Fotografía: Joan Fontcuberta
Las
gentes paseaban tristes y desconfiadas. Cada uno sospechaba de su vecino y de
todo aquel que se cruzaba por la calle. Unos hacían gala de su entusiasmo
cuando recibían la consigna para hacerlo y cuando no, se dedicaban a observar a
los demás; otros no se atrevían a opinar ni siquiera sobre el mal tiempo. La
brecha era evidente, en la calle, en las asociaciones, en las familias, en
todas partes se imponía la repetición de lo panfletario o el silencio, sólo se
oía el ruido que venía de una dirección. Una única dirección de las palabras, como
único era el pensamiento dominante, estaba afectando a los hombres y a las
mujeres de aquel pequeño país.
A
unos se les ponían las carnes blandas y en sus labios aparecía una sonrisa
lívida y fofa a otros se les entristecía el semblante. A unos les crecía una
oreja, sólo una, y a otros se les afilaba el perfil.
En
medio de la plaza encontraron una gran oreja, la levantaron y debajo había un
hombrecito, le hablaron del amor y de la concordia y no oía nada, el hombrecito
era sordo.
ONdia ¡¡¡¡
ResponderEliminarTengo preparada una entrada sobre la Información, que le llaman ahora, que no es más que una delación encubierta...
Tengo que , con tu permiso, acercar esta entrada en un link
Muy muy buena
salut
Amic, la recogida de información, su tratamiento y su difusión son cuestiones sensibles; hay que tener cuidado en que no se conviertan en delación, manipulación y adoctrinamiento respectivamente. Me temo que a menudo se confunden los procedimientos.
EliminarSalud
Qué triste padecer del mal de la oreja unidireccional.Imagino que es una clase de sordera maligna, la que impide escuchar otras melodías, como si alguien no pudiera percibir más que el do bajo y estuviera aislado del resto de notas. Imposible sería entonces disfrutar, pongamos por caso, de la novena de Beethoven, o del Crepúsculo de los dioses. Una pérdida de sensibilidad auditiva que arrastrará hacia otras incapacidades sensitivas.
ResponderEliminarConfiemos en que el hombrecito encontrará cura para su mal, antes de que se gangrenen otros sentidos.
Abrazo desde esta apacible tarde sabatina.
Querida Amaltea, creo recordar que la metáfora de la oreja ya fue utilizada por Nietzsche, más adelante, otros malinterpretaron las palabras del filósofo y esto les condujo a un gran desastre.
EliminarEspero y deseo que unos buenos otorrinolaringólogos sabrán poner remedio al mal de la oreja unidireccional. No quiero pensar en una gangrena colectiva inducida.
Abrazos
Ah, debes estar hablando de aquello de la RDA o de la URSS o incluso del franquismo, ¿no? (es que mi ingenuidad no me deja ver ni oir más allá)
ResponderEliminarSí, por supuesto, hablo de algún país de estos, un país que practica el victimismo y que se cree que es más que los demás.
EliminarSalud
El pensamiento único solo afecta a los que carecen de criterio propio y no se dejan adoctrinar. Con estos antibióticos, la oreja queda a salvo y la libertad también.
ResponderEliminarUn abrazo
Amigo Luis Antonio. El criterio se adquiere con el estudio y la buena educación. Viajando y ejercitando la razón. Con estas cosillas uno ya anda suelto y sin que le afecten los adoctrinamientos, las consignas y las banderitas.
EliminarSaludos
hi ha molt mal d'orella arreu.
ResponderEliminarSí, amic Puigcarbó, hi ha mal d'orella, tothom parla i pocs escolten. Un soroll ensordidor, acabrem tots sords o mig boijos.
EliminarSalut
Habrá que ir con cuidado, no sea que haya un espía cada cien metros. Esto se va pareciendo al Berlín de los años 30.
ResponderEliminarUn saludo, amigo Francesc. Como verás he regresado, aunque selectivamente.
Amigo Cayetano, celebro tu regreso, tus comentarios siempre oportunos.
EliminarEn efecto, hay que andar con mucho cuidado, siempre hay quien observa y quien hace listas. Algunos estamos en una lista y también en la otra.
Abrazos
En los pagos del corto de oído, la coprolalia suele erigirse es dios y rey.
ResponderEliminarAmigo El Éxodo, casi siempre se trata de un deseo incontrolado de desinhibición, pero al final no llega a ninguna parte. La brecha continúa, nadie hace un esfuerzo de concordia y mucho menos de amor.
EliminarSaludos