Jupiter e Io (1530)
Antonio Allegri da Correggio (1490-1534)
Los manieristas ya tenían sus
sospechas, no acababan de creerse eso de que la sustancia divina se encontraba
metida dentro de los mármoles.
La creencia neoplatónica
había perdido furor después de Raffaello Sanzio, la perfección de la obra del
pintor de Urbino ya presenta desconfianza ante l'anima della materia, y los manieristas que le sucedieron
ya no se creyeron eso los hálitos escondidos.
El artista
manierista es escéptico. No cree en las grandes “sustancias” y relativiza.
A la
desconfianza manierista siguió el barroco y décadas más tarde, el racionalismo
de raíz científica, y el artista continuó dudando, intentó encontrar una vía de
expresión y partió de cero, para ello se apartó del relativismo manierista y
dudó:
mi duda soy
yo dudando
y fijó su mirada
en los órdenes clásicos. El artista neoclásico superpuso un orden encima de
otro. El dórico lo dejó en la planta baja, encima dispuso el jónico y remató el
edificio neoclásico colocando el corintio en la planta superior.
El artista
neoclásico basó su estética en la razón y en las normas de la naturaleza. Aquí apareció
una fisura, pues aquel escepticismo algo pesimista de los manieristas se
convirtió en un optimismo forzado, al creer, el artista, que la naturaleza
tiene sus normas.
Y creo, con tu permiso, que si, que la naturaleza tiene sus normas, pero que estas, a diferencia de lo que damos por sentado, no las entendemos.
ResponderEliminarsalut
Miquel, probablemente existe un orden o un equilibrio que hace que las constelaciones no se nos caigan encima y que los pies no nos crezcan como melones, pero lo de normas neturales es como querer reducir la inmensa fuerza de la naturaleza a un reglamento.
EliminarSalud
¡Qué preciosidad!, esa mano, ese beso y ella, como lo abraza.
ResponderEliminarGracias
Querida Lou, realmente es una preciosidad, estos artistas perseguían la belleza. En esye caso el dios transformado en niebla perseguía y al final abraza a la doncella de Argos, sacerdotisa de la Hera argiva, Ío era muy bella pero acabó transformada en una ternera blanca.
EliminarSalud