Del groc n'hi hagué prou per a fer un ordit de vencills.
Tinta y anilinas sobre papel
Francesc Cornadó
El aristotélico me pregunta si esta pintura debe calificarse de abstracción lírica
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¡Y tanto! Es pura abstracción lírica, sólo hay que ver como late el corazón amarillo.
ResponderEliminarSí, querida Amaltea, a mí también me parece un ejemplo claríssimo de abstracción lírica, aunque el presocrático de la casa me dice que no haga caso al aristotélico, este que siempre busca un armarito para dejar las cosas, que me deje de monsergas y experimente con mirar este cuadro al revés, es decir de manera que quede el amarillo en la parte de arriba.
EliminarSalud
amigo, no entiendo mucho de esto, ¿me disculpas?
ResponderEliminarte mando un abrazo
No problem, Omar. Mirar y dejarse llevar. A lo mejor no se llega a ninguna parte.
EliminarSalud
hay cuadros que sin representar nada, lo dicen todo. . .
ResponderEliminarAmic Puigcarbó.
EliminarHay cuadros que tampoco son nada, como por ejemplo este, y no significan nada y nada representan y no aspiran a nada y son en sí mismos la no representación de nada.
Salud,
No me gusta la abstracción, ni la lírica , ni la geométrica de la Bauhaus ¡¡ salut
ResponderEliminarMiquel, pura comunicación formal. Sabes que me apunto antes a la abstracción que al simbolismo, pero por encima de todo mis admirados artistas del primer renacimiento.
EliminarSalud
Me encanta, definitivamente purita abstracción lírica.
ResponderEliminarClaro que sí, querida Carmen, purita abstracción, aunque el presocrático me ponga palos a las ruedas.
EliminarSalud
Hola Francesc:
ResponderEliminarte debo unos cuantos comentarios y vaya por delante que agradezco tu voluntad de leerme.
el cuadro,
más allá que de una pintura pienso que se ha de opinar en vivo y en directo -el trazo y la pincelada siempre tienen que ver con la concepción de la obra y la fotografía suele hurtarle esa parte- y, aunque sin duda estamos ante una abstracción -quiza entre los materismos del maestro Tapiés y algo en la configuración a lo J.P.Viladecans- en la pintura observo dos planos concretos: el diálogo entre el blanco y el negro insertos o contextualizados por el malva más intenso en la parte superior y el manchón amarillo que preside la parte inferior
así pues,en la parte superior se puede situar lo más racional o cerebral: el negro y el blanco plantean el tema de la relatiividad ya que ninguno de los dos colores prevalece sobre el otro y entre los dos interactúan, sobre todo en esa especie de flecha que va de izquierda a derecha y que marca un poco la frontera entre los dos planos -¿tensión ying yang? no quisiera extremar el esquema porque no tengo el cuadro delante, sólo su reproducción fotográfica-.
sin duda el manchón amarillo protagoniza y preside el plano inferior en ese sentido se puede plantear la apertura de dos temas concretos: 1), es el discurso lírico y, ligado a él, el sustrato irracional que tradicionalmente reserva el amarillo como el color de los locos; 2) el manchón amarillo interroga al discurso racional del plano superior y le obliga a entablar un diálogo y una tensión dialéctica -a lo Hegel se supone-, pienso que allí sí encontraríamos lo presocrático y, sin duda lo temporal y el amor por "la huella dejada" de la que daba testimonio Tápies, ¿lo aristotélico? supongo que estará dado por esa sucesión de cuadrados rectánculos que se van conteniendo a sí mismos y allí es donde pienso que se cuela Joan Pere Viladecans y ese interés por lo geométrico y lo peripatético -tal como concebía lo peripatético el esñor que naciera en Estagira-
¿que resultados se pueden extraer de todo lo anterior? respetando que la percepción del arte como de la literatura es siempre individual e intrasnferible ¡¡afortunadamente!! pienso que, por una parte el cuadro anima a la reflexión sobre lo totalmente verdadero y lo totalmente falso, nada es absoluto y todo puede ser contradictorio; por otra parte siempre es necesaria la irrupción de lo irracional, de lo sentimental y de lo lírico en plano de la expresión estética -lírico poético, lírico musical o lírico en lo puramente artístico, no me animo a incluir lo lírico en lo arquitectónico porque podrías correrme a gorrazos, jejejeje-
finalmente, tanto en el pensamiento como en la creación, tanto en lo racional como en lo creativo conviven en tensión lo aristotélico y lo presocrático.
pido disculpas a tus lectores por la extensión del comentario, pero tu ya me conoces y no puedo, aunque quisiera hacer propósito de enmienda,
nos seguimos leyendo,
salut,
hugo
Amigo Hugo, como ya te he comentado en alguna ocasión, para mí es un placer leer tu blog. Continuaremos.
