Uno lo descubre muy pronto, casi siempre en la adolescencia. Descubre si ha nacido para trabajar o si ha venido a este mundo a pasar unas vacaciones pagadas.
Este descubrimiento representa un choque con el principio de la realidad. A unos les produce dolor, a otros euforia y a todos les influye y determina su carácter para toda la vida. Unos reaccionan queriendo cambiar el mundo, dicen que hay que romper moldes, pero resulta que el molde es granítico y de enormes dimensiones.
Después de aquel descubrimiento, las opciones que toma cada uno son diversas y constatan, una vez más, que no todos somos iguales. Los hay soñadores y otros son más materialistas. Unos son embaucadores y otros son los embaucados.
Pasa el tiempo y más adelante, aquellos que solamente se han dedicado a transportar la espina dorsal de aquí para allá, empiezan a padecer la carga de la osamenta que cada vez es más pesada y que las vacaciones se acaban, entonces ven como aquellos otros que debían pagárselas andan un poco más ligeros y cada vez están menos dispuestos a pagar.
Transportando el hueso de la espalda unos se han ajamonado y otros se han amojamado, se rebelan y todos, gordos o flacos, se encuentran que las fuerzas que tenían se han debilitado.
Porque el tiempo, El Inexorable, es el que marca la pauta de nuestras vidas.
ResponderEliminarTodos sin excepción, es el que aplaca los ímpetus.
Y sigo pensando, amic meu, que hay tres edades dentro de "nuestro particular tiempo": la cronológica, la física y la mental, y que si fisicamente, debido a la cronología las fuerzas se debilitan, se ha de estar mentalmente preparado para asumirlo.
Y todo ello y lo que conlleva, con dignidad.
Un abrazo
Sí, Miquel, el tiempo marca la pauta y nosotros, con nuestra voluntad y nuestro conocimiento, elegimos el camino.
EliminarAbrazos
La condición humana. Un mismo destino final para cigarras y hormigas, si bien unas se han dedicado a trabajar para vivir y otras jugaron a vivir sin trabajar.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto es lo que ocurre, trabajar o vivir de la sopa boba, esto lo decide uno en la adolescencia.
EliminarSaludos
Aquí firma uno que tiene vocación de vago, pero no para de trabajar.
ResponderEliminarAmigo Pedro, por lo que dices, no parece que hayas seguido tu vocación.
EliminarSaludos
jajajajajajaja ¡Qué buen dialogo!
EliminarQuizás el Justo medio alcance.
Abrazos a ambos
En mi opinión no es bueno llamar a vago a nadie por su "diferente forma de trabajar". Soy defensor de la protección social al desempleado, no se puede dejar a las familias "tiradas". Pero soy enemigo de quien usa los mecanismos sociales de protección para darse unas vacaciones pagadas por el esfuerzo ajeno. ES decir que si cobras 1000 "aurelios" en el paro y 1200 trabajando debes trabajar, (incluso aunque sea el mismo importe), porque de esta manera el estado deja de gastar 1000 euros en ti recibe 300 de la empresa que te paga. El tomar el desempleo como unas vacaciones es un atentado a la sociedad, a la justicia social y una burla miserable al resto de trabajadores. Se de lo que hablo, por muchas razones que por no alargarme no expondré aquí.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Daniel, la sociedad del bienestar protege y en mi opinión debe proteger al desempleado, si no fuera así nos encontraríamos metidos en la jungla de liberalismo más cruel. Ocurre, sin embargo, que la protección debe estar perfectamente medida y el estado debe evitar el abuso. Si uno tiene capacidad para trabajar y encuentra un puesto de trabajo debe trabajar sin excusas. Si el estado subvenciona a quien no hace nada pudiéndolo hacer, nos encontraremos que, más pronto que tarde, la sociedad del bienestar se hundirá.
EliminarEntiendo que no quieras alargarte, hay miles de razones que explican cómo va el percal, lo sé, yo también he sido empresario con empleados a cargo.
Saludos.
Muy buena reflexión. Cierto: El Estado de Bienenstar está para proteger no para que se abuse de él y mal use. "Vivir de la Sopa boba", "ajamonado", "amojamado" que yo leí "amojonado" por eso de "acojonado". Vaya, todo lo que aprendo en tu casa.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc
Amiga Myriam, pasan los años y unos se ajamonan, se ponen como jamones bien curados; otros se amojaman, parecen tiras de mojama seca caminando enjutos por las avenidas.
EliminarAgradezco mucho tus comentarios.
Abrazos