Hoy contemplamos el Torso de Apolo Arcaico, la escultura mutilada. Un volumen con ausencias que nos estremece y nos abandonamos ante la presencia de un mármol frío. Nuestra mente se dispersa por las ausencias.
Nos preguntamos si merece la pena rescatar cabeza, brazos, piernas y recuperar la imagen perdida y completarla con todos los miembros que el tiempo ha mutilado.
¿Tiene sentido preguntarnos cómo era aquella belleza?, ¿por qué les pareció bello aquel cuerpo completo a los griegos que discutían en la stoa?
El Torso de Apolo Arcaico nos conduce a una reflexión sobre el cuerpo humano, su transformación. Llega la vejez inclemente que degrada la piel más tersa y los músculos del más prodigioso de los atletas. La belleza abandona el cuerpo, pero permanece en las estatuas más frías.
Aunque hayan desaparecido algunas de sus partes, el mármol nos informa del gesto, de la vitalidad y el porte. Se trata de la dignidad portentosa que trasciende.
La
belleza se encuentra en esta dignidad, con independencia del placer que pudo
producir el cuerpo con toda su “complitud” y con independencia, también, de la
reflexión abstracta sobre las ausencias.
Los versos de Rilke y Margarit dieron dimensión a las ausencias.
Todos los cuerpos se deterioran, también los de las estatuas.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, todo acaba.
EliminarLas geologías más compactas acaban reducidas a montones de áridos.
Salud
No tocaría nada de la escultura. És bellísima así.
ResponderEliminarPienso en La Sagrada Familia, y me estremezco.
Un abrazo
No, claro que no, no hay que tocar nada.
EliminarNos quedamos con la poesía del mármol mutilado.
Salud
Siempre me ha parecido un milagro como se puede llegar a trabajar el mármol para sacar estas maravillas de la piedra.
ResponderEliminarLa belleza es algo subjetivo en las personas, hay personas que físicamente no son agraciadas pero poseen un "aura" que les da algo y se nos muestran hermosas. Ese aura al contrario del cuerpo físico con la edad va embelleciéndose, "alumbrando" más...
Un saludo.
Amigo Daniel, son los artistas los que consiguen la maravilla.
EliminarLa belleza tiene muchos componentes.
Tengo una mirada clásica y valoro la proporción de la cosa en sí, es una proporción que, en el caso de las personas, alcanza su manera de ser, su comportamiento, su expresión y su acomodo en el tiempo.
Salud
La perfección imperfecta. Salut !
ResponderEliminarLa perfección mutilada.
EliminarSaludos
Pues sí, tiene sentido preguntarnos cómo y sobre todo por qué era aquel culto a la belleza. Preguntarnos sobre Grecia clásica, en cualquier de sus manifestaciones, sigue teniendo sentido, está en vigor y es una escuela permanente de aprendizaje, a mi modo de ver. Las culturas posteriores tienen una especie de complejo de la ruina. Saboreamos las ruinas, sea una ciudad abandonada o un torso demediado. Y encontramos la belleza perdida y nos regodeamos en la ruina porque no sabemos acceder a la obra completa: preferimos un Partenón tal cual al gran templo completo. Nos sorprendemos si los especialistas nos dicen que la pintura estaba en frisos, en estatuas, en muros, y no solo en las cráteras, por ejemplo. Ciertamente la ruina sigue propiciando en nosotros una visión mistérica, romántica, que por una parte nos insatisface, pero por otra nos alimenta. Solo los especialistas, cuando reconstruyen idealmente una obra antigua, a través de los modernos sistemas de representación virtual, parecen sentirse satisfechos. ¿Tal vez porque dan con las claves de la comprensión de lo que supuso una obra original y sus significados, vinculados a mitos, a poder, a sociedad...?
ResponderEliminarPor supuesto, la contemplación de un torso, que reúne un entendimiento de anatomía pero también de naturaleza psíquica humana -el gesto, la vitalidad, el porte, que tú dices-, se proyecta en nosotros: no solo nos hace meditar, cuando no comparar, sobre la belleza y el vigor sino sobre su pérdida. Sobre la decrepitud, el apagamiento y las limitaciones corporales varias.
En fin, da para una tertulia, así que aplazado el tema, Francesc.
Amigo Fackel, parece que el mundo clásico griego es el sustento se toda reflexión estética, sobre aquellos cimientos se ha edificado la construcción más completa que ha dado el ser humano. Sí, luego han venido cuestionamientos, reflexiones, convulsiones románticas, teorías espurias o inconsistentes, pero el capitel dórico permanece, y lo hace desde su enorme capacidad de soporte de todas las solicitaciones y es capaz de transmitirlas a la tierra.
EliminarLas ruinas son una lección. Las ruinas evocan, nos hacen imaginar. Siempre imaginamos la perfección, creamos tipologías canónicas y asimilamos la realidad al tipo que tenemos en la mente. Es un tipo extra-físico que es mesura de lo que se le ponga por delante.