EliminarEn efecto, Hugo, una reproducción fotográfica o, como en este caso, un scaneado supone siempre una pérdida de los matices que se aprecian en el original, donde, con la pincelada, se puede ver la acción, el gesto, la presión sobre el soporte. Una reproducción viene a ser algo así como la traducción de un texto; ya sabes aquello de traduttore, traditore!, que en el caso de la poesía la traducción es generalmente un acto de traición, así como podría ser la reproducción de una obra plástica que se fundamenta en la gestualidad.
Ante todo debo decirte que admiro la Pintura, que hay obras que llegan a emocionarme -cosa rara en mí- pero jamás he pretendido practicar este arte. Accidentalmente puedo coger los pinceles y trazar algo que pueda semejar una pintura, te diré que cuando lo hago, lo hago con premeditación absoluta, que pinto algo que ya lleva mucho tiempo en mi mente, es algo así como pasar a limpio una idea formal. Por mi formación y mi profesión he dibujado muchísimo y no me refiero sólo al dibujo técnico, recuerdo las clases de dibujo al natural, con carboncillo, con lápices, con tizas y ceras, y después con la práctica profesional los bocetos son constantes e incluso la utilización del color y los pinceles pero ni por asomo pretendo acercarme al bello arte de la Pintura.
Imagínate tu comentario, una disquisición entre el “materismo” de Tàpies y el informalismo austero y monocromático de las composiciones de Viladecans, todo esto escrito por tu pluma bajo mi ínfima reflexión formal -que si abstracción lírica, que si configuración más o menos etiquetada con criterio aristotélico, que si contingencia presocrática-, en fin, un halago que ruboriza.
Sí, hay diálogo de colores, cierta tensión entre el negro, el marronáceo y los obscuros que enclaustran la claridad del amarillo o el blanco. La poesía de J.V. Foix vino a mi mente y en arrebato de ensoñaciones dejó este título:
Del groc n'hi hagué prou per a fer un ordit de vencills.
Del amarillo hubo suficiente como para hacer una urdimbre de vencejos.
Relacionaba las gavillas de trigo dorado, su color amarillo, con el vencejo que las ata, algo así como fibras, ataduras, lacerías, ligazones, etc. No quiero continuar por ahí, pues la obra no significa nada, sólo una acción sobre la lámina de papel en blanco.
Cierto, no podemos renunciar al discurso formal de Tàpies, forma parte de nuestro archivo de formas.
Vino el presocrático y lo cuestionó todo, la acción misma de la informalidad, la situación del color, el orden y el desvarío, incluso la subversión del discurso más o menos lírico. Este personaje que siempre nos habla desde nuestro interior suele mezclar el lirismo con la necesidad, y a partir de esto resulta muy endiablado establecer un orden de “huellas dejadas”, será por esta razón que una vez dejadas las manchas sobre el papel, acabamos encerrándolas con polígonos más o menos regulares, esto también es relativo. Al final, amigo Hugo, sale la vena del arquitecto, je, je, je... el que lo estructura según un orden geométrico, ahora Euclides cuyos Elementos tanto hubiesen complacido al Estagirita.
Como tu dices, nada es absoluto y todo puede ser contradictorio, la plástica y la literatura son así, beben de aquí o de allá, se contradicen, son, en definitiva la expresión de la lucha entre Apolo y Dionisos.
Esto, amigo Hugo, ocurre también en el proceso de creación arquitectónica, ahora viene cuando te corro a gorrazos, je, je, je..., pero además te entiendo, visto el panorama actual de la arquitectura -desde el pop art hasta hoy- menuda nos ha caído, pero aún voy más lejos, en el momento en que un funcionalismo terco substituyó la forma por el dato.
Nos seguimos leyendo
Salud