Deberemos buscar el nombre
de cada cosa
ahuyentar los malos
espíritus y dejar
que poco a poco se ilumine
el peñón
con la luz extranjera del
faro de Alejandría.
Suevos y alanos pisaron las
mismas piedras
y los árboles siguieron
dando los frutos
benignos en cada primavera,
y las mujeres recogieron
las granadas
e hicieron con sus granos,
mosaicos de teselas
rosadas.
Nada debe quedar fuera del
paraíso
ni siquiera aquellos
verdugos
que se han convertido en
víctimas después,
porque el viaje va más allá
de una telaraña de hilos de
plata.
Paso y, sin girar el
rostro,
veo el carro de Apis y a
sus oficiantes.
Lanzo entonces la mirada y
tiendo la caña,
uso anzuelo de acero liso,
jamás el arpón de garfio,
ya que solo pesco los peces
suicidas
del mar Etrusco.
Mientras en los parlamentos
de piedra
loan las tecnologías del
viento,
los combates de marfil
y la locura estéril de las
peñas,
los niños conducen sus
juegos
con una única lengua, la
que saben,
y con sus risas de púrpura
y dientes blancos
han puesto de cara a la
pared
nuestras virtudes
cardinales
y han traído a sus padres del
otro lado del mar.
Debemos mantener la memoria
de maletas de cartón atadas
con cordeles,
recordar los cantos de las
jóvenes de Mísia
y de los ferrocarriles que
circulaban
muy lentos por raíles de
frío,
porque Pérgamo está en cada
esquina,
en el museo del hurto y en
el fondo del saco.
Siempre
fueron los bárbaros
quienes
derribaron los imperios
y
encima de los cimientos del olvido,
encima
de las Arcadias desérticas,
encima
de la testa coronada del rey embrujado,
encima
de las cestas que contenían
las
cabezas que la guillotina cortó,
encima
de los gases de holocausto
y
siempre encima, encima, encima,
encima
de la sangre,
la
reconstrucción.
"Debemos mantener la memoria
ResponderEliminarde maletas de cartón atadas con cordeles," pues si, para no olvidar de que todos somos emigrantes, y muchas veces dentro de nosotros mismos...salut
Querido Miquel, ¡cuán facilmente se olvidan las privaciones! con tanta facilidad como nos acomodamos en la abundancia.
Eliminarsalud
Ya no, Francesc.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier, todo pasa muy deprisa: de una primavera a otra, de víctimas a verdugos y allí donde hubo un campo fértil hay ahora una tierra baldía, y en el trascurso de una vida ves como caen las torres más altas, todo pasa demasido deprisa amigo Javier.
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Después del caos viene el renacimiento de algo nuevo.
ResponderEliminarSaludos feliz fin de semana.
Amiga Bertha, parece que tenemos mucha capacidad para la reconstrucción, pero es el triste sino: avanzar con pasos de paloma y retroceder a pasos de caballo. Creo que algo de eso dijo Nietzsche.
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Querido Francesc, poco más que añadir a lo que tan bien has expresado y no es por ser pesimista pero se me antoja que habrá que pasar un infierno hasta llegar a la última palabra del poema.
ResponderEliminarSalud y feliz semana.
Querida Loli, a lo largo de la historia los infiernos se han ido sucediendo y siempre hemos tenido que reconstruir, a veces a penas se pueden aprovechar las ruinas.
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Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini.
ResponderEliminarDapazzi, supongo que te refieres a los Barberini de Toscana, desde Maffeo (el papa) hasta Taddeo, menudos ellos, un eslabón más del mal negocio de la historia.
EliminarSalud
Un antídoto del miedo, estos versos.
ResponderEliminarMás allá del título, tiene este poema un discurso, incluso caligramáticamente, que a mí me recuerda a cierta poesía alemana; de Däubler, por ejemplo, lo cual no es nada malo, por cierto. Aunque puede que sean figuraciones mías.
Me ha gustado. Gracias. Un saludo muy cordial.
Gracias Antonio, celebro que te haya gustado. Esta apreciación tuya creo que no es una simple figuración, yo no había pensado en este aspecto germánico del poema pero te diré que cuando la escribí, por aquellos días, tenía conversaciones frecuentes con una poeta admiradora de Höderling, poeta que yo también admiro, tanto como Novalis.
EliminarSalud