Recuerdo el paisaje de cuando era niño,
-todo era más grande entonces-
permanecen en la memoria las casas
de paredes mal pintadas con ventanas
abiertas al campo luminoso.
Los rayos de sol, por las rendijas,
hacían estelas de insectos,
que en las baldosas dibujaban
caligrafías de lectura indefinida,
que poco a poco aprendí a leer.
Las canciones de entonces están presentes aún
y se funden en la mirada de este martes,
y de aquel paisaje hago una biografía
de recuerdos, de arte y de razón.
Contemplo de nuevo
los montes y las arboledas,
que se han alineado dentro del juicio
en un orden perfecto que replica
las perspectivas erróneas de los pintores góticos.
Las colinas y los matorrales
son un calco de feldespato brillante
que flamea bajo el sol y enciende
los sagrarios y las arquetas
que nunca contuvieron nada.
Los pinzones imitan las notas de Litz
y bajo los chopos se deshacen
las sombras, que en el suelo pintan
los óleos de Turner.
Mi paisaje de hoy es el retrato novel
de frescos y de retablos.
Y la naturaleza es la acción teatral
de los cantos de las jóvenes de Mísia,
de las cariátides y los capiteles,
y de los versos perdidos en el mar del Dodecaneso.
Mi paisaje de hoy es el eco del arte,
es su imitación que reverbera
en mi mente en este otoño de ámbar.
Siento, entre la música y los versos
los cuatro golpes del trueno
como lo hacía el destino llamando
con cuatro notas a la puerta.
¡Comprendo el guiño del sabio
que subía al campanario más alto
para contemplar, con los ojos cerrados,
los campos de amapolas!
Aquellos prados eran alternativa
al rojo exacto de Tiziano
y a los verdes de Lorenzo Lotto,
colores que conservo fundidos
entre el poema y los recuerdos
colores que conservo fundidos
entre el poema y los recuerdos
que se extienden por un desierto de meandros.
Con qué matizada belleza se funden en la memoria los colores de este poema. Es maravilloso, Francesc.
ResponderEliminarSalud
Gracias Manuel. La naturaleza imita al arte y esto se comprueba en otoño pero es muy difícil percibirlo en primavera.
EliminarSalud
Ciertamente, en primavera parece más bien al revés.
EliminarVerdaderamente sabes fundir nostalgia y arte..
ResponderEliminarSalut
Gracias Miquel, en la mente se van mezclando la experiencia de la percepción, los colores y el espacio. Puede ocurrir que el paso del tiempo distorsione algunas dimensiones.
EliminarSalud
No lo puedes explicar mejor, todos hemos sentido esa sensación del cambio de dimensiones, según se avanza en la edad.
ResponderEliminar(Aunque creo que es le arte el que imita ala naturaleza.)
Salut i passa un bon ida.
Amic Dapazzi, passa el temps i la nostra percepció de la realitat es va nodrint amb l'experiència. Arribada la tardor, la nostra visió de la realitat ja ha acumulat les percepcions estètiques de les estacions anteriors i llavors la natura que se'ns ofereix als nostres ulls, conté els colors de l'art i amb tot aquest carregament, nosaltres podem assegurar que aquella naturalesa que veiem és un calc de l'obra humana.
EliminarSalut
En realidad somos aquel niño que recordamos al que se han ido añadiendo bofetadas y sinsabores de la vida a los que llamamos experiencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, amigo Cayetano sobre el fundamento de la infancia vamos edificando un caserón que tiene unos ventanales medio abiertos y unas paredes desconchadas.
EliminarSalud
Hermoso, senior Francesc.
ResponderEliminarfuerte abrazo!!
Andri Alba
Muchas gracias Andri. celebro que te guste. Este paisaje de hoy está pintado según las reglas de la perspectiva científica sobre el lienzo de la mente, es más racional que sensual.
EliminarUn abrazo