellas ansias de claridad parecen haber desaparecido pero, sin embargo, creo que se ha ganado en epítrope y precisión.

10 comentarios:

  1. muertas las abejas de hambre y enfermedad...dijo,
    si no estás contenta, destruiré mis árboles, mieses, viñas y ganados
    ..
    me sabes buscador del estilo, rozando lo clásico...y para nada abogo por otra cosa que no sea el mensaje con claridad (cuestión hercúlea si la hay)
    ..
    interesante nota, un abrazo

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  2. "Más vale ser censurado por un gramático que no ser entendido." . Esta me gusta.

    salut

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  3. Sí, amigos Omar, Puigcarbó i Miquel, como un buen clásico, don Jacinto Bejarano exigía claridad para que todos nos pudiéramos entender mejor.
    Salud

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  4. Actualmente, el estilo se basa en la sencillez y naturalidad en la forma de escribir en la narrativa, mientras que en el ensayo, se busca cada vez más - aunque hay sus muy honrosas excepciones - un lenguaje, más que especializado, para iniciados en un tema determinado, como si se tratase de llegar sólo a un grupo selecto de "entendidos" sobre un druídico misterio.
    Salud, y un abrazo.

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    1. He comprobado, Carlos, que cuanto más enmarañada es la exposición, más pobre es la idea. A veces una verborrea exuberante no es otra cosa que el velo más o menos tupido de una escasez de pensamiento.
      En algunos ensayos, como tu dices, la verborrea es excesiva. Los textos técnicos, donde debería haber rigor y concisión, actualmente se están redactando de forma que todas las justificaciones sean "políticamente correctas" y esto los hace cargantes de tal manera que se produce un abarrocamiento que complica la exposición y puede llevar a interpretaciones peligrosas.
      Salud

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    2. Completamente de acuerdo contigo, amigo Fracesc. Ese barroquismo técnico en el leguaje no deja de ser una forma de defensa y desviación del enfoque del tema a tratar, con un rigor que el autor es incapaz de llevar a cabo.
      Salud, y buen fin de semana.

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  5. Por favor no dejar de citar a Azorín, autor verdadero de los comentarios sobre Bejarano Galavis reproducidos en este blog y sacados de su libro Un Pueblecito.

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    1. Sí, señora o señor anónimo, citaremos a Azorín. Gracias por traerlo a colación.
      Conocí a Bejarano por Pla, luego acudí a Azorín, un placer la lectura de todos ellos.

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    2. Acabo de leer Un pueblecito. Me ha encantado la respuesta de Bejarano al escritor público. Pienso lo mismo que usted, señor anónimo, que era imprescindible en este post citar a Azorín. Saludos

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