No sabemos si Le Corbusier estuvo en el lago Titicaca, tampoco si estuvo en la Polinesia.
Lo que sí que sabemos es que aborrecía las algaradas callejeras y no le gustaban los lagos de origen tectónico ni las amapolas.
No sé si Le Corbusier, emulando a Gauguin, viajó a la Polinesia.
A Le Corbusier le gustaba bañarse en el mar y navegar, pero parece que jamás diseñó ningún barco.
La capilla de Ronchamp de Le Corbusier siempre me ha parecido la proa de un barco que surca los mares alpinos.
En muchos países los juncos se han utilizado como material de cubierta de chozas o templos. También para construir barcos y esto, Le Corbusier lo sabía.
Nunca me había parado a pensar la semejanza entre el techo de la capilla y la estructura de las barcas del Titicaca.
ResponderEliminarUn abrazo
Amic Miquel, son semejanzas formales que te hacen pensar. Ya sabes que me fijo en estas cosas y tiendo a analizar las concomitancias.
EliminarAbrazos
Hola, amigo Francesc.
ResponderEliminarLa fortuna, el destino, o lo que fuera, me llevó hasta el lago Titicaca hace ya años. Navegué en esas humildes embarcaciones, las totoras (las cañas del junco), entre las islas interiores. Entonces era un joven mochilero ávido de ver el mundo.
Advertí que todo allí era, en apariencia, de una natural simplicidad, constituía un equilibrio ideal para esas gentes en ese exacto lugar, todo tan distinto de donde yo venía.
Supongo que esa impresión mía tiene mucho que ver con la arquitectura; constituir un equilibrio ideal para las gentes en el exacto lugar que habitan, si no me equivoco esa era también una máxima de Alvar Aalto, esa natural simplicidad que, cuando se quiere imitar, cuesta tanto lograr, buena paradoja. Imagino que la arquitectura consiste en hallar la mejor solución entre las grandes paradojas que enfrenta, hallar la armonía entre los antagonismos.
Le Corbusier arquitecto defendía diferentes postulados de su colega Aalto, pero en alguna cosa se acercaban, por ejemplo en privilegiar lo sencillo frente al ornamento, aunque lo sencillo pudiese tener una estructura peculiar, como esos magníficos ejemplos de Corbusier.
Si Corbusier hubiera estado en el lago Titicaca, habría tenido una impagable fuente de inspiración, seguro, aunque puede que Aalto le hubiera sacado más partido a la experiencia, no sé.
A mí me encantan las amapolas y los lagos, sean de origen tectónico o divino. También me gusta tu visión de los “mares alpinos”.
Abrazo.
Amigo Paco, no conozco el lago Titicaca ni la Polinesia, supongo que en esos lugares se encuentra un conocimiento y unas experiencias impagables, desde luego muy eficaces para combatir nuestro eurocentrismo.
EliminarMe resulta muy difícil entender una arquitectura que no responda a las necesidades del lugar. Aunque soy un admirador de Le Corbusier y conozco muy bien su arquitectura, pero a veces me he cuestionado su obra en Chandigarh, es una arquitectura que me gusta, pero aquellos muros de hormigón me parecen desubicados, los veo más propios de un paisaje mediterráneo.
Admiro muchísimo la arquitectura de Aalto, el empleo que hace de los materiales es magistral y su concepto de adaptación del volumen a la función es el ejemplo de una arquitectura bien hecha.
Tanto Le Corbusier como Alvar Aalto –dos genios del Movimiento Moderno- descargaron su obra de todo lastre de ornamentación.
Abrazos.
A veces hay coincidencias sumamente curiosas. La filosofía zen y el pensamiento de algunas tribus indias tienen puntos en común a pesar de las distancias.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Cayetano, mirando siempre encuentro sorpresas. En la realidad hallamos un sinfín de sorpresas.
EliminarDe la filosofía zen no tengo ni idea, supongo que debe ser algo así como una cosa desprovista de todo aditamento ornamental, como ocurre con la arquitectura racionalista del Movimiento Moderno.
Saludos
Me vas a perdonar, pero he estado mirando más fotos en internet de ese edificio, por si le veía mal en las fotos que nos muestras, y no, no le hace mal las fotos que nos muestras. Simplemente me parece un despropósito de edifico, no le veo la proporción entre un lado y otro, entre las alturas y el espacio de pared dedicado al "casco de la nave". . Me parece que esta ¿descompensado? no se... Solo la vista aérea le hace favor, quizás por que lo hizo para dios, no lo se. Quizas es que no estoy muy capacitado para opinar de arquitectura, tan solo se lo que me gusta y lo que no. Y no miento nunca.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Daniel, Le Corbusier utilizó un sistema de proporciones -el Modulor- que tomaba como referencia las proporciones del cuerpo humano y formaba unas escalas de múltiplos y submúltiplos que aumentaban y disminuían siguiendo la proporción áurea, esto es multiplicando y dividiendo por 1,618… Este sistema de proporciones le resultó muy eficaz y sus obras son muy proporcionadas y producen un gran efecto.
EliminarEsto sin embargo, no ocurre en la capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamp, esta es una pieza inusual en la arquitectura de Le Corbusier. Yo tampoco veo en esta obra el orden y proporción que aprecio en las demás obras de Le Corbusier. Aun así, valoro esta obra por lo que tiene de abstracción y como un objeto escultórico.
Saludos
A veces lo más complejo es lo más simple.
ResponderEliminarFeliz año.
Así es, Pedro, y así lo creyeron muchos arquitectos del Movimiento Moderno.
EliminarFeliz 2022