João de Deus Ramos. retrato de 1878
En los países donde abundan
las nieblas y el frío hace que las gentes se recluyan en el hogar hay más casos
de suicidio que en los países de climas meridionales. Esto ha sido tradicionalmente así,
aunque en los periodos de crisis económica parece que el suicidio se extiende
por todas partes. La muerte autoprovocada también es frecuente en aquellas
tierras que miran al horizonte marino que se extiende por poniente, se produce, en
estas tierras, una especie de melancolía perversa.
Los primeros, los nebulosos,
se suicidan tras una reflexión o un arrebatamiento romántico producido junto al
fuego de la chimenea, no quiero pensar que sea un furor provocado por la poesía
filosófica. Los segundos, los que miran al horizonte de poniente, se suicidan sin demasiada
reflexión filosófica, no quiero pensar que sea tristeza o irreflexión
nostálgica.
Diríamos pues que los
románticos germanos se suicidan después de mucho pensar y que los portugueses
no saben porque se suicidan.
Los que pensaron mucho
acceden al suicidio de una forma irrefrenable, en cambio, los que accedían al
suicidio sin saber por qué, pueden tener un momento de lucidez y no caer en la
fatalidad.
Me viene a la mente el caso
de don João de Deus Ramos, este poeta romántico dado a la bohemia, que cuando
era estudiante, en un momento de furor oscuro decidió
suicidarse, pero enseguida puso el freno.
João de Deus Ramos se
encaramó al acueducto de Coimbra, donde había una estatua barroca de San
Sebastián con el corazón atravesado por las flechas y con el semblante transido
de dolor. El poeta, en un momento de lucidez suprema, arrancó las flechas que el santo tenía clavadas, las rompió en mil pedazos y los
pisoteó y dejó al pie de la escultura una nota que decía: Basta de tanto sofrer!
Después se dedicó a la
pedagogía
Me gusta ¡
ResponderEliminarAmic Miquel, debo suponer que lo que te gusta es la nota escrita por don Joao:
EliminarBasta de tanto sofrer!
Y lo que no te gusta es el vício del suicidio.
Salud
qué interesante
ResponderEliminarCòssima, te interesan esas cosas de los portugueses. ja,ja, ja.
Eliminarpetons
En las oleadas de suicidios, por ejemplo después de la publicación del Werther de Goethe, hay un resorte, no sé como llamarlo, que nos acerca aún más a los animales, una locura colectiva contagiosa. creo que pasa en algunas especies animales, las ballenas sin ir más lejos. ¿Se suicida la gente como una decisión libre y fruto del hastío de vivir? ¿O el suicido es un mecanismo que supera al instinto de supervivencia por algun elemento externo que aún no conocemos?
ResponderEliminarQuerida Amaltea, creo que está demostrado, el suicidio es contagioso. Las autoridades suele ocultar los sucesos de suicidio. Yo creo que las dos cuestiones que preguntas, las dos tienen una misma respuesta: sí.
EliminarSupongo que hay más de los que nos pensamos. Esto del anti-suicidio es una buena vacuna :D
ResponderEliminarMe gusta que lo hayas traido, es vitalista.
Petons.
Si Gemma, el anti-suicidio debe ser como tu dices, una buena vacuna, pero si empiezan a poner por ahí, santos con flchas clavadas y vírgenes dolorosas u otras imágenes con un puñal en el corazón, pues resulta que no contribuyen en nada a la vitalidad.
EliminarSalud
Es un buen motivo este que dices para dedicarse a la pedagogía, pero también veo otra posibilidad, ya que a partir de una representación del mal y del sufrimiento ajeno, no del suyo propio, Joau recobra su dignidad vital, es un corazón ajeno atravesado por las flechas que le hacen decir eso de "basta ya de sofrer". Ese puñal se exhibe como la antesala del dolor y de la muerte, no sé si expresamente pero vacuna a Joau, y lo hace a través de la compasión, tras el horror la compasión, esto lo obliga a luchar, a cambiar su actitud suicida, con el anti-suicidio. Esto para mí es lo que lo llevó a la pedagogía, su despertar a través del mal. Si como propones aniquilamos el mal y el sufrimiento ajeno, existirá en algún momento el bien o la compasión? seríamos todos suicidas si solo existiera el mal, pero no lo podemos aniquilar porque es en realidad lo que también nos impulsa a luchar por la dignidad del bien, si sólo existiera el bien, algún aburrido inventaría el mal para tener un motivo de subsistencia, de lucha mínima, de prosperidad...
ResponderEliminarTengo la impresión de que todos esas imágenes están para defender una vez más la anatomía del bien y del mal, otra vez la compasión, y otra vez el bien: el anti-suidicio.
Petonets.