viernes, 13 de enero de 2017

Pedro Berruguete



 
Pedro Berruguete. Salomón (1500)

Pietro Spagnuolo pittore se hizo renacentista en Urbino. Estoy convencido de que si Pedro Berruguete (1450-1503) hubiese permanecido en España, su obra hubiera sido un exponente inteligentísimo del gótico tardío -en España el arte casi siempre es tardío-, pero Pedro Berruguete superó el flamígero y la intolerancia isabelina marchando más allá de los Alpes.
Su viaje a Italia fue una iniciación a la razón, al orden y a la medida. El Quattrocento de la Toscana le facilitó las claves y aprendió las maneras renacentistas.

Pedro Berruguete acudió a la llamada del señor de Urbino, Federico di Montefeltro. Este condotiero, capitán valeroso, asumió el poder tras el mal gobierno y la muerte de su mediohermano Oddantonio. El duque Federico di Montefeltro quiso hacer de Urbino la nueva Atenas y para ello reclamó la intervención de grandes artistas –los príncipes ilustrados siempre llaman a los artistas. Con Berruguete acudieron, entre otros, Francesco di Giorgio Martini, Melozzo da Forli y el arquitecto Luciano Laurana. Todos bajo el universalismo realista de Piero della Francesca construyeron uno de los cimientos más firmes del humanismo.

Aunque Berruguete regresara a la inquisitorial Castilla, fue para siempre Pietro Spagnuolo pittore.
 
Pedro Berruguete. Platón

En la experiencia de Berruguete, encontramos unos precedentes artísticos y creativos que se dan a lo largo de la historia: 
---el viaje a Italia, 
---la asistencia de los artistas a los gobiernos ilustrados, 
---la represión que la intolerancia ejerce sobre la creación artística
---el universalismo.

Hizo el viaje a Italia, como hicieron posteriormente los románticos tudescos que iban en busca de la luz mediterránea y de la razón áurea,  Goethe y Mendelssohn primero y el realista Stendhal después. Algunas mentes incultas y con afán de protagonismo acuñaron, sin embargo, el tópico de la Italia frívola y bullanguera.

Encontramos también la llamada de los artistas a la corte de los gobiernos ilustrados. Sucedió también en la España de la Ilustración. Todo príncipe ilustrado tiene el convencimiento de que, para asistir a su gobierno, necesita la creatividad del artista y sabe que los pueblos sólo pueden acceder al progreso gracias al arte y a la razón.  

Hallamos en la huida de Berruguete un escape de lo tardío, -digo tardío por no decir casposo.

Bajo la presión inquisitorial toda creación artística es doliente, amarga y trágica como la imaginería de los pasos de la Semana Santa. El pensamiento único, la intolerancia, el fundamentalismo son los enemigos más feroces del arte, no persiguen más que romper la cara de las estatuas, eliminar las imágenes. Van contra la inteligencia, atan de pies y manos de los artistas y solo entienden de muerte.

Bajo la maestría de Piero della Francesca, con la estancia de Berruguete en Urbino y con la concentración de genios en aquella pequeña localidad de la Toscana nos encontramos con una irradiación extraordinaria que se expande por todo el continente. Ya sabemos que el Quattrocento no es solamente “urbinesco”, pero sobre las premisas de Piero della Francesca se construyó un universalismo del que saldría el hermético Antonello de Messina y el gran Giovanni Bellini.

12 comentarios:

  1. Magnífica entrada.
    Me ha gustado.
    Salut

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    1. Gracias Miquel, celebro que te haya gustado. He querido hacer esta entrada porque creo que existe una cierta confusión con el estilo y el sentido de la obra de Berruguete, creo que se le encasilla en un lugar que no es el suyo.
      Salud

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    2. La confusión muchas veces viene por causa del apellido. Hay gente que confunde Pedro con Alonso. Y por supuesto, Italia tuvo mucho que ofrecer al pintor español pues ya andaba inmersa en su Renacimiento, mientras aquí seguíamos en la Edad Media, sobre todo mental y cultural.
      Saludos para Francesc y Miquel.

