La escritora Johanna Henriette Trosenier (1766-1838) tenía un hijo misántropo que estaba convencido de que el mundo en el que vivimos es el peor de los mundos posibles.
Autora muy culta, organizaba veladas literarias en la ciudad de Weimar donde asistían, entre otros, sus amigos Goethe y Wieland. Precisamente con Christoph Martin Wieland discutía a menudo sobre el sentido de la poesía. El filósofo pietista era partidario de la poesía didáctica y moralizante. Ella, en cambio, prefería la poesía de Petrarca. En este sentido, Johanna Henriette era más clásica que romántica.
Johanna Henriette Trosenier tenía enfrentamientos frecuentes con su hijo. Ella propensa a la redención por la belleza mientras que él, insistiendo en su pesimismo, aseguraba que la «voluntad» es éticamente perversa, absurda, ciega, irracional y fuente de los grandes sufrimientos de este mundo. Su hijo escribía muy bien, sus textos filosóficos, especialmente “El mundo como voluntad y representación” (Die Welt als Wille und Vorstellung), es, desde el punto de vista literario, un monumento de la lengua alemana de todos los tiempos.
Johanna Henriette Troseinier siempre reconoció la enorme calidad de los textos de su hijo gruñón, aunque nunca compartió las ideas que este dejaba escritas.
Además, Johanna Henriette Trosenier y su hijo acabaron odiándose. Es una pena. Una madre sensible y un hijo filósofo enfrentados.
Creo que la misoginia del filósofo de Gdansk tiene su origen en las desavenencias con su madre.
No sabía de la historia. Lo bueno de ella, es que esta vez el enfrentamiento materno filial es por ideas y no por dinero, como la mayoría de los enfrentamientos familiares que he conocido.
ResponderEliminarSalut
Amic Miquel, el enfrentamiento fue por las ideas, por la manera de entender el mundo. Cuando el conflicto es por cuestiones económicas siempre se podrá solucionar si se tiene el dinero disponible, pero la cuestión de las ideas es casi siempre difícil de resolver.
EliminarSalud
Puede ser, es como la misandria :bien generado por una mala experiencia o como cultura del odio hacia...?
ResponderEliminarEs más antigua que la tragedia y la comedia la misoginia.Se decía de Euripides que jugaba al despiste, las criticaba pero en sus intimidades las disfrutaba ,este doble rasero.Es un conflicto constante en la cultura.
Suele pasar esta falta de afectos en personas sublimes o soberbias...
Un abrazo
Amiga Bertha sabemos de grandes personajes que era unos misántropos empederndidos.
EliminarAbrazos
...en la Cultura Clásica
ResponderEliminarSí, en la Cultura Clásica y también entre los románticos.
EliminarSaludos
No conozco la obra de ninguno de los dos, pero la situación que describes me ha recordado a Kafka y esa relación respeto/odio que tenia con su padre el genial escritor.
ResponderEliminarNo me gustan los "pesimistas profesionales"; Esas personas que generan belleza como propuesta y salto adelante por encima de las miserias son las que hacen moverse al mundo. Nunca ningún pesimista creo ilusión y la ilusión y el optimismo es lo que mueve el mundo, creo yo.
Un saludo
Sí, Daniel, la ilusión es un motor que mueve el mundo.
Eliminar"El mundo como voluntad y representación" es un ensayo ciertamente pesimista, ha influído en muchos pensadores posteriores. Es un libro que me gustó, pero no despertó en mí, ningún pesimismo pero me sirvió para acrecentar mi escepticismo.
Saludos