Delante del Torso de Apolo arcaico imaginamos el cuerpo perfecto. El gesto contenido en el mármol ya es belleza y a ella añadimos la belleza imaginada.
En cuanto al Partenón, repito lo que he dicho otras veces: es el edificio más bello del mundo; hoy es así y no sé si los atenienses que discutían en la “stoa”, perdiéndose en las polémicas sobre las dimensiones de edificio o sobre su coste, eran conscientes de tanta belleza. Tampoco sé si los frisos, las métopas y los triglifos pintados serían tan hermosos como el Partenón completo que tengo instalado en mi mente.
Creo que la representación virtual que intenta reproducir la obra antigua es un trabajo tan admirable como jocoso, cuando menos didáctico, que puede servir para comprender algunas cosas que se encuentran en un lugar distinto de la estética propiamente dicha.
La meditación sobre el Torso de Apolo arcaico me ha llevado a un resultado que espero que se pueda publicar y leer pronto.
Saludos
Y al hilo del comentario sobre el Partenón, ¿qué opinas, Francesc, de la devolución a Grecia de toda la estatuaria robada por Lord Elgin que está en el British Museum, junto a tantas piezas de tantos lugares del mundo que llegaron allí aprovechando el tirón imperialista?
EliminarAmigo Fackel, antes pensaba que todo este material debía devolverse.
EliminarAhora no pienso lo mismo.
Salud
ResponderEliminarLa belleza también es subjetiva. Cada uno la ve y, sobre todo, la siente a su manera. Pienso que a veces se confunde también, con la admiración, con el asombro, no?...
Amiga María Socorro, sí, así es. Cada uno aprecia la belleza según su sensibilidad, su estado anímico en el momento de la contemplación e incluso, diría, según su fisiología.
EliminarHay, sin embargo, un canon clásico de belleza que casi todos admitimos, el canon tiene en cuenta la armonía de las partes, la proporción, la composición... Es muy extraño que alguien no admire la belleza de “La Pietà” de Miguel Ángel o de las suites de violonchelo de Bach.
Hay una mirada romántica que reside en el espectador y tiene que ver con la emoción que este siente. Y hay otra mirada, la del espectador clásico, que tiene que ver con “el objeto en sí” y dice que la belleza reside en la obra.
Mi mirada es clásica, pero tengo mis contradicciones, ahí está Schubert para confirmarlo.
Abrazos.
Para mí es una escultura inspiradora, que sugiere. Permite que nuestra imaginación vuele, pueda uno recrearse en el análisis transportándolo a aquellos tiempos. Por ejemplo ¿qué indujo al artista a realizar esa creación? ¿qué nos hubiese transmitido la mirada de apolo?, tal vez, a través de esa figura amputada podamos descifrar sin necesidad de ver su rostro. En definitiva, es enriquecedor hacerse preguntas que incluso podrían servir para debate.
ResponderEliminarUn placer conocer su blog
Fina
Amiga Fina, este mármol nos hace pensar en la “complitud” de un cuerpo perfecto, -siempre imaginamos lo perfecto- He pensado más de cuatro minutos en la inspiración del escultor que golpeó este mármol, me he preguntado, como tú, qué le indujo a esculpir este torso, he buscado respuestas y he estado pensando muchos más minutos. Cómo eran los miembros mutilados. Está claro que todas estas reflexiones dan mucho de sí.
EliminarPara mí también ha sido un placer conocer tu blog. Continuamos leyéndonos.
Saludos
...Y sin embargo, al admirar la obra, impacta la incorpórea presencia con las referidas ausencias... Muchas gracias, Francesc, por pasar por mi blog. Lo sigo de ahora en más...
ResponderEliminarAmigo Carlos Perrotti, en nuestra mente se construye la belleza del cuerpo entero. Sin embargo este mármol, en su estado actual, ya es un cuerpo bello.
EliminarEstoy encantado de pasar por su blog. Continuaremos en contacto.
Saludos.
Pues a mi no me llaman mucho la atención esas ausencias, veo un torso bien esculpido y rebosante de belleza. Es una lástima que el cuerpo se relaje con los años, sí, nos cuesta asimilar los cambios de las décadas que vamos superando, siempre andamos empeñados en resistirnos a los cambios y la vida tiene sus ciclos, mal que nos pese.
ResponderEliminarUn besito.
Querida Ana, en mi opinión, el torso en su estado actual ya es bello, lo contemplo y dejo correr la imaginación y elaboro imágenes en mi mente. Vuelvo a mirar el mármol y su belleza me sobrecoge.
EliminarEl tiempo pasa, deja huellas en nuestra piel y nuestro pensamiento va cambiando y la vitalidad se va perdiendo, ganamos en experiencia, nos adaptamos como podemos y aprendemos a relativizar.
Abrazos