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    3. Sí Cayetano, creo que a veces se confunde el padre (Pedro) con el hijo (Alonso), el primero extraordinario pintor renacentista, el segundo, el hijo buen escultor cercano al barroco.
      El Renacimiento en España fue muy breve, mientras en Italia se desarrollaba el Renacimiento con un gran esplendor y sabiduría, andabamos por aquí con un gótico tardío.
      Cuando vea a Miquel le transmitiré tu saludo.

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  2. Por cierto, te recomiendo ete pases por lo del Enric:

    http://enarchenhologos.blogspot.com.es/

    es tan interesante lo que pone, que creo te gustará.

    Un abrazote ¡¡¡¡¡

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    1. Miquel, he leido la entrada del amigo Enric H. March, como todos sus escritos siempre muy interesantes.
      Salud

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  3. Gracias por la lección, maestro.

    Un abrazo

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    1. Amigo Luis Antonio, ya conoces mi admiración por el Renacimiento. Saludos

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  4. Qué empuje y resolución la del pintor cuando decidió volver, con lo bien que estaba en una Corte de Ilustrados (anticipados).
    Al menos no tuvo que padecer los rigores y desatinos de la contrarreforma.

    Un abrazo

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    1. Querida Amaltea, quién sabe qué le llevó a tal determinación, quizás algún amor o quizás un cambio de aires.
      Abrazos

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  5. Así es, o fue, Francesc, que en España y en Castilla todo resultó tardío, en cierto modo. Naturalmente, tomando como referencia los avances en conceptos y ejecuciones de arte en otros territorios de Europa, principalmente los italianos. Con decir que hay catedrales terminadas en la segunda mitad del siglo XVI y las llaman góticas. Pero lo de Pedro Berruguete es sorprendente. Probablemente si no hubiera viajado a Italia se habría quedado como un artista local menor. Pero revisando su obra ves que en buena parte tiene una factura moderna -otra parte de sus trabajos fue más convencional- por varias características tras las que aparece el autor italiano del momento. Concepción espacial más abierta, la disposición en la escena de las figuras, dominio del retrato, concepto dinámico de la anatomía de los personajes, detallismo en adornos y vestidos, buen juego de los colores si bien dentro de unas tonalidades que no conllevan grandes ni arriesgados contrastes, aunque también se podrían objetar cierto acartonamiento al tratar algunos ropajes. Si en lugar de ir a Urbino se hubiera quedado en la Castilla ya rendida a los soberanos Isabel y Fernando, la posteridad se habría perdido una herencia con una fuerte marca renacentista moderna y sus coetáneos habrían tenido que conformarse con ver la representación de sus temas bíblicos y catequéticos de maneras más modestas. Es curioso que hay obras suyas en muchas partes del mundo, incluidos museos estadounidenses y europeos, en colecciones privadas, en El Prado o en Museo de Escultura de Valladolid, y de manera más cercana a sus orígenes y lugar de vida en Paredes de Nava y Becerril de Campos, en Palencia. Pedro Berruguete nos lleva por inercia a su hijo Alonso Berruguete no solo por el apellido sino por su paso italiano también. Pero Alonso Berruguete, escultor, es punto y aparte, sobre el que no estaría mal que te concentrases y lo trajeras a tu blog. Parte de sus trabajos son de una clara modernidad estética y conceptual, no sé hasta qué punto anticipan el barroco, es un escultor del pathos, y en esa obra ya queda olvidado ampliamente el Medievo que no estaba tan lejano.

    Te felicito por la entrada tan aclaratoria como informada, ahora a por el segundo Berruguete.

    Un abrazo.

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    1. Amigo Fackel, el Renacimiento en España tuvo poca aceptación, no en balde es el arte de la razón y ésta anda muy escasa por estas tierras, donde todo es tardío. A Pedro Berruguete y algún otro artista o literato -pocos- le debemos gran parte del conocimiento del Siglo de Oro, por otra parte poco razonable pero muy bien elaborado. Destaco de Pedro Berruguete su extraordinaria visión por la composición y el detalle.
      En cuanto a su hijo Alfonso te diré que lo considero claramente barroco, anticipado sí, es verdad, pero barroco de concepto y forma.
      Salud

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