La textura y el color de la escarola nos informan que nos
hallamos ante un vegetal barroco y cuando apreciamos su sabor ya podemos
precisar que se trata de un barroco italiano.
En efecto, nos encontramos ante un conjunto de volutas, curvas y contracurvas que se disuelven en el espacio que las rodea. Los innumerables rizos de sus hojas se sumergen en el ambiente circundante, se ahuecan en el aire y proporcionan una volumetría fastuosa, inflada y vacía como si se tratara de una arquitectura de Bernini y cuando los cogollos son pequeños, tenemos ante nosotros una construcción de Borromini.
El sabor amargo certifica su adscripción al Barroco Italiano. El punto de amargor de este vegetal tiene una similitud con los aperitivos italianos, los creados por los monjes piamonteses a base de maceraciones de hierbas y flores de ajenjo y hojas de díctamo.
En efecto, nos encontramos ante un conjunto de volutas, curvas y contracurvas que se disuelven en el espacio que las rodea. Los innumerables rizos de sus hojas se sumergen en el ambiente circundante, se ahuecan en el aire y proporcionan una volumetría fastuosa, inflada y vacía como si se tratara de una arquitectura de Bernini y cuando los cogollos son pequeños, tenemos ante nosotros una construcción de Borromini.
El sabor amargo certifica su adscripción al Barroco Italiano. El punto de amargor de este vegetal tiene una similitud con los aperitivos italianos, los creados por los monjes piamonteses a base de maceraciones de hierbas y flores de ajenjo y hojas de díctamo.
Al paladar, la escarola da un sabor higiénico, como el de
los aperitivos amargos del Piamonte, es un sabor alejado de aquellos tonos
dulzones de los aperitivos franceses que con fruición, y mezclados con agua, beben
los marineros de Marsella o los blousons
noires parisinos y que con toda certeza identificaríamos con el barroco
versallesco azucarado.
Nos encontramos pues, ante dos sabores, el amargo higiénico y el dulzón acuoso; igual que nos encontramos ante dos barrocos:
Nos encontramos pues, ante dos sabores, el amargo higiénico y el dulzón acuoso; igual que nos encontramos ante dos barrocos:
1) el
barroco italiano pomposo, mórbido y sensualmente gástrico
2) el
barroco francés que llega a alienar nuestro magín del mismo modo que puede hacerlo
el contenido de la absenta que se encuentra en los aperitivos galos.
Decididamente la escarola estaría en el primer grupo.
Una ensalada de escarola admite salsas elaboradas, como
corresponde a cualquier obra barroca, que requieren, de natural, un fondo
complejo y sofisticado. A la escarola podremos añadirle salsas del tipo romesco, xató, vinagretas consistentes, etc. y se puede acompañar con algún
elemento de salazón.
No es recomendable mezclar la escarola con otras lechugas o
endibias, de hecho no recomendaría jamás poner en un mismo plato la escarola
con otras hojas vegetales, sería algo así como componer una suite barroca
veneciana con elementos de un coral luterano.
La escarola se aleja por completo de la lechuga larga común
o de cualquier otra variedad de lechuga, cuyos contornos son definidos, cuya
textura es concreta, su aspecto es clásico, asentado y sin sobresaltos y su
gama cromática es perfectamente clasificable dentro de una carta de color del
tipo Pantone o RAL; cosa que no sucede con la escarola que es mucho más
compleja y matizada.
La escarola es, sin más, la ensalada de la Contrarreforma.
Jaja, ya no volveré a comer escarola sin evocar esta entrada. Las similitudes habrían puesto verde de envidia al mismísimo A.Hauser, a tu lado, su historia del arte, parece un cuadernillo escolar.
ResponderEliminarUn abrazo
Querida Amaltea, ahora ya se va acabando el tiempo de las escarolas de manera que habrá que aprovechar. Y qué me dices, querida, mira que compararme con A.Hauser un personaje que siempre admiré pero que tenía pinta de no disfrutar demasiado con la ensalada.
EliminarSalud
Jamás me lo habría planteado de esta forma ¡¡¡
ResponderEliminarcojonudo ¡¡¡
a partir de ahora....escarola ¡¡¡
Amic Miquel, la escarola es una forma concluida de la endibia.
EliminarSalud
no se m'habia ocorregut que una senzilla escarola - que m'agrada molt - donés tant de si literariament.
ResponderEliminarsalut
Amic Puigcarbó, tan senzilla que sembla contrastar amb el barroc.
EliminarSalut
muy oportuno! a ver si tenemos una contra-contrarreforma con papa Paco. La escarola la veo muy moderna y sobretodo fractal, y como dices, una invasora espacial.
ResponderEliminarAmiga Kalamar, se han hecho tantas reformas y contrarreformas que todavía continuamos igual.
EliminarLa escarola vegetal fractal, tienes razón.
Salud
Muy buena la semejanza.
ResponderEliminarOtra característica barroca de la escarola frente a la lechuga. Mientras ésta es cerrada y lisa, la otra es abierta y rizada, lo que permite, desde un punto de vista de la iluminación, la formación del "claroscuro", como en los mejores cuadros tenebristas de Caravaggio y Velázquez.
Un saludo.
Amigo Cayetano, escarola frente a la lechuga, algo así como Bernini ante Brunelleschi, buenas aquellas y grandes artistas éstos. Arte desparramado frente arte condensado. Me gusta mucho tu punto de vista, la escarola aporta claroscuros a la ensalada.
EliminarSalud
Entre col y col lechuga.Pero...en este caso escarola preciosa entrada y esta paleta de colores es perfecta.
ResponderEliminarReforma, contrarreforma.Nada de nada siempre qué cambiamos es para pifiarla o a mitad o casi cuando ya tenemos el toro por los cuernos; la cuestión es pifiarla.Nunca se acaba de encontarar el encuadre perfecto.
Espero que este pequeño receso de Semana Santa haya sido tranquilo.
Un saludo Francesc.
Querida Bertha, esta Semana Santa ha sido un oasis de primavera, deseo que tú también hayas tenido unos días de tranquilidad y que te lo hayas pasado bien.
EliminarEn efecto, Bertha, el encuadre perfecto no se acaba de encontrar nunca, ahí está la larga y fatigosa marcha del arte hacia la belleza.
Salud
La escarola puede gritar con orgullo: "los dioses no tienen más sustancia que la mía".
ResponderEliminarSí Manuel, yo he oído este grito. Esto ocurre cuando la escarola tierna aún no ha llegado a su configuración rococó y su frescura se ofrece a nuestras papilas.
EliminarSalud
Magnífica lección de arte, no sólo culinario. Siempre me ha gustado, pero la procuraré más desde ahora.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Antonio, la escarola evoca mundos evanescentes, espacios barrocos y frescura elocuente. ja, ja, ja. Como ya dije, en ensalada, con alguna vinagreta consistente, resulta exquisita.
ResponderEliminarSalud