En medio de sus
razonamientos acuosos, Bauman, con la lúcida viscosidad que le caracteriza afirma:
Para que la
búsqueda de realización personal no se detenga y para que las nuevas promesas
sigan resultando seductoras y contagiosas, hay que romper las que se hayan
hecho anteriormente y hay que frustrar las esperanzas de realización. Para un
adecuado funcionamiento de la sociedad de consumidores es condición sine
qua non que entre las creencias populares
y las realidades de los consumidores se extienda un ámbito de hipocresía.
Toda promesa debe
ser engañosa o, cuando menos, exagerada para que prosiga la búsqueda.
Habla de la
fragilidad y del difícil equilibrio y asegura:
La mentalidad acuosa del presente en Occidente es el recambio de la mentalidad opiácea con que la religión y los absolutismos se imponían en la sociedad en otros tiempos. Hoy hay nuevas formas religiosas y autoreligiosas y cada vez más absolutismo "democrático". Ya conoces de mi respeto e interés por los criterios de Baumann, al que he citado en múltiples ocasiones. Lo cual no significa que uno tenga que estar de acuerdo con cada ángulo u opinión de este hombre.
ResponderEliminarSalud y a seguir activando el pensamiento, siquiera porque las neuronas de cada cual lo agradecerán más que la sociedad en la que estamos inmersos.
Amigo Fackel, pasan los tiempos y los dioses van cambiando, ¡son tan efímeros y perecederos!
EliminarLo que antes eran vellocinos de oro, hoy son democracias participativas, todos con pies de barro.
Bauman ha sido un gran analista de la sociedad de consumo, yo echo en falta alguna propuesta, pero tampoco me importa demasiado.
Coincido, que las neuronas no paren nunca.
Salud
Horror al aburriemnto; cambios constantes; sustituir lo comprado hace tres meses por obsoleto...
ResponderEliminarEs lo que predomina. Lo vacío, lo facuo, lo fatuo.
Salut
Amic Miquel, en esto se basa el consumismo, en que las cosas se van consumiendo, y cuanto antes se consumen, más gastan unos y más ganan otros.
EliminarSalud
ESte hombre era el que decía que vivimos en una realidad líquida, porque todo lo que era antes sólido se ha licuado.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, yo me pregunto si ha habido alguna vez una realidad sólida. Creo que hasta las geologías más monolíticas acaban disgregándose.
EliminarSalud